Quirónsalud
Blog del servicio de Traumatología de los Hospitales Quirónsalud Alicante, Torrevieja, Murcia, Valencia, Tenerife, Costa Adeje y Vida
Cualquier articulación del aparato locomotor posee unos ligamentos que le confieren estabilidad en las diversas posiciones del espacio.
Cuando fracasan estas estructuras estabilizadoras, se produce evidentemente una inestabilidad articular, en mayor o menor grado, que puede oscilar desde un simple dolor o sensación de fallo a una dislocación o luxación total de la articulación.
Sin duda la lesión ligamentosa por excelencia, al ser la más frecuente es el esguince de tobillo. Pero también son frecuentes la lesión del ligamento cruzado anterior en la rodilla, lesiones ligamentosas en el hombro, muñeca, etc. que se asocian a traumatismos previos más o menos evidentes.
No hay que confundir ambas estructuras, aunque ambas pueden contribuir a la estabilización de forma más o menos directa de una articulación.
El tendón es la estructura que une el vientre muscular a su inserción distal en el hueso, un ejemplo es el tendón de Aquiles, el más grueso y poderoso de todo el aparato locomotor, y que une los vientres musculares del sóleo y gemelos a su inserción en el calcáneo.
Por otro lado, los ligamentos son estructuras anatómicas en forma de bandas o "tiras" que se extienden a ambos lados de una articulación.
En el tobillo, el ligamento más importante es el peroneo-astragalino anterior, que se lesiona en el 80% de los esguinces de tobillo, seguido del ligamento peroneo-calcáneo en el 20% de los casos; ambos forman parte del complejo lateral.
Generalmente una lesión ligamentosa va a ser tratada inicialmente de forma conservadora, es decir, mediante inmovilización, fisioterapia, etc.
Se sabe que aquellos ligamentos intraarticulares (como el ligamento cruzado anterior de la rodilla), tienen menos potencial de curación espontánea que aquellos extraarticulares (como los ligamentos del tobillo).
Sin embargo, un tratamiento inadecuado, o la ausencia de tratamiento pueden aumentar el riesgo de padecer complicaciones a largo plazo, especialmente en el tobillo; es lo que comúnmente se conoce como "esguince mal curado".
Existen muchos grados de rotura, por lo que muchas lesiones más leves pueden pasar desapercibidas.
Generalmente el paciente sufre una torcedura, caída, luxación que se reduce de manera espontánea o no, asociado a veces a un crujido audible, deformidad, hinchazón, incapacidad para continuar la actividad que estaba realizando…
En caso de que esto suceda, es imperativo acudir a un servicio de urgencias para una valoración inicial, descartar lesiones óseas e iniciar el tratamiento clásico, conocido con las siglas en inglés de PRICE (Protección, Reposo, Hielo -Ice-, Compresión, Elevación) y de ahí ser remitido al traumatólogo especialista.
Para diagnosticar una rotura de ligamentos es muy importante para el médico conocer datos sobre el traumatismo inicial:
La posición del pie o rodilla en el momento del traumatismo,
El tiempo que tardó en aparecer la hinchazón,
La presencia o no de hematoma,
Si el paciente fue capaz de continuar la actividad deportiva o caminar o por el contrario no pudo levantarse ya, etc.
La segunda cosa fundamental es la exploración física, en el caso agudo poco se puede hacer aparte de palpar la zona afectada, pero en lesiones crónicas existen maniobras exploratorias que pueden detectar con bastante precisión los ligamentos afectados.
Respecto a las pruebas de imagen, inicialmente una simple radiografía puede bastar para descartar fracturas, pero en casos más graves podría ser necesario realizar una ecografía o más adelante una resonancia magnética nuclear, cuando la lesión haya "enfriado".
En el proceso de curación, el ligamento pasa por tres fases de cicatrización: la inicial o inflamatoria, que dura de 24 a 72 horas tras el traumatismo, en el que se forma un hematoma y una respuesta inflamatoria que creará base sobre la cual se inicia la fase de reparación que dura unas 2 semanas y en las que el hematoma se sustituye por tejido conectivo que permite resistir a las dos semanas fuerzas de bajo nivel.
La última fase, la de remodelación, dura hasta 3 meses que es cuando el ligamento recupera las propiedades físicas previas a la lesión.
En los últimos años ha habido grandes avances en la cirugía artroscópica de tobillo que permiten el tratamiento de multitud de lesiones de forma mínimamente invasiva, con menor daño de las partes blandas, menor riesgo de infección, recuperaciones más tempranas, menores problemas de cicatrización…
Lo que planteamos, una vez que el tratamiento conservador ha fallado, es reparar el o los ligamentos afectados mediante una cirugía artroscópica (esto es con mínimas incisiones y asistidos por una cámara). Además, podremos diagnosticar y tratar las lesiones asociadas que frecuentemente aparecen en el contexto de la inestabilidad crónica y que antes pasaban desapercibidas.
La cirugía requiere de un periodo de inmovilización y de un protocolo de fisioterapia para asegurar una recuperación completa. Generalmente a los 3 meses se puede realizar una vida normal y a los 6 meses practicar cualquier tipo de deporte, si bien se recomienda en aquellos deportes más demandantes para el tobillo, el uso de vendajes funcionales.
La Unidad de Pie y Tobillo del Hospital Quironsalud de Valencia, está especializada en el diagnóstico y tratamiento de las inestabilidades por las técnicas más avanzadas disponibles actualmente.
Texto elaborado por el doctor Rodrigo Díaz, jefe de la Unidad de Pie y Tobillo de Quirónsalud Valencia
La osteoartritis o artrosis es la forma más común de artritis y afecta a millones de personas en todo el mundo. Ocurre cuando el cartílago que recubre los extremos de los huesos se desgasta, esto hace que el hueso roce uno contra el otro produciendo dolor, rigidez y deformidad en las articulaciones.
La osteoartritis a menudo se conoce como una enfermedad por desgaste. Pero además de la degradación del cartílago, la osteoartritis afecta a toda la articulación.
Provoca cambios en el hueso y deterioro de los tejidos conectivos que mantienen unida la articulación y unen el músculo al hueso. También causa inflamación del revestimiento de las articulaciones.
No existe una causa conocida para la osteoartritis, aunque sí que se han identificado una serie de factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecer artrosis.
Edad avanzada.
El riesgo de artrosis aumenta con la edad.
Sexo.
Las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar osteoartritis, aunque no está claro por qué.
Cargar peso corporal adicional contribuye a la osteoartritis de varias maneras, y cuanto más se pesa, mayor es su riesgo.
El aumento de peso agrega tensión a las articulaciones que soportan peso, como las caderas y las rodillas. Además, el tejido graso produce proteínas que pueden causar inflamación dañina en las articulaciones y alrededor de ellas.
Lesiones articulares.
Las lesiones, como las que se producen durante la práctica de deportes o por un accidente, pueden aumentar el riesgo de artrosis.
Incluso las lesiones que ocurrieron hace muchos años y aparentemente sanaron pueden aumentar su riesgo de osteoartritis.
Esfuerzo repetido en la articulación.
Si en tu trabajo o en el deporte que practica ejerces un estrés repetitivo en una articulación, esa articulación podría eventualmente desarrollar osteoartritis.
Genética.
Algunas personas heredan la tendencia a desarrollar osteoartritis.
Deformidades óseas.
Algunas personas nacen con articulaciones malformadas o cartílago defectuoso.
Ciertas enfermedades metabólicas.
Estos incluyen diabetes y una afección en la que su cuerpo tiene demasiado hierro (hemocromatosis).
Los síntomas de la artrosis se suelen desarrollar con lentitud y pueden ir empeorando con el tiempo.
Los signos y síntomas de la artrosis que suelen presentar los pacientes son:
- Dolor durante o después del movimiento.
- Rigidez, que se puede notar al despertar o después de estar inactivo.
- Sensibilidad, al aplicar presión cerca o sobre ellas.
- Pérdida de flexibilidad, puede darse que no s epoda mover la articulación en todo su rango de movimiento.
- Sensación chirriante, puede que se escuchen chasquidos.
- Bultos duros alrededor de la articulación afectada producidos por crecimiento anormal del hueso (osteofitos o picos de loro) de hueso.
- Hinchazón por la inflamación de los tejidos de la articulación.
Aunque la osteoartritis puede dañar cualquier articulación, el trastorno afecta con mayor frecuencia las articulaciones de las manos, las rodillas, las caderas y la columna.
El diagnóstico es clínico tras realizar una historia clínica completa, exploración de la articulación afectada. Se confirma con una radiografía simple, aunque en algunos casos dudosos solicitaremos pruebas más complejas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética.
La artrosis precisa un enfoque en ocasiones multidisciplinar en el que intervienen el médico de atención primaria, reumatólogo, cirujano ortopédico, rehabilitador y fisioterapeuta.
Para tratar esta enfermedad se puede hacer de diversas formas, dependiendo del grado y de la articulación que se vea afectada.
Medicamentos
Los medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la osteoartritis, principalmente el dolor, incluyen:
- Analgésicos y antiinflamatorios
- Condroprotectores.
Fisioterapia
Terapia física.
Un fisioterapeuta puede mostrarle ejercicios para fortalecer los músculos alrededor de la articulación, aumentar su flexibilidad y reducir el dolor.
El ejercicio suave regular que hace por su cuenta, como nadar o caminar, puede ser igualmente efectivo.
Terapia ocupacional.
Un terapeuta ocupacional puede ayudarlo a descubrir formas de realizar las tareas cotidianas sin ejercer presión adicional sobre la articulación que ya está dolorida.
Por ejemplo, un cepillo de dientes con un agarre grande podría facilitar el cepillado de los dientes si tiene osteoartritis en las manos. Un banco en la ducha podría ayudar a aliviar el dolor de estar de pie si tiene osteoartritis de rodilla.
Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS).
Utiliza una corriente eléctrica de bajo voltaje para aliviar el dolor. Proporciona alivio a corto plazo para algunas personas con osteoartritis de rodilla y cadera.
Cirugía y otros procedimientos
Inyecciones de cortisona.
Las inyecciones de un corticosteroide en la articulación pueden aliviar el dolor durante algunas semanas. Su médico adormece el área alrededor de su articulación, luego coloca una aguja en el espacio dentro de su articulación e inyecta el medicamento. L
a cantidad de inyecciones de cortisona que puede recibir cada año generalmente se limita a tres o cuatro, porque el medicamento puede empeorar el daño articular con el tiempo.
Inyecciones de lubricación.
Las inyecciones de ácido hialurónico pueden aliviar el dolor al proporcionar algo de amortiguación en la rodilla, aunque algunas investigaciones sugieren que estas inyecciones no ofrecen más alivio que un placebo. El ácido hialurónico es similar a un componente que normalmente se encuentra en el líquido articular.
Realineación de huesos.
Si la osteoartritis ha dañado un lado de la rodilla más que el otro, una osteotomía podría ser útil. En una osteotomía de rodilla, un cirujano corta el hueso por encima o por debajo de la rodilla y luego extrae o agrega una cuña de hueso. Esto aleja el peso de su cuerpo de la parte desgastada de su rodilla.
Reemplazo de la articulación.
En la cirugía de reemplazo articular, su cirujano extrae las superficies articulares dañadas y las reemplaza con piezas de plástico y metal. Los riesgos quirúrgicos incluyen infecciones y coágulos de sangre. Las articulaciones artificiales pueden desgastarse o aflojarse y es posible que sea necesario reemplazarlas.
Por desgracia la artrosis no se cura, es una enfermedad que nos acompaña a lo largo de la vida cuando vamos cumpliendo años. Una vida activa, ejercicio suave y control del peso pueden retrasar la evolución de la osteoartritis y permitirnos hacer una vida normal.
Una buena dieta y ejercicio regular ayudarán a mantener los músculos fuertes y controlar su peso, lo cual es bueno para la osteoartritis y también tiene otros beneficios para la salud.
Tome su tratamiento
Es importante que tome su tratamiento según lo recetado, incluso si comienza a sentirse mejor. La medicación continua a veces puede ayudar a prevenir el dolor, aunque si sus medicamentos se han recetado "según sea necesario", es posible que no necesite tomarlos entre episodios dolorosos.
Revisiones regulares
Debido a que la osteoartritis es una afección a largo plazo, estará en contacto regular con su equipo de atención médica.
Texto elaborado por el doctor Diego Giménez, jefe del Servicio de Traumatología de Quirónsalud Murcia
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