Quirónsalud
Blog de la Dra. Fernández-Nieto. Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
En Medicina, el término diagnóstico diferencial hace referencia a la necesidad de distinguir enfermedades diferentes que presentan un síntoma común a ambas. Esto sucede en todas las especialidades médicas. En la especialidad de Alergología es aún más frecuente porque nuestra especialidad no tiene un órgano concreto de estudio, sino que abarca todo el ser humano: su piel, su sistema digestivo, su aparato respiratorio etc. Por esta razón, muy a menudo, nos llegan a nuestra consulta, pacientes con síntomas que, finalmente resultan estar relacionados con otras enfermedades cuyo origen no es la alergia. Algunos de esto síntomas son:
Pero estimado lector, tenga en cuenta que, ante cualquier síntoma agudo o crónico que nos llame la atención, debemos consultar siempre al médico.
Y, finalmente, nunca, nunca, te quedes sin preguntar o consultar nada antes de salir por la puerta de la consulta.
"Antes pensábamos que nuestro futuro estaba en las estrellas. Ahora sabemos que está en nuestros genes". Son palabras del biólogo James Watson, unos de los descubridores de la estructura del ADN. En el año 2003 se completó la secuencia del genoma humano, aunque no se conocen de forma pormenorizada todas sus funciones
En el caso de las enfermedades alérgicas -rinitis, asma, alergia alimentaria…-, se acepta la existencia de múltiples genes, con efectos sumatorios que interaccionarían con el medio ambiente del individuo y otras exposiciones para causar como resultado la enfermedad alérgica.
Durante muchos años se extendió la llamada "hipótesis de la higiene", que pretendía explicar el aumento en la prevalencia de las enfermedades alérgicas relacionándolo con una menor exposición a los gérmenes durante los primeros años de la vida. Esta teoría hoy día ya no se contempla pues la explicación a ese hecho parece más compleja.
"La interacción con el medio ambiente" se debe entender como un concepto amplio que abarque el clima, las exposiciones a aeroalérgenos del sitio donde nacemos y vivimos (animales, pólenes, ácaros, hongos, etc.), la comida que consumimos, los fármacos que tomamos, los tóxicos a los que estemos expuestos (tabaco, contaminación...), etc.
En ese sentido, la exposición al tabaco de forma prenatal y durante los primeros años de vida se ha correlacionado con una menor función pulmonar y un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias infecciosas o el asma.
Existen algunas estrategias intervencionistas cuya eficacia sí tiene evidencia científica. Entre ellas, la fundamental y más importante en las últimas décadas es la de la introducción precoz de los alimentos más alergénicos: leche, huevo, pescados, frutos secos, etc, antes de los seis meses de vida del lactante. Varias asociaciones científicas de Alergología y Pediatría así lo aconsejan. Consulte a su alergólogo para cada caso particular.
Respecto al uso de los llamados probióticos todavía no hay una clara evidencia científica como para recomendar su uso, según las guías de las sociedades científicas de Alergología.
¿Y qué sucede con la alergia a los animales? Se han sucedido diferentes corrientes de opinión a lo largo de estos años: las que decían que tener un animal en el hogar protegía de padecer rinitis o asma, y las contrarias. Por el momento, parece que tener o no un animal en casa no modifica esa tendencia, ni en un sentido ni en el otro. Sí parece proteger frente a la rinitis o el asma el criarse en un entorno rural rodeado de animales y vegetación desde el período prenatal.
Por último, un aspecto interesante para el futuro: la alergia alimentaria y respiratoria está aumentando en las personas mayores (por encima de 60 años). Hasta ahora el diagnóstico de estas patologías era más frecuente en niños y adolescentes, pero en los últimos años está aumentando en las personas mayores. La explicación puede residir tanto en factores externos (contaminación, industrialización, cambios en los hábitos dietéticos…), como en los propios de las personas mayores y sus cambios fisiopatológicos.
Queridos lectores, con este post, nos despedimos hasta después del verano. Les deseamos un feliz descanso y los animamos a vacunarse contra el coronavirus.
Estimad@s lector@s:
Esperamos que estos duros meses de confinamiento los hayan pasado con salud y que ustedes y sus familiares estén bien.
La llamada "desescalada", es decir, la reducción de las horas de confinamiento ha comenzado. En primer lugar, es necesario hacer algunas aclaraciones:
1.La desescalada no significa que el coronavirus ya no esté entre nosotros.
2.El coronavirus sigue entre nosotros, pero el confinamiento ha posibilitado contener, en la medida de lo posible, los contagios para que el sistema no estuviera aún más colapsado de lo que ha estado.
En este sentido, debemos seguir las normas de las autoridades del país y comunidades autónomas. Utilizar siempre mascarilla y lavarse las manos de forma muy frecuente, además de respetar la distancia de 2 metros entre personas. Esa distancia es de afecto por los demás, mírenlo así.
Respecto a las consultas de alergia, existen especificaciones concretas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Y, además, cada hospital tomará las medidas necesarias encaminadas a la atención con seguridad para el paciente y los profesionales de los distintos servicios médicos.
Esta pandemia ha puesto de manifiesto que la telemedicina es ya una realidad con grandes aplicaciones y excelentes soluciones. Por lo tanto, muchas de esas consultas podrán realizarse de forma telemática, sobre todo para pacientes de alto riesgo.
En relación con las pruebas de alergia, como en otras pruebas médicas, se han tomado medidas para evitar contagios, tanto del paciente al personal sanitario como a la inversa.
En este sentido, siempre que sea posible, el paciente debe acudir sólo a las consultas. Debe evitar acudir a la realización de pruebas si presenta cualquier síntoma sugestivo de infección: tos, fiebre, febrícula, dolores musculares, pérdida de olfato, etc, o si ha tenido contactos próximos con el coronavirus.
En el área de respiratorio, las pruebas de función respiratoria como la espirometría o las provocaciones bronquiales puede que no se comiencen a realizar hasta que las instalaciones de los servicios se adecúen a los estándares de seguridad marcados para estos casos. Todo ello encaminado a evitar contagios.
Durante estos meses, la inmunoterapia con alérgenos, la conocida vacuna, ha sido interrumpida por la mayoría de los pacientes, debido al riesgo que conllevaba acudir a los centros de salud para su administración. Es hora, pues, de ponerse en contacto con sus alergólogos para consultar la pauta a seguir.
Por último y, no menos importante, NO abandonen nunca su tratamiento pautado: inhaladores para el asma, antihistamínicos, etc. Aunque todavía no hay conclusiones sobre la Covid-19, sí sabemos hasta ahora que, aunque las personas alérgicas o con asma no tienen mayor riesgo de infectarse, si un asmático contrae la enfermedad, sí tiene más riesgo de desarrollar un cuadro más grave.
Sigan las medidas de precaución, eviten los lugares concurridos y las salidas a la calle en las horas de mayor polinización (consulten las concentraciones de polen en la página de su comunidad autónoma o en seaic.org). Y NUNCA duden en consultar con su médico ante cualquier empeoramiento
El huevo y la leche son dos de los alimentos que causan alergia con mayor frecuencia entre los niños; la buena noticia es que hasta un 85 por ciento de los casos estas alergias se superan sobre los 6 años de edad. Los síntomas normalmente ocurren entre minutos y horas después de ingerir huevo o leche, o alimentos que lo contienen. Los signos y síntomas varían de moderados a graves y pueden ir desde habones y urticaria hasta congestión nasal, vómitos y otros problemas digestivos. Incluso, en ocasiones, estas alergias pueden causar cuadros de anafilaxia.
Tanto la yema como la clara de huevo contienen proteínas que pueden causar alergia, pero habitualmente la proteína más problemática es la de la clara. Sin embargo, una vez diagnosticada la alergia, es importante evitar la ingesta de huevo en todas sus formas. En cuanto a la leche, la más habitual es la alergia a leche de vaca, pero la leche de otros mamíferos como oveja, cabra y búfala también puede causar alergia.
Hay factores de riesgo para la alergia al huevo y a la leche, como son la dermatitis atópica o los antecedentes familiares de alergia alimentaria, asma o rinitis.
Para el diagnóstico de estas alergias, lo fundamental es una buena historia clínica ya que, en algunos casos lo que el paciente identifica como una alergia es en realidad una intolerancia (como ya explicamos en el post "Intolerancia vs alergia alimentaria".
Una vez establecida la necesidad de estudio, las primeras pruebas que se realizan son pruebas cutáneas en prick, que se pueden realizar en bebés sin ningún tipo de problema. En ocasiones será también necesario un análisis de sangre para medir la respuesta del sistema inmune a las proteínas de leche y/o huevo (a veces la historia clínica es muy sugestiva pero las pruebas cutáneas son inconclusas o negativas).
En algunos casos se realiza una provocación con leche y/o huevo. Esto se realiza en dos tipos de situaciones: bien cuando en la primera consulta todas las pruebas son negativas, o bien en consultas sucesivas de seguimiento, cuando las pruebas se han negativizado tras meses de evitación del alimento.
En cuanto al tratamiento, la única forma de prevenir los síntomas de alergia alimentaria es la evitación de los alimentos que dan problemas, así como de los productos que los contengan.
El alergólogo, tras el estudio, le pautará medicación de rescate para los casos de ingesta accidental, que lamentablemente en niños se dan con cierta frecuencia en el colegio, en las fiestas de cumpleaños o cuando éstos se quedan al cuidado de personas que no están familiarizadas con su alergia. Es posible que le recomienden el uso de antihistamínicos, corticoides o incluso autoinyector de adrenalina para los casos y reacciones más graves.
Algunas herramientas para la prevención de estos incidentes pueden ser:
-Leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos.
-Tomar precauciones extra al comer fuera y preguntar la lista completa de ingredientes del plato que queramos comer.
-Utilizar un brazalete o collar con la información del diagnóstico de alergia alimentaria.
Fuentes ocultas de productos que contienen huevo:
-Chucherías.
-Mayonesa.
-Merengue.
-Productos horneados.
-Alimentos rebozados.
-Mazapán.
-Glaseados.
-Carnes procesadas.
-Tartas y natillas.
-Aderezo para ensaladas.
-Muchas pastas.
-Bollería y algunos panes.
Varios términos indican que se han utilizado productos con huevo en la fabricación de alimentos procesados, entre ellos:
-Albúmina.
-Globulina.
-Lecitina.
-Livetina.
-Lisozima.
-Vitelina.
-Palabras que comienzan con «ova» u «ovo», como ovalbúmina u ovoglobulina
Las fuentes obvias de las proteínas que ocasionan la alergia a la leche son los productos lácteos, entre los que se incluyen los siguientes:
-Leche (entera, semi o desnatada).
-Mantequilla.
-Yogur.
-Helado y cremas heladas.
-Queso y cualquier alimento que lo contenga.
La leche puede ser más difícil de identificar cuando se usa como ingrediente en alimentos procesados, como los productos horneados y las carnes procesadas. Las fuentes ocultas de leche incluyen lo siguiente:
-Suero de leche.
-Caseína.
-Ingredientes con el prefijo "lact" (como lactosa y lactato).
-Golosinas, como el chocolate, el turrón y el caramelo.
-Polvos de proteína.
-Saborizante artificial de mantequilla.
-Saborizante artificial de queso.
-Hidrolizados.
Por último, añadiremos que las dietas de evitación de determinados alimentos (leche, huevo, etc) en la alimentación de la madre mientras está gestando o durante el período de lactancia no tienen efecto preventivo de esta alergia. Lo que sí se ha demostrado es que la introducción precoz de los alimentos en los niños, incluso antes del cuarto mes de vida, puede tener un efecto preventivo en la aparición de alergias alimentarias.
Finalmente, siempre consulte a su alergólogo ante cualquier duda sobre alergia alimentarias.
Más información: Participación de la Dra. Arochena en en canal #HacerlaCompraCon, sobre Qué son las alergias e intolerancias alimentarias.
Seguro que conoces a alguien que tenga alergia al polen, o a los ácaros, o al pescado, la leche, la aspirina... La alergia se ha convertido en un problema global, que aparece en muchos aspectos de la vida cotidiana, en general haciéndola algo más engorrosa. Aunque no es una enfermedad nueva, si existe en general gran desinformación sobre como manejarla, sobre los tratamientos posibles, y sobre los estudios que se deben llevar a cabo para un buen diagnóstico. Creemos que es fundamental que el paciente esté formado e informado en este tema, y con ese objetivo en mente hemos puesto en marcha este blog.
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