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Blog del Sº Endocrino. H.U. Quirónsalud Madrid, Ruber Juan Bravo, San José y Tres Cantos

  • Cómo afectan los fármacos para la obesidad y la diabetes a la composición corporal y al comportamiento alimentario

    Los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) pueden inducir una pérdida de peso sustancial y tienen impactos beneficiosos en la presión arterial, el colesterol, la glucosa en sangre y la insulina.

    Cómo afectan los fármacos para la obesidad y la diabetes a la composición corporal y al comportamiento alimentario_1Cómo afectan los fármacos para la obesidad y la diabetes a la composición corporal y al comportamiento alimentario_1Sin embargo, también pueden causar una pérdida significativa de masa magra, aproximadamente un 10% o 6 kg. Es importante mantener la masa muscular y la función a medida que las personas envejecen, para evitar la sarcopenia y la fragilidad, que están fuertemente ligadas a la morbilidad y la mortalidad.

    Además de la composición corporal, los agonistas del receptor GLP-1 también afectan el comportamiento alimentario. Estos medicamentos actúan para suprimir el apetito al influir en las hormonas del cuerpo y hacen que el estómago procese los alimentos más lentamente, lo que hace que te sientas más lleno por más tiempo. Los cambios en los comportamientos alimentarios pueden observarse en los primeros 3 meses de tratamiento.

    ALIMENTACIÓN CON agonistas del GLP-1

    Hidratación: Es importante mantenerse hidratado, ya que estos fármacos pueden disminuir el apetito y esto puede provocar una reducción en la ingesta de agua, causando deshidratación.

    Comidas: Es importante consumir comidas más pequeñas y constantes, especialmente al principio del tratamiento. Se debe masticar la comida muy bien.

    Alimentos a minimizar: Se recomienda minimizar los alimentos procesados, los alimentos altos en calorías, el azúcar añadido y el alcohol. Estos alimentos pueden empeorar los síntomas gastrointestinales y afectar los niveles de azúcar en sangre.

    Alimentos a priorizar: Se deben elegir alimentos de bajo índice glucémico que sean ricos en proteínas, fibra y grasas saludables. Algunos alimentos recomendados incluyen frutas frescas, verduras, cereales integrales, y productos lácteos bajos en grasa. Es importante introducir nuevas fuentes de fibra de forma gradual, ya que un consumo excesivo puede provocar gases, hinchazón o estreñimiento.

  • Diferencias entre alergia a la leche e intolerancia a la lactosa

    La alergia a la leche en realidad es una alergia a la proteína de la leche de vaca, mientras que la intolerancia a la lactosa es la dificultad para absorber el azúcar presente en la leche llamado lactosa.

    Alergia lecheAlergia leche

    La alergia a la leche es una afección que suele darse por la fracción proteica de la leche. La leche de vaca es la causa usual de alergia a la leche, pero la leche de oveja, cabra, búfala y otros mamíferos también puede causar esta reacción.

    La intolerancia, por su parte, se da directamente por el hidrato de carbono o azúcar de la leche, llamada lactosa, que a su vez está compuesta por glucosa y galactosa (son moléculas simples).

    Lo que ocurre en la intolerancia a la lactosa es que el cuerpo no produce una enzima encargada de permitir su ruptura y absorción.

    La principal diferencia entre la alergia y la intolerancia a la leche radica en su origen. La alergia es una reacción del sistema inmunológico del cuerpo, mientras que en la intolerancia no hay respuesta inmune involucrada. Además, es importante destacar que las alergias son menos comunes que las intolerancias.

    Otra distinción clave es que cada condición se desencadena por diferentes componentes de la leche: la alergia suele ser provocada por las proteínas de la leche, mientras que la intolerancia está relacionada con el azúcar, específicamente la lactosa.

    El tratamiento para estas dos condiciones también varía. Los síntomas comunes de la intolerancia a las proteínas de la leche o a la lactosa incluyen problemas digestivos como hinchazón, gases y diarrea tras el consumo de productos lácteos.

    Si ya cuentas con un diagnóstico médico de alguna de estas afecciones, es fundamental que revises las etiquetas no solo de los alimentos, sino también de los medicamentos que consumes. Mantener una dieta adecuada es esencial para tu bienestar. Por ello, parte del tratamiento debe ser guiado por un nutricionista, quien podrá diseñar un plan alimenticio adaptado a tus necesidades individuales.

    Recuerda que cuidar tu salud comienza con una buena información y atención profesional. ¡No dudes en buscar ayuda!

  • Alimentación y SIBO: ¿Cómo puede ayudar la dieta?

    SIBOSIBO

    La dieta juega un papel fundamental en el manejo del SIBO. Una alimentación adecuada puede ayudar a controlar los síntomas y mejorar la salud intestinal. A continuación, te presentamos algunas estrategias dietéticas recomendadas:

    1. Dieta Baja en FODMAPs

    Los FODMAPs son un grupo de carbohidratos fermentables que pueden causar síntomas digestivos en personas con SIBO. Una dieta baja en FODMAPs puede ayudar a reducir la producción de gases y la hinchazón. Algunos ejemplos de alimentos altos en FODMAPs incluyen:

    • Legumbres y algunas verduras como el ajo y la cebolla
    • Frutas como la manzana y la pera
    • Productos lácteos que contienen lactosa

    2. Dieta Específica de Carbohidratos (SCD)

    La SCD es una dieta que elimina carbohidratos complejos y azúcares refinados, limitando las fuentes de alimentos que alimentan a las bacterias en el intestino delgado. Se centra en alimentos naturales y no procesados, como frutas, verduras, carnes y nueces.

    3. Dieta Paleo

    La dieta Paleo se basa en el consumo de alimentos enteros y no procesados, similar a lo que comían nuestros ancestros. Elimina granos, lácteos y alimentos procesados, lo que puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud intestinal.

    4. Suplementación y Protocolo de Tratamiento

    Además de la dieta, el tratamiento del SIBO puede incluir el uso de antibióticos, probióticos y suplementos específicos. Es importante trabajar con un profesional de la salud para desarrollar un plan de tratamiento adecuado que incluya:

    • Antibióticos: Medicamentos específicos para reducir el sobrecrecimiento bacteriano.
    • Probióticos: Ayudan a restaurar el equilibrio de bacterias beneficiosas en el intestino.
    • Enzimas digestivas: Pueden mejorar la digestión y absorción de nutrientes.
    • Consejos Prácticos para Manejar el SIBO
    • Comer despacio y masticar bien: Esto ayuda a la digestión y reduce el riesgo de fermentación en el intestino delgado.
    • Evitar comidas copiosas: Opta por comidas pequeñas y frecuentes para facilitar la digestión.
    • Mantenerse hidratado: El agua es esencial para una buena digestión y salud intestinal.
    • Consultar a un especialista: Un nutricionista o gastroenterólogo puede ofrecer un plan personalizado y adaptado a tus necesidades específicas.

    El manejo del SIBO requiere un enfoque integral que combine cambios en la dieta, tratamiento médico y ajustes en el estilo de vida. Al entender cómo los alimentos impactan en el intestino, puedes tomar medidas informadas para reducir los síntomas y mejorar tu bienestar general. Recuerda que cada persona es única, por lo que es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de realizar cambios drásticos en la dieta.

  • La importancia de consultar a un nutricionista antes y después de una cirugía bariátrica

    Obesidad mórbidaObesidad mórbida

    La cirugía bariátrica se ha convertido en una opción popular y efectiva para el tratamiento de la obesidad severa y las enfermedades relacionadas con el peso. Sin embargo, el éxito de esta intervención quirúrgica no solo depende del procedimiento en sí, sino también de un plan de nutrición adecuado antes y después de la operación.

    La importancia del nutricionista antes de la cirugía

    1. Evaluación nutricional integral.

    Antes de la cirugía, un nutricionista realizará una evaluación nutricional completa para determinar el estado de salud del paciente. Esto incluye la identificación de deficiencias nutricionales existentes y el establecimiento de metas realistas de pérdida de peso antes del procedimiento. Un estado nutricional óptimo puede reducir el riesgo de complicaciones durante y después de la cirugía.

    2. Preparación para introducir cambios en la dieta.

    La cirugía bariátrica implica cambios drásticos en la forma en que el cuerpo procesa los alimentos. Un nutricionista ayuda a preparar al paciente para estos cambios al diseñar un plan de alimentación preoperatorio que promueva la pérdida de peso inicial y minimice el tamaño del hígado, lo cual facilita la cirugía.

    Este plan generalmente incluye:

    • Reducción de calorías: fomentar la pérdida de peso inicial para mejorar los resultados quirúrgicos.
    • Alimentos ricos en proteínas: asegurar un consumo adecuado de proteínas para mantener la masa muscular.
    • Educación sobre porciones: enseñar a los pacientes cómo reducir las porciones de alimentos gradualmente.

    3. Establecimiento de expectativas realistas.

    El nutricionista también trabaja con el paciente para establecer expectativas realistas sobre la pérdida de peso y el cambio en el estilo de vida. Esto incluye la discusión sobre cómo la cirugía afectará los hábitos alimenticios y la importancia de la adherencia a un plan de alimentación a largo plazo.

    La importancia del nutricionista después de la cirugía

    1. Plan de alimentación personalizado.

    Después de la cirugía, la dieta del paciente cambiará drásticamente y pasará por diferentes fases:

    • Líquidos claros: durante los primeros días, se consumen solo líquidos claros para permitir que el sistema digestivo sane.
    • Líquidos completos y purés: la dieta evoluciona hacia líquidos completos y purés suaves para facilitar la transición a sólidos.
    • Alimentos blandos y sólidos: gradualmente, se reintroducen alimentos blandos y sólidos en la dieta.

    Un nutricionista guía al paciente a través de estas fases, asegurando que se cumplan los requisitos nutricionales y evitando complicaciones como la deshidratación y la desnutrición.

    2. Monitoreo de deficiencias nutricionales.

    Después de la cirugía bariátrica, la absorción de nutrientes puede verse afectada, lo que aumenta el riesgo de deficiencias nutricionales. El nutricionista realizará un seguimiento regular para evaluar los niveles de vitaminas y minerales y recomendará suplementos según sea necesario. Algunos nutrientes críticos a monitorear incluyen:

    • Vitamina B12
    • Hierro
    • Calcio
    • Vitamina D

    3. Apoyo emocional y conductual.

    El cambio en la dieta y el estilo de vida puede ser desafiante desde el punto de vista emocional y psicológico. Un nutricionista no solo brinda apoyo nutricional, sino también orientación para desarrollar una relación saludable con los alimentos, identificar desencadenantes emocionales de la alimentación y fomentar hábitos alimenticios sostenibles.

    4. Mantenimiento de la pérdida de peso.

    El objetivo a largo plazo después de la cirugía bariátrica es mantener la pérdida de peso y mejorar la salud general. Un nutricionista trabaja con el paciente para establecer un plan de alimentación equilibrado que apoye la pérdida de peso continua y prevenga el aumento de peso. Esto incluye:

    • Planificación de comidas balanceadas
    • Incorporación de actividad física
    • Establecimiento de objetivos a largo plazo

    La consulta con un nutricionista antes y después de la cirugía es esencial para asegurar que los pacientes reciban el apoyo y la orientación necesarios para lograr una pérdida de peso exitosa y sostenible. Un nutricionista no solo ayuda a optimizar los resultados quirúrgicos, sino que también empodera a los pacientes para que adopten un estilo de vida saludable y mantengan sus logros a largo plazo.

    Si estás considerando la cirugía bariátrica o ya has pasado por el procedimiento, asegúrate de trabajar con un nutricionista calificado para maximizar tus posibilidades de éxito y bienestar general.

  • Alimentación y cáncer

    El diagnóstico de cáncer es uno de esos momentos en los que probablemente nadie espera ni quiera escuchar.

    Cuando diagnostican de cáncer a un familiar, amigo o incluso a nosotros mismos, ¿sabemos qué tipo de alimentación debemos llevar?

    Una dieta saludable, variada y equilibrada es fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente y, para, que nuestro sistema inmunológico esté más fuerte, basada en frutas y verduras, proteínas, cereales y lácteos.

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    Llevar una alimentación saludable nos puede ayudar a mantenernos fuertes, a prevenir lesiones en determinados tejidos o incluso facilita la reconstrucción de aquellos que se han lesionado por el tratamiento. Cuando no eres capaz de alimentarte correctamente o no ingieres los alimentos adecuados, tu organismo emplea los nutrientes almacenados como fuente de energía, provocando una malnutrición con el paso del tiempo. Esto da lugar a que tus defensas naturales se debiliten y sean menos eficaces a la hora de defenderte de una infección.

    Pero, muchas veces a consecuencia de los tratamientos que se emplean durante este proceso ocasionan efectos secundarios que nos dificultan a seguir un patrón alimentario como el que teníamos inicialmente, generando dietas deficitarias de nutrientes.

    Por eso, es probable que durante ese periodo debamos de adecuar la dieta a esa situación en particular.

    Algunos de los efectos secundarios más comunes en caso de someternos a un tratamiento de quimioterapia son a nivel digestivo: pérdida de apetito; inflamación de la mucosa de boca y garganta; aparición de llagas o úlceras bucales; alteración del gusto y olfato; náuseas y vómitos; diarrea; estreñimiento….

    Además, es importante practicar ejercicio físico durante el tratamiento oncológico, aunque siempre es recomendable preguntar a nuestro médico sobre nuestra situación en particular.

    ¿Qué hacemos si nos aparecen efectos secundarios a nivel digestivo?

    Lo primero que debemos de hacer es adaptar la dieta a esa situación en concreto.

    Con la ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer, dejo a continuación unos consejos adaptados en función de los efectos secundarios.

    PÉRDIDA DE APETITO (ANOREXIA)

    Es uno de los efectos secundarios más frecuentes durante el tratamiento oncológico y que generalmente suele ir acompañada con una pérdida de peso, lo que suele conllevar una carencia de proteínas, que, durante esta etapa, son fundamentales para la reparación de los tejidos que han sido dañados durante el mismo.

    Es importante que lo que comas sea rico en proteínas y en calorías, de tal forma que compense la disminución de la ingesta. Para ello:

    • Come poca cantidad de alimento en cada comida, pero más veces al día, es recomendable que comas algo cada hora o 2 horas.
    • Come cuando tengas apetito, aunque no sea la hora de comer.
    • Son preferibles comidas ricas en proteínas (queso cremoso, leche entera, huevos, carne, pescado…) y en calorías (frutos secos, queso cremoso, mantequilla, miel, azúcar…).
    • Evita ingerir líquidos durante las comidas para disminuir el problema de la saciedad precoz (salvo en el caso de boca seca y disfagia).
    • Estimula tu apetito realizando ejercicio ligero. Pregunta a tu médico qué ejercicios puedes hacer (en general es suficiente un paseo diario).
    • Es preferible que las comidas estén templadas o frías.
    • Evita que las comidas tengan aromas fuertes que te puedan resultar desagradables.
    • Es preferible que otra persona prepare la comida.

    INFLAMACIÓN DE LA MUCOSA DE BOCA Y GARGANTA (MUCOSITIS)

    Consiste en una inflamación de la mucosa acompañada de llagas o úlceras dolorosas, pero si no existe infección, mejora de 1 a 2 semanas después de finalizar los tratamientos.

    • Extrema aún más la limpieza de la boca (cada 4 horas).
    • Realizar enjuagues con agua de bicarbonato o de manzanilla puede ayudarte a calmar las molestias ocasionadas por la mucositis.
    • No utilices la dentadura postiza, salvo para circunstancias imprescindibles (comer).
    • Toma preferiblemente comida blanda como purés, queso, yogures, frutas como el melón o pera.
    • Toma la leche y yogures enteros, ya que te proporcionarán más calorías.
    • Evita cualquier comida que pueda irritar las mucosas como zumo de naranja o limón, alimentos muy aderezados o salados, o alimentos duros como el pan o tostadas.
    • Corta la comida en trozos muy pequeños.
    • Procura tomar los alimentos fríos o a temperatura ambiente.
    • Evita las bebidas irritantes o gaseadas.
    • No fumes.

    ALTERACIÓN DEL GUSTO Y OLFATO

    La modificación del sabor de determinados alimentos se produce por daño directo de las papilas gustativas situadas en la lengua y el paladar. Los pacientes, perciben una disminución en el sabor de determinadas comidas o un gusto metálico o amargo de las mismas sobre todo con alimentos ricos en proteínas, como la carne y pescado. En general, este síntoma desaparece semanas después de finalizar el tratamiento.

    Una modificación del gusto puede favorecer que el paciente deje de disfrutar de la comida, incluso, puede resultarle desagradable, contribuyendo a la falta de apetito y la pérdida de peso.

    • Si te desagrada el olor mientras cocinas, pide a algún familiar que lo haga en tu lugar.
    • Realiza enjuagues con agua de manzanilla o bicarbonato antes de comer para limpiar la boca.
    • Sustituye la carne roja por pollo, pavo, huevos o legumbres, tienen un olor y sabor menos intenso.

    En el caso de que tengas sabor metálico, te puede ayudar sustituir los cubiertos habituales por unos de plástico.

    • Emplea especias suaves en la preparación de las comidas y evita los condimentos muy amargos como el vinagre o limón.
    • Sirve la comida a temperatura ambiente o frías (desprenden menos olor).
    • Mantén una buena higiene oral y dental.

    USEAS Y VÓMITOS

    Suelen ser los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia. Pueden aparecer

    tempranamente (1 ó 2 horas tras la administración) o tardíamente (24 horas después del ciclo). Generalmente desaparecen en uno o dos días.

    En el caso de náuseas:

    • Come poca cantidad de cada vez, pero realiza 5-6 comidas diarias.
    • Evita olores desagradables. Es preferible que, en los días inmediatos al tratamiento, otra persona se encargue de preparar las comidas.
    • Es preferible que tomes las comidas a temperatura ambiente o frescas,
    • Come despacio, masticando bien los alimentos.
    • Evita las comidas ricas en grasas (frituras, salsas, quesos grasos, leche entera, etc.) ya que dificultan la digestión.
    • Bebe líquidos fríos a pequeños sorbos a lo largo de todo el día, evitando las bebidas con gas o irritantes.
    • Descansa después de cada comida, preferiblemente sentado, al menos durante una hora.
    • Evita ropa apretada a la altura del estómago.
    • No te olvides tomar la medicación que te haya recetado tu médico.

    En el caso de vómitos

    • Haz dieta absoluta, bebiendo agua fresca a pequeños sorbos cada 10-15 minutos. Si no toleras nada de líquido, debes consultar con tu médico pues existe riesgo de deshidratación.
    • Tras 24 horas sin vómitos inicia una dieta blanda suave (preferiblemente alimentos cocidos).

    ESTREÑIMIENTO

    El estreñimiento es un síntoma común en pacientes con tratamiento oncológico.

    Las causas más frecuentes de estreñimiento son múltiples:

    • Cambios en la dieta como la disminución de ingesta de líquidos y alimentos o dieta pobre en fibra.
    • Falta de ejercicio.
    • Determinados fármacos para el dolor, la depresión o el insomnio.
    • Cambios en los hábitos intestinales y el abuso de laxantes.
    • Tumores

    Las heces se mueven a lo largo del intestino debido a los movimientos peristálticos producidos por la contracción rítmica de los músculos de la pared intestinal. Cuando el recto está lleno, se estimula el reflejo de la defecación y se produce la necesidad de evacuar las heces. Todas estas causas, pueden disminuir los movimientos intestinales, favoreciendo la absorción de líquido de las heces por lo que éstas se vuelven secas y duras dando como resultado un cuadro de estreñimiento, que se suele acompañar de dolor y molestias durante la eliminación de las mismas.

    Es importante que trates de modificar tu alimentación e incrementes la actividad

    física para favorecer el tránsito intestinal. Los siguientes consejos

    pueden servirte para aliviar el estreñimiento:

    • Bebe líquidos abundantes a lo largo del día, favorecen la hidratación de las heces y su evacuación.
    • Toma alimentos ricos en fibra, como pan o arroz integral, frutas, verduras, frutos secos, etc., ya que favorecen el tránsito intestinal.
    • Las legumbres son alimentos muy ricos en fibra, es aconsejable que los tomes varias veces a la semana.
    • Realiza ejercicio suave todos los días. El más adecuado es caminar.
    • Mantén un horario fijo para ir al cuarto de baño. No ignores la necesidad de evacuar tu intestino.
    • No olvides consultar con tu médico antes de tomar por tu cuenta cualquier laxante, ya que se puede acentuar el estreñimiento si no se realiza un tratamiento adecuado.

    En la Consulta de Nutrición queremos que descubras y mantengas una alimentación saludable y equilibrada y en el Programa Aprende a Comer te damos muchas claves.

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Sobre este blog

Blog de las Nutricionistas del Servicio de Endocrinología del Dr. Jodar que te descubrirán un mundo de contenidos sobre nutrición saludable, hábitos de vida sana y promoción de la dieta mediterránea.

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