Quirónsalud
Blog del servicio de Traumatología de los Hospitales Quirónsalud Alicante, Torrevieja, Murcia, Valencia, Tenerife, Costa Adeje y Vida
Las articulaciones son las partes móviles de nuestro rígido esqueleto. Estas además de movilidad deben poseer estabilidad. Cuando una articulación pierde esa cualidad de "estabilidad" sufre una inestabilidad, cuya máxima expresión es la luxación.
Cuando se produce una luxación lo que ocurres es que las superficies articulares pierden totalmente su contacto mutuo y por tanto su capacidad para ser el punto de apoyo móvil de los músculos. Esto suele acompañarse de un dolor de gran intensidad y potenciales lesiones asociadas de las estructuras que la rodean.
El hombro es la articulación con mayor movilidad del cuerpo, para lo cual, los extremos de los huesos que entran en contacto no presenta ningún tipo de encaje recíproco. Al carecer de una estabilidad intrínseca, si se toman los huesos y se ponen uno enfrente del otro no se sostienen en su sito.
La estabilidad básica la provee un rodete cartilaginoso que rodea el borde de la glena, actuando como la goma de una ventosa y fijando la esférica cabeza del húmero, de nominado labrum. Secundariamente un vasto complejo de ligamentos y músculos proveen de una estabilidad de refuerzo.
Las luxaciones de hombro pueden ser anteriores, posteriores o inferiores, dependiendo de la dirección en la que la cabeza humeral tienda a desplazarse respecto de la escápula. Esto se manifiesta en el gesto que desencadena la luxación.
En un mismo paciente la inestabilidad puede ser unidireccional, en este caso el hombro tiende a luxarse en una única dirección, sea la que sea, pero siempre la misma. También se puede dar la inestabilidad bidireccional o multidireccional, en la que el paciente puede luxarse el hombro en cualquier dirección.
Atraumáticas, esta sucede cuando en un gesto cotidiano se desencadena la luxación.
En este caso el paciente presenta una disposición anatómico/funcional que predispone a que el hombro se luxe.
Se suele dar ser pacientes jóvenes, más frecuente en mujeres, con múltiples episodios de luxación.
Microtraumáticas, se producen en gestos relativamente intensos, al ser repetitivo desencadena una inestabilidad/luxación.
este tipo de luxación se suele dar en lanzadores, nadadores, tenistas en el gesto de saque, jugadores de pádel en el remate o en la bandeja…
Traumáticas, en este caso la luxación se suele dar en un evento de alta energía. En estos casos, los más aparatosos clínicamente, cabe distinguir entre un primer episodio y recidivas.
Por último, también cabe clasificarlas dependiendo de que su reducción sea fácil (se reduzca espontáneamente, o con ayuda del propio paciente: "autoreducida") o imposible para el propio paciente, requiriendo ayuda médica, y en ocasiones necesitando de una anestesia y en algunas ocasiones se precisa una cirugía para poder reducir a su posición la articulación.
Los síntomas son muy variables dependiendo del tipo de luxación, como solemos explicar los médicos especialistas de la Unidad de Traumatología en de Quirónsalud Alicante.
En una luxación atraumática, frecuente, autoreducida, muchas veces los síntomas son bajos y el paciente controla inmediatamente la luxación, no condicionando un tratamiento específico en ese momento.
Por otra parte, en las luxaciones traumáticas, en su primer episodio, la situación es dramática con un dolor intensísimo, pudiendo presentarse el paciente con el brazo en una posición totalmente anómala.
En las lesiones de alta energía se pueden asociar lesiones neurológicas y vasculares potencialmente graves. No perdiendo de vista que aquí con gran frecuencia aparecen otras lesiones a tener en cuenta, como fracturas costales, fracturas en el mismo miembro...
El mecanismo íntimo de la luxación de hombro es sumamente complejo, más aun teniendo en cuenta los muy diferentes tipos clínicos que hay, y que cada uno tiene una fisiopatología diferente.
Cabe señalar las anomalías o lesiones del Labrum como la causa principal de la luxación de hombro.
Es fundamental saber que, tras una primera luxación traumática del hombro, aproximadamente un 60% de los casos, va a presentar un segundo episodio en las siguientes 2 años.
Desde el advenimiento de la artroscopia, las secuelas generadas por la propia cirugía se han minimizado, y en casos agudos traumáticos se consigue una estabilización definitiva del hombro en más de un 95% de los casos.
Es el traumatólogo el médico especialista que estudia y trata estas patologías.
Como en la mayoría de campos, lo ideal es que el estudio y tratamiento lo lleve a cabo un traumatólogo especializado en este área, dado que hay un flujo inmenso de información evolucionando constantemente, y el uso de determinadas técnicas quirúrgicas no están al alcance de todos los cirujanos ortopédicos.
En el cuadro agudo, una radiografía es suficiente, teniendo en cuenta el dolor acompañante, el deterioro de la articulación si pasa muchas horas luxada, y el aumento de sufrimiento vascular y neurológico en caso de demora.
Para el estudio de fondo del mecanismo causal en cada caso, la ecografía no resulta útil, requiriendo una Resonancia Nuclear, y cada vez más una Artro-RNM, pues se comprueba que la RNM estándar no puede definir un significativo porcentaje de las lesiones que se presentan en esta patología.
La prevención va dirigida fundamentalmente a evitar que ocurra de nuevo la lesión. Una potenciación muscular específica de los rotadores cortos y una educación postural y gestual, pueden contribuir a un mejor control de la inestabilidad.
La luxación aguda es una lesión que requiere tratamiento urgente en un gabinete de urgencias, supervisado por un traumatólogo.
Tras ese primer episodio, el tratamiento potenciador y el estudio de las lesiones anatómicas debe ser la regla.
Ya en un entorno especializado en esta patología, se debe realizar el seguimiento para adaptar el tratamiento y las propuestas de tratamiento a cada paciente, con sus demandas específicas y sus lesiones anatómicas concretas.
La cirugía artroscópica es la solución en la mayoría de las luxaciones traumáticas a medio plazo y tras un adecuado estudio y seguimiento.En las luxaciones atraumáticas tras un cuidado seguimiento y tratamiento ortopédico, asistido por un estudio por imagen en profundidad, muchos casos se pueden beneficiar de la cirugía para resolver definitivamente su problema.
Las articulaciones, y especialmente el hombro, por su peculiar complejidad, requieren de forma necesaria una recuperación cuidada y supervisada.
La recuperación se trata de varias fases:
- Fase inicial de reposo (relativo) y enfriamiento de la articulación: normalmente en el entorno de las 2-3 semanas.
- Fase de recuperación de la elasticidad de la articulación (movilidad pasiva) y del tono muscular: 2-3 semanas.
- Fase de recuperación de la función activa, la coordinación y el uso de bajo nivel: 2-3 semanas.
- Fase de potenciación, incremento de la complejidad de los movimientos e incremento en la velocidad de los mismos.
- Fase predeportiva: puesta a tono enfocada a la actividad específica de cada paciente.
- Fase de uso libre, pero con incremento supervisado, y continuo de la intensidad. Recuperación de la actividad habitual.
A modo de ejemplo, cabría decir que para, por ejemplo, conducir con seguridad pueden necesitarse 4-6 semanas. Para retomar una actividad deportiva de nivel medio 2,5 meses y para un nivel competitivo 4 meses.
En los centros de Quirónsalud contamos con equipos especialistas en el tratamiento y cirugías de luxaciones de hombro.
Texto elaborado por el doctor Luis Sánchez Navas, jefe de la Unidad de Mano y Miembro Superior de Quirónsalud Alicante
En cualquier técnica artroscópica el traumatólogo realiza unas pequeñas incisiones en la piel que comunican con la articulación a tratar, en este caso la rodilla, estas incisiones las llamamos portales y suelen medir menos de 10 mm.
A través del primero de estos portales se introduce un sistema de visión dotado de luz que permite visualizar perfectamente toda la articulación por dentro, de esta forma detectamos cualquier patología o lesión que pudiera haber.
Esta primera fase de la artroscopia sería la diagnóstica que nos permite recorrer toda la articulación y realizar un diagnóstico exacto de las lesiones que presenta el paciente. Pero la artroscopia, no solo permite realizar este diagnóstico, sino que a través de otras pequeñas incisiones podemos introducir una gran variedad de instrumentos e implantes para reparar todas y cada una de las lesiones que hayamos encontrado.
Entre las diferentes lesiones que se pueden dar en la rodilla, cabe destacar que las siguientes se pueden diagnosticar y tratar con la técnica de la artroscopia.
Artrosis: es una de las localizaciones más frecuentes de la rodilla. Se produce debido al desgaste de las superficies articulares. También se suele dar en los meniscos, formación de osteofitos, lo que se conoce como el crecimiento óseo que forma los "picos de loro".
Roturas meniscales. Estas son muy frecuentes, y se dan en personas jóvenes por traumatismos habitualmente deportivos o laborales, en el caso de personas mayores suelen producirse como consecuencia del desgaste por la artrosis.
Roturas ligamentosas, es un tipo de fractura también frecuente producida por accidentes deportivos.
Patología femoropatelar. La patela o rótula es el hueso circular que tenemos delante de la rodilla, articula con la parte anterior del fémur y es asiento de frecuentes problemas de tipo desgaste o inflamatorio.
Lesiones osteocondrales: se producen una especie de "úlceras" en el cartílago articular que producen dolor y derrame articular.
Las molestias en la rodilla es una queja frecuente que afecta a personas de todas las edades. Puede ser resultado de una lesión, como una rotura de ligamento o un desgarro de cartílago. Algunas enfermedades, como la artritis, la gota y las infecciones, también pueden provocar dolor de rodilla.
Entre los diferentes síntomas que se pueden dar en la rodilla son
Dolor de rodilla. Este tipo de molestia produce claudicación, es decir, el paciente tiene dificultad para caminar (cojera). La localización del dolor más frecuente es la parte interna o anterior de la rodilla, aunque puede provocar dolor en cualquier localización según donde esté la lesión o enfermedad. También es frecuente el dolor en hueco poplíteo o corva que es la parte posterior de la rodilla.
Inflamación de la rodilla. La rodilla también es una articulación bastante superficial por lo que los cambios inflamatorios pueden ser muy evidentes, sobre todo si hay derrame articular, es decir se crea líquido dentro de la articulación, en estos casos la articulación aparece globulosa, hinchada sobre todo por encima de la rótula.
Fallos en la rodilla: los fallos o sensación de que la rodilla se dobla sola puede ser por atrofia o debilidad muscular, derrame o pinzamientos dentro de la rodilla que producen el fallo.
Bloqueo de la rodilla. La rodilla puede quedarse "atascada" habitualmente en la flexión, esto indica que "hay algo suelto" dentro de la rodilla que queda atrapado entre las superficies articulares produciendo el bloqueo. La causa más frecuente es la rotura de un menisco que produce pequeños fragmentos que pueden bloquear la rodilla.
Rigidez de la rodilla, esta produce pérdida de movilidad de la rodilla. Se pierde rango articular que puede ser de la extensión, de la flexión o de ambas.
En el caso de la artroscopia de rodilla, en función del estado del paciente y si la cirugía ha ido como se esperaba, el paciente puede ser dado de alta a su domicilio el mismo día de la intervención.
Habitualmente la anestesia para realizar esta cirugía será raquídea y la capacidad para andar se recupera en unas pocas horas tras la cirugía. Así mismo, al no haber tenido que "abrir" completamente la articulación el postoperatorio no es doloroso.
El paciente podrá caminar con ayuda de unas muletas durante unos días, también se le indica que realice ejercicios de contracción muscular sin movimiento (contracciones isométricas) para evitar la atrofia muscular.
Según el tipo de reparación realizada también podrá hacer movimientos suaves de flexoextensión de la rodilla.
Se realizarán curas de las incisiones quirúrgicas 2-3 veces a la semana, al ser unas heridas muy pequeñas causan muy poco dolor y no precisan cuidados especializados.
Esta es una de las consultas habituales en los pacientes de la Unidad de Traumatología en los centros de Quirónsalud.
Según el tipo de lesión encontrada y reparación realizada en algunas ocasiones los pacientes necesitarán un periodo de rehabilitación funcional para recuperar cuanto antes la movilidad y fuerza muscular necesarias para volver a sus actividades habituales.
Esto depende mucho de la lesión que presenta el paciente y del tipo de reparación que se haya realizado, si, por ejemplo, se trata de una lesión meniscal, que es una de las patologías más frecuentes, el paciente puede volver a caminar con normalidad en poco tiempo, habitualmente menos de dos semanas.
Por el contrario, si hemos tratado una rotura de ligamento cruzado la recuperación será más larga y en caso de deportistas profesionales la vuelta a su actividad deportiva se puede demorar hasta 6 meses.
En todo caso, lo que es seguro es que las técnicas artroscópicas han supuesto una importante mejora en cuanto a velocidad de recuperación en comparación con las técnicas abiertas clásicas que se usaban hace unos años.
Los beneficios son múltiples, ya hemos comentado la recuperación más rápida de la capacidad de deambulación, vuelta al trabajo o a las actividades cotidianas y deportivas.
Pero hay muchas más que merecen ser mencionadas.
- Al poder visualizar todo el interior de la articulación mejora la capacidad de diagnosticar todas las lesiones.
- Menor estancia postoperatoria.
- Menos molestias tras la cirugía, disminuyendo la necesidad de tomar analgésicos
- Menor índice de complicaciones, menor tasa de infección (siendo esta muy poco frecuente en la cirugía artroscópica).
La Unidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Quirónsalud Murcia cuenta con un equipo de profesionales altamente cualificado que permiten ofrecer a nuestros pacientes el mejor trato humano, profesional y tecnológico. Todas nuestras intervenciones traumatológicas se realizan mediante técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas lo que permite a nuestros pacientes abandonar el hospital en veinticuatro o cuarenta y ocho horas y retomar sus rutinas habituales en un corto periodo de tiempo.
Texto elaborado por el Dr. Diego Giménez Belmente, jefe del Servicio de Traumatología de Quirónsalud Murcia
La fascitis plantar es un proceso doloroso que se engloba dentro de las talalgias, esto es, dolor localizado en el talón en su cara plantar.
La mayor parte de las fascitis tienen un origen biomecánico que debe ser identificado para poder tratarlas de forma exitosa. En otras ocasiones, están relacionadas con procesos inflamatorios crónicos, la toma de determinados fármacos…
Es muy importante el diagnóstico diferencial, es decir, descartar otras causas de dolor en la zona del talón que puedan ser debidas a otras patologías, como fracturas de estrés del calcáneo o tendinopatías del tibial posterior, entre otras muchas causas.
Los síntomas son muy característicos, lo que permite realizar un diagnóstico preciso con la descripción de los mismos por parte del paciente y la exploración física en la consulta por parte del especialista.
Básicamente se trata de un "dolor de arranque", es decir, un dolor que aparece con los primeros pasos y que cuando el pie "calienta" el dolor mejora.
Es especialmente característico el dolor de los primeros pasos de la mañana al levantarse de la cama y poner el pie en el suelo. Este dolor puede ser más o menos incapacitante, pero debido a que pueden llegar a durar meses o años, si no son correctamente tratados, pueden llegar a suponer un verdadero problema para el paciente.
La gran mayoría de las fascitis están relacionadas con una sobrecarga del sistema aquíleo-calcáneo-plantar.
Se considera que existe una interrelación entre el tríceps sural (gemelos y sóleo) y su inserción en el calcáneo mediante el tendón de Aquiles, y la fascia plantar que se inserta proximalmente en la cara plantar del calcáneo y distalmente en la base de las falanges de los dedos; en el caso del dedo gordo, a través de expansiones en los sesamoideos, que son dos huesecitos en la cara plantar de la cabeza del primer metatarsiano.
En aquellos casos en los que la biomecánica está alterada, este sistema se puede sobrecargar e inflamar en diversos puntos: frecuentemente será la inserción calcárea de la fascia plantar y la inserción del Aquiles en el calcáneo (tendinopatía aquílea insercional), por eso podríamos decir que ambas patologías están interrelacionadas y el tratamiento de ambas será similar.
Aunque la patología del sistema aquíleo-calcáneo-plantar puede manifestarse a cualquier edad.
De maneras diversas, la fascitis plantar suele aparecer en pacientes a partir de la tercera década de la vida; pueden ser pacientes sedentarios con obesidad, pero también deportistas (corredores), que generalmente tienen en común un acortamiento del tríceps sural.
Esto no quiere decir que una persona con gemelos acortados vaya a padecer una fascitis plantar, ya que el cuerpo es capaz de compensar biomecánicamente esto (mediante una hiperpronación del pie o hiperextensión de la rodilla, por ejemplo); cuando superamos esta capacidad de compensación (cada paciente tiene su "límite") aparece el dolor…
Las causas pueden ser desde un cambio de entrenamiento, el aumento de peso, calzado inadecuado….
Por lo general en esta patología no suele haberlas, salvo cuando hay una cronificación del dolor.
Siempre es importante descartar otras patologías y pautar un tratamiento correcto. Sí que puede haber complicaciones con un tratamiento no adecuado o mal aplicado.
Las infiltraciones de corticoides no son inocuas, ya que pueden producir una rotura de la fascia plantar. El uso de aintinflamatorios puede elevar la tensión arterial, producir una insuficiencia renal o causar problemas gastrointestinales, etc.
Como decía, la cronificación del dolor puede ser una complicación en sí; como todo dolor crónico, existe una parte subjetiva y un impacto psicológico que puede causar problemas de depresión, ansiedad, somatizaciones, percepción catastrofista de la situación… Es muy importante no descuidar estos aspectos en este tipo de pacientes cuando afrontamos un plan terapéutico.
El tratamiento de una fascitis plantar se caracteriza por presentar un problema importante como es que los resultados no son inmediatos, sino a largo plazo.
Esto se traduce en una baja adhesión por parte del paciente a las pautas terapéuticas, lo que hace que los vaya buscando una "solución mágica" que acabe con sus dolores de forma inmediata y permanente, y esta, generalmente, no existe.
Siempre es importante acudir a un médico especialista que sea capaz no solo de diagnosticar, sino también de descartar otras posibles causas de dolor de diferentes orígenes y que sepa instaurar un tratamiento adecuado.
La involucración del paciente y del especialista explicando pormenorizadamente el porqué de cada pauta y cómo llevarla a cabo de la manera correcta, asegurarán el éxito del tratamiento.
Una vez identificada la causa, los profesionales de Quirónsalud aplicaremos el tratamiento correspondiente. Este tratamiento va a ser conservador en la mayoría de los casos, y si se hacen bien las cosas, podremos evitar un tratamiento quirúrgico.
Al contrario de lo que podrían pensar muchos pacientes, pasar por el quirófano tampoco tiene un efecto inmediato y se asocia a largos tiempos de recuperación.
Las infiltraciones se deben reservar para aquellos dolores intensos y agudos que impidan la deambulación, así como la inmovilización o descarga del miembro afectado.
Dado que se trata de procesos crónicos, no se suelen pautar tratamientos mediante antiinflamatorios vía oral, por las razones anteriormente expuestas. Pomadas a base de capsaicina podrían ser útiles en algunos casos.
El uso de plantillas a medida, programas de estiramientos, etc. deben ser individualizados tras un estudio completo y exploración de cada paciente.
Los antinflamatorios vía oral, deben darse en pautas cortas y en episodios de dolor agudo, evitando tratamientos prolongados en el tiempo.
Por lo tanto, los antinfamarotios vía oral, no deben ser la base de un tratamiento de una fasicits plantar, en líneas generales, claro está.
Las recomendaciones de los especialistas traumatólogos de Quirónsalud a todo paciente con fascitis plantar, es que acudan al especialista, para asegurar el diagnóstico y descartar patología asociada y después, tener paciencia ya que es una proceso largo.
Las fascitis crónicas se curan, pero lentamente. Por ello algunas de las recomendaciones son:
Si tenemos un gemelo corto, los estiramientos se tienen que prolongar en el tiempo y cumplir las pautas asimilándolas a nuestras rutinas diarias (como lavarse los dientes).
Debemos también evitar calzados inadecuados (como chanclas) que pueden empeorar el dolor.
No obsesionarse con el espolón, que aparece con frecuencia en las radiografías, es muy importante saber que el espolón no va a ser necesario quitarlo para que el dolor desaparezca, y tampoco es un "pincho" que se nos esté clavando en la planta, aunque pueda parecer lo lógico al profano en la materia.
Paciencia, constancia y asegurarse que estamos en el lugar y con el profesional adecuado.
La Unidad de Pie y Tobillo del Hospital Quironsalud dispone de profesionales médicos altamente especializados que puede ayudarle a encontrar la solución a sus problemas de pies, como la fascitis plantar, le animamos a que solicite cita con nuestros profesionales.
Texto elaborado por el Dr. Rodrigo Díaz, jefe de la Unidad de Pie y Tobillo de Quirónsalud Valencia
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