Quirónsalud
Blog del servicio de Traumatología de los Hospitales Quirónsalud Alicante, Torrevieja, Murcia, Valencia, Tenerife, Costa Adeje y Vida
La artroscopia de hombro es una de las cirugías más habituales que se realizan para reparar las lesiones que se han producido en las articulaciones.
Es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo, en el que realizando pequeñas incisiones en la piel, dos o tres pequeños cortes, se introduce una cámara y con la visión de pocos milímetros se pueden diagnosticar y tratar lesiones del hombro sin necesidad de realizar grandes incisiones, obteniendo imágenes de alta calidad del interior y acceder a estructuras del hombro de difícil abordaje.
Actualmente la artroscopia de hombro permite tratar un gran número de lesiones en esta articulación.
Es una técnica a la que se recurre con mucha frecuencia para tratar problemas en los tendones y ligamentos del hombro, y puede ser de gran ayuda también en fracturas articulares para reducir de forma más adecuada y menos lesiva los fragmentos óseos.
Entre las patologías que se pueden tratar con una artroscopia de hombro encontramos:
- Lesiones de manito rotados
- Síndrome subacrominal
- Artrosis acromioclavicular
- Luxación recidivante del hombro
La artroscopia de hombro está recomendada para pacientes que presentan estas patologías y el rango de esas suele rondar desde los 16 años hasta los 80.
Con esta técnica se permite acceder a los dos compartimentos que forman la articulación del hombro: la articulación glenohumeral y la articulación subacromial y poder diagnosticar y tratar patologías que clásicamente se trataban por cirugía abierta.
Para ello se introduce una cámara a través de pequeñas incisiones en la piel de entre 0,5 y 1 cm. En cuanto al número de incisiones suelen ser de 2 a 4 mini cortes.
La duración del procedimiento depende del tipo de lesión existente en el hombro y de la reparación que vaya a practicarse.
Hay que tener en cuenta diferentes factores que pueden hacer variar la duración de una cirugía de este tipo. La experiencia del cirujano es importante, ya que se trata de un procedimiento que tiene una curva de aprendizaje. También depende del grado de lesión y la calidad del tejido. Pero por lo general tienen una duración de 30 a 90 minutos.
Como he comentado antes, se trata de una cirugía mínimamente invasiva, eso significa que se realizan incisiones de 1cm aproximadamente. Es por esto que se trata de una cirugía muy poco agresiva si se compara con una cirugía abierta, donde se lesiona de una forma más importante el tejido.
Por lo que en general se sufre un menor dolor los días siguientes a la cirugía y solemos encontrar menos problemas de movilidad articular, consiguiendo un postoperatorio menos complicado para el paciente.
Existen múltiples lesiones en esta articulación, pero en términos generales nos referimos a una lesión de hombro como una alteración en los tejidos que pertenecen a la articulación y que provocan un déficit de movilidad, dolor o limitación funcional del mismo.
Depende del tipo de lesión que tengamos que tratar existen tratamientos diferentes.
En el caso de roturas de tendones se suele suturar dicha lesión consiguiendo restaurar la función del tendón lesionado.
Si el problema consiste en un aumento de la movilidad del hombro que provoca una luxación, el tratamiento va orientado a reparar el tejido para reducir esa movilidad anómala de la articulación.
El abanico de lesiones que pueden tratarse mediante artroscopia es muy amplio, pero las más frecuentes serian:
- Síndrome subacromial: por inflamación de la bursa subacromial y/o reducción de dicho espacio.
- Rotura manguito rotador: lesión de uno o varios de los cuatro tendones que lo forman.
- Luxaciones de hombro e inestabilidad de hombro: provocada normalmente por traumatismo previo pero también puede darse en casos de hiperlaxitud.
- Hombro congelado o capsulitis adhesiva: disminución del rango de movilidad del hombro por rigidez y engrosamiento de su cápsula articular.
- Lesiones traumáticas: Fracturas de glenoides, fracturas de húmero proximal, luxaciones acromio-claviculares
El paciente suele acudir a la consulta por cuadro de dolor en hombro de un tiempo de evolución tras un sobreesfuerzo o un traumatismo previo, aunque en muchas ocasiones puede no recordar el inicio exacto del dolor.
Es muy importante realizar un correcto análisis y estudio para averiguar las características del problema junto con una exhaustiva exploración física.
En el caso de que el especialista lo crea oportuno pueden ser de gran ayuda la solicitud de pruebas de imagen complementarias como una radiografía, ecografía y resonancia magnética.
La artroscopia de hombro puede ser una herramienta no solo para el tratamiento del problema, sino en ocasiones también como método diagnóstico ya que obtenemos imágenes de gran calidad y conseguimos explorar la lesión desde dentro de la articulación.
En los centros de Quirónsalud contamos con un equipo de traumatólogos especialistas en lesiones de hombro, capaces de diagnosticar y tratar este tipo de patologías.
Texto elaborado por el doctor Rogelio Carratalá, especialistas de la Unidad de Traumatología de Quirónsalud Valencia
La inestabilidad del carpo es una causa común en pacientes que presentan dolor de muñeca, pérdida de movimiento y presencia de disfunción. Esta patología es importante detectarla a tiempo para tratarla y evitar lesiones mayores como puede ser la presencia de dolor crónico, debilidad y / o artritis degenerativa.
Los ocho huesos de la muñeca ("carpo") se mantienen unidos por ligamentos. Cuando hay una lesión en un ligamento, que va desde un esguince aislado hasta una dislocación catastrófica, la muñeca puede volverse inestable.
Cuando se lesiona un ligamento carpiano, es posible que los huesos no se muevan de forma coordinada normal. Este movimiento anormal conduce a un posicionamiento anormal de los huesos y, a su vez, a una sobrecarga de las superficies articulares.
Las lesiones de los ligamentos carpianos pueden provocar artritis postraumática porque los huesos del carpo normalmente están "intercalados", es decir, estrechamente unidos entre sí.
Los huesos tienen una geometría compleja que les permite permanecer en contacto cuando la mano se mueve en tres dimensiones. Sin embargo, esta geometría compleja ofrece poca congruencia ósea y, a su vez, menos estabilidad inherente de las articulaciones (en contraste con lo que se ve, por ejemplo, en la cadera). Como tal, se necesita una red de ligamentos para asegurar las conexiones de hueso a hueso.
Los ligamentos del carpo se clasifican como "intrínsecos" (para los que conectan los huesos del carpo entre si) o "extrínsecos" (si conectan el radio o el cúbito con un hueso del carpo individual). La nomenclatura es simple: se usa una palabra compuesta que nombra los dos huesos conectados, por ejemplo, ligamento "escafo-semilunar".
Cuando se lesiona un ligamento carpiano, los huesos tenderán a separarse y los puntos de contacto normales se romperán. Esto puede conducir a una carga focal y a la rotura del cartílago articular. A su vez, se puede desarrollar artritis, lo que provoca cambios radiográficos y movimiento limitado y doloroso.
Se dice que los huesos del carpo están "intercalados". Ese término técnicamente significa "en capas", pero el concepto clave es que los huesos están unidos entre sí a través de ligamentos y, como tal, cuando un ligamento se lesiona, los huesos no se mueven en concierto, como deberían.
H2. Síntomas de inestabilidad del carpo
Para que se produzca este tipo de lesión pueden haber diferentes causas, entre las más comunes están:
El mecanismo de lesión más común es una caída sobre una mano con la muñeca extendida.
Por otra parte, en caso de tener un trauma violento, como un accidente de motocicleta o una lesión en deportes de contacto, también es una causa frecuente de inestabilidad carpiana.
En consecuencia, la principal queja de los pacientes con una lesión del ligamento carpiano es el dolor y sus principales hallazgos son hinchazón y sensibilidad.
En casos severos de inestabilidad carpiana, el semilunar puede estar completamente desplazado y, por lo tanto, puede ser palpable en la palma.
A menudo, el dolor y la sensibilidad del paciente serán demasiado grandes para permitir la prueba de esfuerzo de las estructuras afectadas y, por lo tanto, el diagnóstico radiográfico es clave.
En muchos casos, las lesiones del ligamento carpiano se asocian con fracturas de los huesos adyacentes. Por ejemplo, las fracturas del radio distal se observan comúnmente con lesión del ligamento escafolunar. Por lo tanto, es importante examinar toda la relación espacial general de los huesos del carpo, además de evaluar las fracturas más obvias.
Desafortunadamente, no existen características clínicas patognomónicas que sean diagnósticas de inestabilidad carpiana. Los síntomas suelen ser sutiles y poco impresionantes. El dolor generalizado, especialmente con el movimiento de la muñeca y la compresión axial sin ninguna deformidad evidente o hallazgos radiográficos, puede inducir a los médicos a sospechar inestabilidad carpiana.
Después de una anamnesis y un examen físico minuciosos, deben obtenerse radiografías posteroanterior, oblicua y lateral de la muñeca (las llamadas "tres vistas").
Los desgarros de espesor total o las lesiones crónicas de los ligamentos escafolunar y lunotriquetral a menudo se detectan debido al ensanchamiento de los intervalos de los huesos carpianos proximales.
La inestabilidad del carpo puede demostrarse en estudios de imagen, ya sea detectando los huesos del carpo fuera de su lugar normal, sugiriendo laxitud o demostrando daño artrítico en las superficies articulares.
Las vistas de estrés (por ejemplo, la vista de "puño cerrado") pueden revelar inestabilidad carpiana.
En los casos en que varias vistas, incluidas las radiografías de estrés, no muestren ninguna anomalía, la resonancia magnética puede resultar útil. Sin embargo, la sensibilidad de la resonancia magnética para el desgarro del ligamento escafolunar es solo aproximadamente del 60-70%.
El estándar de oro actual para diagnosticar la inestabilidad del carpo es la artroscopia de muñeca. La visualización directa de los ligamentos del carpo con el uso de una cámara, puede diagnosticar o descartar definitivamente desgarros de ligamentos sutiles o radiográficamente negativos.
Los desgarros parciales de los ligamentos escafolunar y lunotriquetral sin hallazgos radiográficos positivos se tratan inicialmente de forma conservadora con un ciclo corto de inmovilización, seguido de terapia. En casos persistentemente sintomáticos, la artroscopia de muñeca es la siguiente fase del tratamiento. Pueden confirmarse desgarros parciales y desbridarse el ligamento remanente. La fijación percutánea y asistida por artroscopia del intervalo lesionado puede proporcionar una mayor estabilización para promover la curación.
Los desgarros completos de los ligamentos escafolunar y lunotriquetral (y con eso, la pérdida de la integridad del ligamento) permiten que los intervalos carpianos se ensanchen. El objetivo del tratamiento para esta afección es restaurar y mantener la alineación del carpo. Se han descrito muchas técnicas quirúrgicas; ninguna técnica ha resultado superior a las demás. Un abordaje abierto (en contraste con la artroscopia) permite una mejor visualización de los huesos de la muñeca a costa de más trauma quirúrgico.
No existe evidencia médica de alto nivel (es decir, ensayos prospectivos) con respecto al resultado del tratamiento, y los informes de casos pueden ser engañosos debido al sesgo. Aún así, en general se puede observar que una lesión lo suficientemente grave como para ser detectada fácilmente es lo suficientemente grave como para conducir a un resultado menos que deseable, independientemente de cómo se haya tratado. De manera similar, las lesiones leves de ligamentos tratadas con la inmovilización a menudo funcionan bien, aunque se puede esperar cierta pérdida de movimiento. En casos graves o crónicos, se espera artritis postraumática.
Texto elaborado por el doctor Diego Giménez, jefe del Servicio de Traumatología de Quirónsalud Murcia
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