Quirónsalud
Blog del Sº Endocrino. H.U. Quirónsalud Madrid, Ruber Juan Bravo, San José y Tres Cantos

Llegar a las fiestas navideñas con buenos hábitos nutricionales facilita disfrutar sin excesos. No se trata de hacer dietas estrictas, sino de mantener una alimentación equilibrada antes, durante y después de las celebraciones. En los días previos, conviene aumentar el consumo de verduras, frutas, legumbres y proteínas magras, y reducir los ultraprocesados, azúcares y alcohol. Mantenerse bien hidratado y evitar llegar con hambre excesiva a las comidas festivas también ayuda a controlar las cantidades.
Durante las celebraciones, come despacio, mastica bien y saborea cada bocado. Escuchar las señales de saciedad es clave para evitar comer por inercia. Puedes equilibrar los menús incluyendo guarniciones de vegetales o postres a base de frutas. Y si un día comes más de lo habitual, simplemente vuelve a tu rutina saludable al día siguiente sin recurrir a compensaciones drásticas. Recuerda que la clave está en el equilibrio, no en la perfección. Disfrutar de la comida forma parte del bienestar, y la Navidad puede ser una excelente oportunidad para practicar una alimentación consciente y flexible.

Los entrantes son la carta de presentación de una comida navideña, y pueden ser tan sabrosos como saludables. Apostar por opciones ligeras y coloridas ayuda a empezar la comida con energía sin saturar el apetito. Algunas ideas sencillas y festivas son las brochetas de langostinos con piña, las cucharitas de salmón con aguacate y lima, o los vasitos de crema de calabaza con semillas tostadas. También puedes preparar rollitos de berenjena con queso fresco y nueces, o hummus de remolacha acompañado de crudités de verduras. Las ensaladas templadas con frutas de invierno, como granada, mandarina o manzana asada, aportan frescor y antioxidantes.
El truco está en combinar texturas y colores, jugar con especias naturales (como el curry, la cúrcuma o el romero) y cuidar la presentación. Los alimentos frescos, cocinados al vapor, a la plancha o al horno, conservan mejor sus nutrientes y resultan más digestivos. Incorporar proteínas magras y grasas saludables (aceite de oliva virgen extra, frutos secos o aguacate) completa un menú equilibrado. Así, los entrantes pueden ser el inicio perfecto de una comida navideña deliciosa y consciente.

Durante las fiestas navideñas es habitual escuchar frases que, aunque bienintencionadas, no siempre son correctas desde el punto de vista nutricional. Uno de los mitos más extendidos es que "en Navidad todo engorda". La realidad es que unas pocas comidas especiales no tienen por qué alterar nuestro peso si mantenemos hábitos saludables el resto del tiempo. Lo importante es el equilibrio, no la perfección. Otro mito común es pensar que hay que compensar los excesos saltándose comidas o ayunando al día siguiente. Esta práctica puede generar más hambre y ansiedad, favoreciendo una relación poco saludable con la comida.
También se tiende a demonizar los dulces navideños, cuando en realidad pueden disfrutarse de forma puntual y consciente. Un trozo de turrón o un mazapán no tienen un impacto negativo si forman parte de una dieta globalmente equilibrada. El secreto está en la moderación y en disfrutar sin culpa. Además, muchas recetas tradicionales pueden adaptarse para hacerlas más ligeras: usar horno en lugar de fritura, reducir azúcares añadidos o incorporar más frutas y verduras a los menús. La Navidad no tiene por qué ser sinónimo de excesos, sino una oportunidad para compartir, disfrutar y cuidar de nosotros mismos con equilibrio y sensatez.

Nuestro sistema inmunológico es el sistema de defensa natural del cuerpo frente a virus, bacterias y otros agentes externos. Mantenerlo fuerte depende en gran parte de nuestros hábitos de vida, y la nutrición es una de las herramientas más poderosas para reforzarlo. Una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas y proteínas de calidad, proporciona los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento de nuestras defensas. Vitaminas como la C y la D, minerales como el zinc y el selenio, y compuestos antioxidantes presentes en frutas de colores intensos (como los cítricos, frutos rojos, kiwi, o pimientos) son esenciales para mantener nuestras células inmunes activas.
Además, la salud intestinal desempeña un papel clave, ya que gran parte de nuestras defensas se encuentran en el intestino. Incorporar alimentos fermentados como yogur, kéfir, miso o chucrut puede mejorar la microbiota intestinal y reforzar la respuesta inmunitaria. También conviene evitar los excesos de azúcar y ultraprocesados, que pueden debilitar el sistema inmune a largo plazo. Y más allá de la alimentación, dormir lo suficiente, mantenernos activos y gestionar el estrés son factores que complementan la nutrición para fortalecer nuestras defensas. Cuidar el sistema inmunológico no se trata solo de evitar enfermedades, sino de promover un estado de bienestar integral y duradero.

Una opción saludable a la hora de tomar galletas es prepararlas en casa. Aquí tienes 3 ideas fáciles, rápidas y nutritivas con pocos ingredientes.
Galletas de Avena y Plátano
Modo de preparación: Mezcla los ingredientes, forma galletas y hornea 15-20 min a 180 °C. Sin azúcar, sin harina.
Galletas de Avena y crema de cacahuete
Modo de preparación: Mezcla los ingredientes, forma las galletas y hornea 10-12 min a 180 °C.
Galletas de Manzana y Almendra
Modo de preparación: Mezcla los ingredientes, forma y hornea 12-15 min a 180 °C.
Blog de las Nutricionistas del Servicio de Endocrinología del Dr. Jodar que te descubrirán un mundo de contenidos sobre nutrición saludable, hábitos de vida sana y promoción de la dieta mediterránea.
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