Quirónsalud
Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur
Dormir mal afecta directamente a nuestra salud física y mental. Impacta en nuestra energía, productividad, equilibrio emocional e incluso perjudica nuestros sistemas cardiovascular, endocrino o inmunológico.
Tener noches de descanso parece a veces imposible, pero, en realidad, tenemos un mayor control sobre nuestra capacidad para dormir bien de lo que pensamos.
La cura a muchos problemas de conciliación de sueño que presentamos podemos encontrarla en un cambio de nuestras rutinas diurnas.
Aquí tienes una breve guía para dormir mejor y estar más activo y descansado durante el día. Sólo tienes que seguir las siguientes recomendaciones:
1. Mantente en sincronía con tu ciclo natural sueño-vigilia.
Cada persona tiene un ciclo natural de sueño–vigilia intrínseco. Si mantenemos un ritmo regular de sueño-vigilia estaremos más descansados que si dormimos el mismo número de horas, pero en horarios dispares.
Intenta ir a dormir y levántate siempre a la misma hora cada día. Esto ayuda a que tu reloj interno se sincronice y obtengas un sueño de calidad.
Escoge una hora fija de acostarte y observa a qué hora te despiertas de manera natural. Mantén en lo posible ese horario.
Si hay alguna noche que te hayas acostado más tarde puedes echarte al día siguiente una pequeña siesta y volver a coger el ritmo previo cuanto antes.
Limita las siestas a un tiempo no mayor de 15 o 20 minutos y procura que no sean tardías y cercanas a la noche. Siestas largas pueden empeorar la conciliación o mantenimiento del sueño por la noche.
2. Controla tu exposición a luz.
La melatonina es la hormona que aumenta su secreción cuando oscurece y nos permite iniciar el sueño, por lo que la exposición a la luz en horas inadecuadas puede alterar nuestro ciclo sueño-vigilia.
Durante el día: exponte a luz solar natural por la mañana, pasa tiempo de tu día en el exterior, paseando, haciendo ejercicio, comiendo… trabaja en sitios cercanos a una ventana o usa luz artificial si no es el caso, pero exponte a luz durante el día.
Durante la noche: evita exponerte a pantallas como mínimo dos horas antes de dormir. La luz azul emitida por las pantallas es perjudicial. Intenta bajar la luminosidad de estas pantallas o lee con una luz tenue. Es preferible que leas un libro a ver televisión. No leas en tablets o móviles.
La habitación debe estar en penumbra y si te levantas a media noche enciende una luz tenue, pero no enciendas luces brillantes.
3. Haz ejercicio durante el día
El ejercicio te ayudará a que duermas mejor y estés menos somnoliento durante el día. El ejercicio debe ser un hábito regular a lo largo de la semana. Es preferible realizarlo al menos 3 horas antes de irse a dormir. Si realizamos ejercicio vigoroso antes de dormir el cortisol dificultara que nos durmamos.
4. Sé moderado en comidas y bebidas:
5. Evita llevarte preocupaciones y estrés a dormir
Cuanto más estimulamos el cerebro durante el día más nos costará desconectar por la noche. Existen ejercicios que ayudan a disminuir el estrés.
Las técnicas de relajación te ayudarán con ello:
6. Prepara un buen ambiente para dormir:
Evita ruidos en la habitación, mantén una temperatura de entre 21 y 23 grados, procura tener un colchón confortable y evita usar la cama para cosas que no sean dormir o mantener relaciones sexuales. No se debe ver la tele en la cama, comer, trabajar…
¿Qué hacer si me despierto por la noche?
Espero que todos estos consejos os sirvan para dormir mejor.
Para dormir bien nuestra temperatura interna (la temperatura de nuestros órganos) debe disminuir. Este descenso es esencial para conciliar el sueño.
Cuando estamos despiertos nuestra temperatura corporal es más alta, pero durante el sueño disminuye para que nuestros órganos internos, los músculos y nuestro cerebro, puedan descansar y recuperarse.
La temperatura corporal depende del calor generado por los órganos internos y los músculos, y también depende de la disipación del calor a través de las manos y los pies, zonas con muchos capilares sanguíneos.
Por lo tanto, durante el día nuestra temperatura interna es alta y durmiendo baja, pero la temperatura de la piel de las manos y los pies sigue justo el patrón opuesto: es baja durante el día y alta durante la noche.
En todos nosotros, cuando empezamos a dormir, el calor se disipa a través de las manos y los pies y eso va seguido de cambios en la temperatura corporal. Por lo tanto, si ayudamos a iniciar este proceso nos resultará más fácil quedarnos dormidos. Para activar este interruptor de sueño debemos reducir la temperatura corporal interna y aumentar la cutánea. Detallo a continuación algunos métodos que se ha visto que tienen resultados.
Uno de los métodos efectivos para ello es ducharse o bañarse 60-90 min antes de irse a dormir. Igualmente, como alternativa, podemos simplemente meter los pies en agua caliente un rato antes de ir a dormir.
¿Y si me pongo calcetines para dormir? Mucha gente que siente frio en los pies se pone calcetines para dormir, pero lo que podremos observar es que llevando calcetines toda la noche nuestro sueño es de peor calidad.
Llevar calcetines y mantener los pies calientes tiene sentido para mejorar la circulación de la sangre, pero no debemos dormir con ellos puestos. Esto bloquea la disipación del calor corporal que necesitamos para conciliar el sueño. Si los pies permanecen calientes, será difícil reducir la temperatura interna y por tanto esto no favorecerá el sueño. Por tanto, una bolsa de agua caliente en la cama previa a dormir o llevar unos calcetines debe ser solo un rato antes de ir a dormir y quitarlos en el momento de ir a acostarse.
Otro factor importante para regular nuestra temperatura corporal es la temperatura ambiente de la habitación donde dormimos. Si la temperatura ambiental de la habitación es muy elevada, sudaremos más de lo necesario, de tal manera que se producirá una disipación del calor excesiva por transpiración y dormiremos peor e incluso podremos resfriarnos por el descenso considerable de la temperatura corporal. La temperatura elevada de la habitación también suele llevar aparejado un alto índice de humedad y eso evita la disipación del calor por los pies y las manos reteniendo el calor y produciendo un sueño de mala calidad. De la misma forma que si la temperatura de la habitación es demasiado baja puede que sufras de mala circulación de manos y pies y eso impedirá dormir por falta de disipación del calor.
Por tanto, para tener un sueño reparador es recomendable aplicar estas pautas que ayudan a regular la temperatura corporal y así mejorar nuestro descanso.
¿Qué es la parálisis del sueño y cómo prevenirla?
Una experiencia de parálisis del sueño puede resultar aterradora para el que la sufre, pero hay una explicación científica para ello.
Te despiertas por la mañana y notas una incapacidad total para mover tu cuerpo, sólo puedes mover los ojos… "¡estás paralizado!". Puede acompañarse de una sensación de peso sobre el pecho, sensación extraña de que alguien está en tu habitación; incluso como si alguien te tocara, notas un olor… intentas hablar… ¡pero no puedes! Te invade una sensación de angustia mientas intentas inútilmente moverte…hasta que todo pasa al cabo de unos segundos o algún minuto que se te hace eterno.
Estos episodios que parecen sacados de una película de terror los sufren los humanos a lo largo y ancho de la historia y en las diferentes culturas.
Los síntomas que conforman la parálisis del sueño, considerada una parasomnia, producen una alteración de la movilidad de la persona, de su percepción, su pensamiento y estado emocional durante la transición entre la vigilia y el sueño.
Es una experiencia que tiene un 8% de la población sin asociarse a otras patologías. En cambio, las personas con algún trastorno de ansiedad, con depresión, trastorno bipolar, apneas del sueño, TDAH o que toman antidepresivos la padecen en un número mayor. Igualmente, personas con narcolepsia lo presentan más frecuentemente.
Por sí misma, la parálisis del sueño es inofensiva, pero cuando es algo que ocurre con mucha frecuencia, puede generar tensión o malestar en quien la padece.
¿En qué consisten las parálisis del sueño?
Cuando dormimos y estamos en fase REM o MOR (movimientos oculares rápidos), que ocurre con más frecuencia hacia la segunda parte de la noche, nuestros músculos están paralizados, pero nuestro cerebro está muy activo, casi igual que cuando estamos despiertos. En esta fase es cuando más se producen nuestros sueños. La parálisis muscular durante esta fase del sueño es un mecanismo preventivo para que no "actuemos" nuestros sueños; sino que sólo los imaginemos mentalmente. La parálisis del sueño consiste en que llegamos casi a "despertarnos" mentalmente durante esta fase mientras el cuerpo continúa paralizado.
En esos momentos el mundo de los sueños se presenta como si fuera real. Es una experiencia pseudoalucinatoria.
¿Cómo prevenir estos episodios?
1. Siempre que estén asociados a un trastorno de ansiedad u otra entidad psiquiátrica o en el caso de la narcolepsia, se hace necesario el tratamiento de la patología que lo provoca.
2. Mantén unos horarios regulares de sueño y duerme suficientes horas cada día. Las restricciones de sueño provocan un rebote del sueño REM en la noche siguiente, con un aumento de probabilidad de que sufras estos episodios.
3. Practica ejercicios de relajación o meditación antes de dormir.
4. Reduce la ingesta de alcohol y revisa la medicación que tomas con tu médico por si estuvieran precipitando estos episodios.
5. Puedes probar la terapia congitivo- conductual con un psicólogo especializado en sueño cuando estas parálisis del sueño no se acompañen de otras patologías.
6. En casos muy recurrentes y que generan mucho distrés pueden recetarse antidepresivos tricíclicos.
Un niño durmiendo plácidamente nos produce sensación de paz y en esos momentos decimos: "parece un angelito durmiendo". Pero ¿qué ocurre cuando un niño no duerme ni descansa adecuadamente por la noche?
Aunque creamos que mientras nuestros hijos duermen están completamente desconectados del entorno y sin actividad alguna, lo cierto es que su actividad cerebral es impresionante y su organismo está trabajando duro para tener un desarrollo y crecimiento adecuados, siendo una de las muchas tareas implicadas, y además muy importante, la consolidación de la memoria.
Este proceso implica que las experiencias y aprendizajes producidos durante el día serán procesadas durante la noche para afianzar lo que es importante para el desarrollo y eliminar todo aquello que no es útil, implicando igualmente una regulación de las emociones y del estado de ánimo.
De la misma forma, una noche de sueño adecuado permitirá al niño funcionar bien durante el día: podrá estar atento en el colegio, podrá memorizar, podrá regular mejor sus emociones y estará con un estado de ánimo más favorable.
Debemos tener en cuenta que durante la infancia hay un montón de cambios mentales y físicos que ocurren a gran velocidad durante un periodo corto de tiempo y el sueño juega un papel crucial en estos procesos.
Uno de ellos es la regulación hormonal, pues las hormonas necesitan indispensablemente del sueño para aumentar o disminuir sus niveles en el organismo. Como ejemplo conocido por todos es el hecho de que la hormona del crecimiento aumenta su secreción poco después de comenzar el sueño profundo, por lo cual es muy importante que el niño consiga un sueño eficiente.
Para que los niños tengan un buen sueño os explico algunas de las pautas que pueden mejorarlo. Aquí el papel de los padres es crucial para conseguir inculcar pautas y hábitos que harán que ellos mismos sepan qué deben hacer para dormir bien:
En el caso de que presente frecuentes terrores nocturnos, episodios de sonambulismo, ronquidos, abundantes despertares o pesadillas, será recomendable acudir a una unidad de sueño para su valoración.
Uno de cada cinco españoles duerme menos de lo que debería y, de éstos, uno de cada tres toma pastillas para dormir.
¿Existe un método más efectivo y duradero a largo plazo para tratar el insomnio?
El insomnio supone un factor de riesgo para la aparición de enfermedades psicológicas, neurológicas, cardiovasculares y metabólicas. Su impacto en el día a día de la persona incluye cambios en el estado de ánimo, merma en la concentración, atención y rendimiento.
Los estudios muestran que dormir menos de cinco horas aumenta de manera significativa la posibilidad de padecer todos estos problemas.
¿Con qué soluciones contamos para afrontar el insomnio?
Tenemos en el mercado diversos fármacos para afrontar los problemas de sueño, pero su aplicación está enfocada para intervenciones en momentos concretos y limitada en el tiempo.
Los problemas surgen cuando se toman de manera continuada en el tiempo, perdiendo finalmente su efectividad y exponiendo a la persona a los efectos secundarios tan nocivos para la salud. El paciente a la larga estará "intoxicado" con la medicación, presentando un enganche a la misma. Aparecen síntomas diurnos como alteración de la memoria, fatiga, somnolencia, falta de concentración, así como dependencia, tolerancia y síntomas con la abstinencia.
En contraposición a la toma de fármacos hay una técnica ampliamente estudiada que, a diferencia de las pastillas, tiene un efecto satisfactorio a largo plazo y sin efectos secundarios.
Todas las asociaciones médicas dedicadas al estudio y tratamiento del insomnio recomiendan la terapia cognitivo conductual para el insomnio (conocida con las siglas TCC ).
¿En qué consiste este tratamiento?
Está indicado en el tratamiento del insomnio persistente.
Se centra en abordar los aspectos comportamentales y cognitivos referentes a nuestro problema de sueño. Pretende ajustar y cambiar pensamientos erróneos y creencias falsas acerca de lo que es el insomnio. Ayuda igualmente a cambiar comportamientos erróneos y mal adaptativos que adquirimos al padecer de insomnio por unos más funcionales.
Si tenemos esta solución a nuestro alcance… ¿por qué la gente sigue tomando pastillas?
La pastilla supone una solución fácil de adquirir y de aplicación rápida. En cambio, la TCC supone seguir un tratamiento a lo largo de 6-8 semanas incluyendo aproximadamente seis sesiones bajo la supervisión de un experto en este campo lo que implica un esfuerzo e implicación del paciente que no todos están dispuestos a cumplir. No obstante, este esfuerzo personal, realizado correctamente durante el tiempo de la terapia, redundará en un efecto beneficioso para toda la vida.
Se añade también el hecho de que son pocos expertos formados en este campo lo que limita la posibilidad de los pacientes de tener acceso al mismo.
Los distintos componentes de la terapia incluyen, en primer lugar, el historiar de manera completa y detallada al paciente para tener una idea clara de qué tipo de insomnio padece, así como descartar otras patologías médicas o del sueño que deban ser tratadas específicamente.
Se valorará su salud psicofísica, situación clínica, fármacos que toma, antecedentes familiares…
Respecto al insomnio en concreto, estableceremos el tipo, duración, severidad, síntomas acompañantes, etc. para poder iniciar un abordaje terapéutico adecuado.
Se recogerán datos sobre sus hábitos de vida y los hábitos relacionados con su sueño. Igualmente sobre pensamientos y actitudes relacionadas con el insomnio.
Las sesiones incluyen pautas de higiene del sueño, se establecen horarios concretos y regulares para acostarse y levantarse, conductas a seguir para afrontar los periodos de vigilia durante la noche, restricción de horas en cama, técnicas de relajación y meditación para relajar el cuerpo y la mente, técnicas para afrontar el estrés que genera el insomnio y se trabaja cómo cambiar pensamientos negativos y distorsionados sobre el insomnio por otros más adaptativos. Se instruye al paciente paso a paso sobre cómo implementar dichas pautas.
En caso de que el paciente esté tomando pastillas para dormir y quiera dejar de tomarlas se aplicará una pauta de deshabituación paulatina de las mismas para conseguir retomar un sueño más fisiológico y natural, consiguiendo al mismo tiempo tomar un control propio sobre el manejo de su sueño.
Durante este tiempo se trabajará con el paciente lo que se llama "educación en sueño". Esto implica informar y tratar con el paciente temas sobre el sueño que le van a permitir entender cómo funciona nuestro organismo frente al mismo, qué factores tiene que tener en cuenta de su propio organismo y del entorno que permiten regular esta función tan crucial para nuestro bienestar. Incluye, entre otros, el papel de la melatonina, el ciclo luz-oscuridad, temperatura corporal y ejercicio físico, conocer nuestro cronotipo….
El objetivo del tratamiento es mejorar tanto la calidad como la cantidad del sueño, reducir la angustia y la ansiedad asociadas con la falta de sueño y mejorar el rendimiento durante el día.
Este tratamiento permite enseñar al paciente a reconocer y utilizar las pautas y consejos aprendidos para adaptarse a aquellas manifestaciones residuales que puedan presentarse después de la terapia o en momentos de recaída.
Está comprobado que la TCC tiene una mayor eficacia que los medicamentos para el tratamiento del insomnio a largo plazo.
Blog acerca de buenos hábitos a la hora de ir a dormir, higiene del sueño, consejos para dormir mejor, tratamientos del insomnio y otras patologías relacionadas con el sueño.
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