Quirónsalud
Blog de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
Nos ha parecido relevante, hablar de nuestra Unidad de Cefaleas en los primeros posts de este blog por varios motivos. El primero, dar a conocer su recorrido y los servicios que ofrece para que los pacientes puedan conocer con detalle su estructura y funcionalidad. El segundo, por la importancia de dichas unidades a nivel asistencial pues, como veremos, la migraña es, con diferencia, la reina de las consultas en Neurología, y lamentablemente de las peores atendidas, a pesar de la enorme discapacidad que produce (segunda causa global de años perdidos por discapacidad*).
La Unidad de Cefaleas de la Fundación Jiménez Díaz dio sus primeros pasos en septiembre de 2015. Comenzó como una consulta monográfica de cefaleas dos días a la semana. Sabíamos de la necesidad de este tipo de consultas, ya que nos encontrábamos continuamente con pacientes mal diagnosticados, y sobre todo mal tratados, con el consiguiente problema de efectos secundarios de los fármacos y la baja adherencia a los mismos. No era raro encontrar pacientes vistos durante años en consultas sin haber probado un triptán o con migraña crónica (más de 15 días de cefalea al mes durante al menos tres meses), desesperados y sin ninguna opción de futuro.
El tratamiento con toxina tipo A (bótox) para la migraña crónica, aprobado en 2012, ha supuesto un cambio sustancial en el manejo de estos pacientes. Al poco de empezar con la consulta monográfica, propusimos dedicar un día entero a infiltrar toxina, ya que existían gran cantidad de candidatos a la misma y muy pocos conocían la técnica apropiada, que había demostrado hasta un 70% de eficacia a las tres dosis (protocolo PREEMPT). En menos de un año, existía un neurólogo dedicado en exclusividad a las cefaleas los cinco días de la semana. Es decir, un neurólogo experto con dedicación exclusiva, uno de los requisitos fundamentales de las unidades de cefalea. En 2018 incorporamos un segundo neurólogo de cefaleas a tiempo parcial, y este pasado año 2020, a una enfermera dedicada en exclusividad a las cefaleas, junto con un Hospital de Día para técnicas.
En la actualidad, nuestra Unidad de Cefaleas tiene dos neurólogos expertos en cefalea y una enfermera de cefaleas. La principal función de la unidad es asistencial, con diez consultas de cefalea a la semana. Aunque hay dos días de técnicas, donde se realizan bloqueos anestésicos en nervios pericraneales, infiltraciones con toxina tipo A PREEMPT, bloqueos trocleares, etc; por lo general, se aplica la técnica al paciente el mismo día de la consulta. La unidad también cumple una función docente, con programa de rotación de médicos residentes de Medicina de Familia y Neurología, clases universitarias en la Universidad Autónoma de Madrid, participación en programas de formación hospitalarios, locales, nacionales e internacionales.
El tercer pilar de la unidad es la investigación, principalmente con la participación en ensayos y estudio de colaboración con otros centros. Nuestro centro quiere ser innovador y cada año presentamos nuevos proyectos que mejoran la calidad de nuestra asistencia.
Las cefaleas son el motivo de consulta neurológico más frecuente en Atención Primaria y en las consultas de Neurología. Las cefaleas crónicas (más de 15 días de cefalea al mes), suponen el 27% de las visitas y el 5,9% del total de las consultas en Neurología. Si a esto sumamos que es una de las diez enfermedades más incapacitantes para las actividades de la vida diaria, podemos hacernos una idea del impacto, también económico, que supone. Es un problema de salud pública prioritario.
Las unidades de cefalea pretenden mejorar la calidad asistencial, reducir las listas de espera, facilitar el acceso a nuevos tratamientos de eficacia demostrada (toxina tipo A, anticuerpos monoclonales anti CGRP) y rentabilizar el gasto sanitario. Mejoran el proceso diagnóstico y de tratamiento, disminuyen la realización de pruebas innecesarias (electroencefalogramas, repetición de TAC o resonancia magnética craneal), el sobreuso de medicación analgésica (con sus complicaciones), las visitas a urgencias (terribles para los pacientes con migraña), el mal uso de los tratamientos preventivos y la educación de los pacientes.
En resumen, estamos convencidos del gran trabajo que hacemos y prueba de ello es que los pacientes no quieren dejar bajo ningún concepto el seguimiento en la unidad.
Para más información, recomiendo leer el artículo siguiente artículo:
Patricia Pozo-Rosich, Jimmy Martín-Delgado, Almudena Layos-Romero, et al. Unidades especializadas de cefalea: una alternativa viable en España- Rev enurol 2020; 71 (6):199-204.
* "When analysed at cause Level 4, migraine was the second cause of disability after low back pain and ranked among the top ten causes of YLDs (age-standardised) in all 195 countries, both in 1990 and in 2016"
Global, regional, and national burden of migraine and tension-type headache, 1990–2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016. Volume 17, issue 11, P954-976, november 01, 2018. Lancet neurology.
Dr. Jaime S. Rodríguez Vico
Especialista del Servicio de Neurología
Coordinador Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana, 11, 4ª planta)
La migraña no es sólo dolor de cabeza. Se trata de un proceso cíclico con varias fases de las cuales la más conocida es la "ictal" o la fase del ataque, donde predomina el dolor pero que suele ir acompañada de muchos otros síntomas. Una fase menos conocida es la llamada fase prodrómica, la transición entre la fase interictal (entre ataques de migraña) y la fase de dolor. Es la fase más inicial, que se produce antes del aura en aquellos pacientes que tienen migraña con aura y antes del dolor en aquellos que padecen migraña sin aura.
Esta fase puede comenzar incluso dos o tres días antes de que aparezca el dolor de cabeza y lo que nos indica es que se está "activando" la migraña, muchas veces antes de que el paciente sea plenamente consciente de ello, pero si se reconocen bien estos síntomas y son consistentes entre ataques, se podría llegar a predecir un ataque de migraña.
¿Cuáles son los síntomas que se pueden experimentar durante la fase prodrómica? Los más típicos son la fatiga, dolor o rigidez en el cuello, cambios de humor, fotofobia (percepción de la luz como molesta), bostezos, mareo, dificultades de concentración, cambios de apetito y náuseas. Algunos de estos síntomas pueden persistir a lo largo del ataque de migraña e incluso en una fase posterior llamada postdrómica.
Pero y entonces, ¿qué son los desencadenantes? Como indica su nombre, sería cualquier factor externo o interno capaz de generar un ataque de migraña. Por ejemplo, el estrés, la privación de sueño, la menstruación, el ejercicio intenso, el ayuno, el alcohol… parece que todos ellos son capaces de una u otra manera de provocar un ataque de migraña, aunque hay que tener en cuenta que no siempre un mismo factor es capaz de desencadenar una migraña en un mismo paciente (p.e., no siempre que un paciente ha dormido mal o está en período menstrual va a tener migraña).
¿Cuál es la complejidad? Si nos fijamos bien, hay cierto solapamiento entre algunos síntomas prodrómicos y algunos desencadenantes y es posible que en muchos casos se confundan unos por otros. Es decir, un paciente puede catalogar como desencadenante, por ejemplo, el dolor en el cuello, porque lo asocia temporalmente con el inicio del ataque de migraña, cuando en realidad ese dolor refleja el inicio de su propio ataque durante la fase prodrómica. O en el caso de la sensibilidad a la luz: ¿es una luz intensa capaz de desencadenar un ataque o bien se trata de un síntoma prodrómico en el que se percibe como más intensa una luz que en realidad fuera de esta fase no sería percibida como molesta? Con los alimentos parece aún más complicado: ¿es el alimento en cuestión responsable de provocar la migraña o durante la activación de la migraña se tienen apetencias por esos alimentos (como los antojos de las embarazadas) y se perciben como falsos desencadenantes? Probablemente dependa del tipo de alimento, pues hay algunos que sí parecen claros desencadenantes (lácteos, chocolates)…
Está claro que queda mucho camino por investigar en estos aspectos y está clara también la importancia. Muchos pacientes evitan determinadas actividades o factores que asocian a la migraña, lo que es apropiado si son claros desencadenantes, pero también, por lo que hemos comentado, habría que analizar en cada paciente concreto si se trata en realidad de síntomas prodrómicos y en cuyo caso evitarlos es innecesario. Si se llegan a conocer bien estos pródromos, las probabilidades de tratar un ataque en su fase más precoz y frenarlo a tiempo son más altas, por lo que a nivel terapéutico esta fase ayudaría a mejorar el manejo de la migraña.
Dra. Andrea Gómez García
Servicio de Neurología. Unidad de Cefaleas del Hospital Fundación Jiménez Díaz
La migraña es un proceso muy frecuente que afecta hasta el 15 por ciento de los adultos jóvenes. Si a eso le añadimos que su forma crónica es la segunda enfermedad entre todas en años perdidos por discapacidad, está claro que no podemos ignorarla. Algunos pacientes consiguen controlar sus crisis de dolor solo con tratamientos sintomáticos, pero un gran número precisa de un tratamiento preventivo, que le permita reducir la frecuencia, la severidad y el impacto en su calidad de vida. Hasta la fecha, solo disponíamos de un arsenal terapéutico preventivo basado en tratamientos desarrollados para otros procesos pero que demostraron en ensayos de calidad variable su utilidad frente a la migraña. El problema principal de estos tratamientos es su nula especificidad y, por tanto, los efectos secundarios con los que suelen acompañarse. Esto hace que el paciente abandone el tratamiento y que cuando los vemos por primera vez en nuestros centros especializados hayan recibido gran cantidad de los mismos y hayan sido revisado por numerosos especialistas y gurús oportunistas.
Los anticuerpos son inmunoglobulinas. Esto es, un tipo de proteína. Tienen la habilidad de unirse a otras bloqueando su función. Nos suenan porque en las vacunas en general, al entrar la proteína o el patógeno que llevan en contacto con el sistema inmune, este crea anticuerpos contra esas proteínas para identificarlas y bloquear su función (las vacunas de ARN hacen que se cree en la célula esa proteína que nos interesa bloquear). Eso no significa que cuando ponemos anticuerpos monoclonales (AMC) ponemos una vacuna. Lo que hacemos es enviar un misil teledirigido contra una proteína que nos interesa bloquear. En este caso es la CGRP, la proteína del dolor en la cabeza en la migraña.
Es la primera vez que tenemos a nuestra disposición un tratamiento específico para la migraña. Esto significa que, a raíz de la investigación del proceso migrañoso, se identificó este péptido o proteína que tenía gran importancia en el desarrollo del dolor de cabeza durante las migrañas.
Se sabe ya que el CGRP esta elevado durante las crisis y que su concentración baja cuando esta mejora con un tratamiento efectivo como el sumatriptán subcutáneo. Se ha aislado en el ganglio de nervio trigémino (donde se procesa toda la sensibilidad y dolor de la cara), y en las arterias de la duramadre (recordad que muy pocas partes del cerebro pueden sentir dolor, esta es una de ellas). La prueba definitiva de su implicación en la migraña fue demostrar en un ensayo que un fármaco que bloqueaba el receptor de CGRP (gepantes) era significativamente eficaz en el tratamiento de los ataques de migraña.
En España disponemos en la actualidad (2020) de tres anticuerpos monoclonales frente al CGRP aprobados como tratamiento preventivo de la migraña.
En el caso del erenumab, el anticuerpo se une contra uno de los receptores de CGRP. Los otros dos, galcanezumab y fremanezumab, se unen a la molécula CGRP usando diferentes tipos de inmunoglobulinas que les hacen no exactamente iguales. Existe un cuarto anticuerpo monoclonal aprobado a principios de año por la FDA en Estados Unidos, el eptinezumab, que también se une a la proteína CGRP, pero con la particularidad de que se administra de manera intravenosa, a diferencia de los otros tres, que son subcutáneos
Son de dispensación hospitalaria (no en farmacias de la calle) y solos son financiados por la Seguridad Social si cumplen los requisitos que figuran en la tabla siguiente.
Los estudios disponibles en la actualidad demuestran que los tres fármacos son eficaces en la prevención de la migraña episódica y crónica, ya que reducen el número de días de cefalea o migraña al mes, el consumo de fármacos sintomáticos y mejoran la discapacidad.
Gracias a sus propiedades biológicas, apenas tienen efectos secundarios y se toleran muy bien. Esto ocurre por su especificidad y porque apenas cruzan la barrera hematoencefálica (la que envuelve al cerebro y lo protege de agentes nocivos), evitando efectos secundarios en el sistema nervioso central como sedación, mareos, etc. Los datos de seguridad, tanto en los ensayos clínicos como en sus extensiones, son muy buenos, tanto en escasez de eventos graves como en la baja frecuencia de eventos adversos. La mayoría de estos últimos están relacionados con la vía de administración y con el estreñimiento.
Otra ventaja de los AMC es que se degradan en aminoácidos y no interaccionan con otros fármacos evitado el metabolismo hepático y renal.
Se administran de manera subcutánea o intravenosa con una pauta mensual o trimestral. No precisan escalda de dosis y son eficaces desde la primera semana. Todo esto les hace muy fáciles de manejar. La gran mayoría de los pacientes se lo ponen en casa.
Este grupo de fármacos están orientados especialmente a pacientes que no han respondido, no han tolerado o tienen contraindicados otros tratamientos preventivos. Su uso debe quedar en manos de aquellos especialistas neurólogos dedicados a las cefaleas dado, por un lado, que son los más preparados a la hora de manejar la enorme complejidad de las migrañas crónicas refractarias a la medicación habitual, y por el otro, el enorme coste que supondría su mala indicación.
Dr. Jaime S. Rodríguez Vico
Especialista del Servicio de Neurología
Coordinador Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana, 11, 4ª planta)
Un elevado porcentaje de pacientes con migraña abandona el tratamiento preventivo farmacológico y otro porcentaje nada desdeñable no toma un triptán en los ataques de migraña. La falta de adherencia a la medicación es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los profesionales, con repercusiones sanitarias y económicas, por lo que es importante asumir la necesidad de su prevención y detección en la práctica clínica diaria.
Tomar la medicación de manera adecuada es indispensable para lograr una respuesta clínica satisfactoria en el tratamiento de la migraña. Su objetivo es mejorar la calidad de vida y evitar complicaciones como la cronificación, la automedicación incorrecta, el consumo de recursos sanitarios y las recaídas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adherencia al tratamiento como el seguimiento que hace el paciente de las recomendaciones dadas por el profesional de la salud en la toma de medicamentos, la dieta y la introducción de cambios en sus estilos de vida.
El papel de los profesionales sanitarios es fundamental en la reducción de la incidencia de complicaciones, que depende en gran medida de la adherencia al tratamiento, transmitiendo al paciente información, conocimiento y responsabilidad sobre su salud. Para lograr esto, tenemos que examinar los factores asociados con la adherencia del paciente al tratamiento y desarrollar intervenciones de cambios en el comportamiento de los pacientes. Es fundamental difundir esta información entre los médicos de Atención Primaria, médicos especialistas, farmacéuticos, profesionales de Enfermería y miembros de la familia.
En estas tres tablas aparecen los factores relacionados con el incumplimiento terapéutico (Tabla1), los factores que favorecen el cumplimento (Tabla 2) y, finalmente, estrategias para mejorar la adherencia (Tabla 3).
Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto
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Olga Pajares Pascual
Enfermera
Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana 11, 4ª planta)
Las fluctuaciones hormonales relacionadas con las diferentes etapas de la vida de la mujer tienen un impacto importante en la migraña. Se ha demostrado que la caída brusca en los niveles de estrógenos tras haber estado elevados es el desencadenante de las crisis durante la menstruación. De igual manera, el empeoramiento experimentado por algunas mujeres durante la perimenopausia está relacionado con la oscilación hormonal propia de esta etapa. Por otra parte, la estabilidad hormonal durante el embarazo y después de la menopausia suelen relacionarse con una disminución en la frecuencia de las crisis de migraña.
Menstruación
Antes de la adolescencia, la migraña es igual de prevalente en hombres y mujeres, pero tras la pubertad la frecuencia se multiplica por tres en las mujeres (especialmente la migraña sin aura). Las crisis de migraña suelen desencadenarse durante los días -2 a +2 de la regla, ya sea esta producida durante el ciclo menstrual normal o por la discontinuación de un tratamiento hormonal (ejemplo: anticonceptivos que contienen estrógenos).
Anticonceptivos
En mujeres con migraña con aura se recomienda usar anticonceptivos que contengan exclusivamente progestágenos (pastillas, implante subdérmico, inyección de depósito, DIU). Los anticonceptivos que incluyan estrógenos, además de desencadenar más crisis de migraña, aumentan el riesgo de ictus isquémico, especialmente en personas fumadoras.
En mujeres con migraña sin aura, los anticonceptivos con estrógenos también suelen aumentar las crisis; sin embargo, algunas mujeres no experimentan dicho empeoramiento y otras, incluso, notan una mejoría. En caso de precisar anticonceptivos, se recomienda usar los que contienen exclusivamente progestágenos (al igual que en la migraña con aura) o anticonceptivos combinados sin suspender las pastillas durante varios ciclos. Por ejemplo: en lugar de tomarlos durante tres semanas y descansar una (la pauta habitual), se recomienda tomarlos de forma continua durante nueve semanas seguidas y descansar una.
Tratamiento de las crisis
El tratamiento de las migrañas desencadenadas durante el período menstrual es igual al de las demás crisis. Sin embargo, dado que suelen ser más intensas y difíciles de tratar, se puede realizar un tratamiento preventivo corto de cinco días empezando en el día -2 de la regla. Los fármacos que han demostrado eficacia son el naproxeno, el magnesio y triptantes como el frovatriptán, naratriptán, sumatriptán y zolmitriptán. Con respecto a los fitoestrógenos, sustancias de origen vegetal con una estructura similar a los estrógenos humanos, aún no hay estudios convincentes sobre su eficacia.
Embarazo
Dada la discapacidad que produce la migraña, hasta un 25% de las mujeres posterga el embarazo. Durante el primer trimestre puede haber un empeoramiento, especialmente al final, dada la caída de una hormona llamada HCG. Sin embargo, la mayoría de las mujeres mejoran de las migrañas durante el segundo y el tercer trimestre. Los niveles de estrógenos están elevados a lo largo de todo el embarazo, por lo que algunas mujeres pueden debutar con migraña o presentar auras aisladas. Dado que tras el parto los niveles de estrógenos caen, no es infrecuente que haya una crisis intensa de migraña sin aura.
Dado el riesgo materno-fetal, el tratamiento de las crisis migrañosas suele ser un reto. Se recomienda el uso de paracetamol asociado a metoclopramida (si bien es un tratamiento para las náuseas y los vómitos, su efecto sobre la dopamina ayuda a controlar los síntomas de la migraña). Los triptanes (rizatriptán, eletriptán, etc) no se recomiendan durante el embarazo, aunque algunos estudios sugieren que podrían no estar relacionados con efectos adversos fetales/neonatales (especialmente el sumatriptán). Tampoco se recomienda el uso de AINES (naproxeno, ibuprofeno, dexketoprofeno) y la domperidona.
Como tratamiento preventivo se recomienda, en primer lugar, medidas no farmacológicas: llevar un estilo de vida regular, incluyendo horarios regulares para las comidas y el sueño, y ejercicio en la medida de las posibilidades. Si, a pesar de dichas medidas, las migrañas son muy frecuentes o muy discapacitantes, se pueden realizar infiltraciones de los nervios occipitales con lidocaína, una técnica muy eficaz y totalmente segura durante el embarazo.
Lactancia
Durante la lactancia se recomienda el ibuprofeno, debido a que se elimina relativamente rápido (vida media corta) del organismo y a que pasa en muy poca cantidad a la lecha materna. Si se requiere un triptán, se recomienda el sumatriptán y el eletriptán; con los demás es recomendable evitar la lactancia durante las siguientes 12 horas.
Dr. Alex Jaimes Sánchez
Especialista del Servicio de Neurología
Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana 11, 4ª planta)
Blog para informar a los pacientes de novedades y actualización en Cefaleas y dolor craneao-facial. Coordinados desde la Unidad de Cefaleas de la FJD
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