Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable relacionada con una lesión real o potencial o que se describe en los términos de dicha lesión.
Cuando utilizamos esta definición académica muchas veces no somos conscientes de la verdadera dimensión de sus términos. El dolor no es una percepción, eso sería pura nocicepción, se limitaría al registro de un estimulo desagradable (muchas percepciones como olores, sabores, sonidos,..son desagradables y no los definiríamos como dolor), al menos no es una percepción simple. El dolor, tiene además un componente cognitivo-discriminativo que nos permite definir el tipo de estímulo, esta es la razón por la que distinguimos el paso del cuchillo por nuestro dedo, de la puerta que se cierra sobre él, nos ayuda a integrar y relacionar el estímulo y su intensidad (el agradable calor de la lumbre cuando hace frio en el exterior y la sensación de quemadura si acercamos la mano demasiado, que además relacionamos con nuestra experiencia anterior con ese, u otro estimulo).
Sin embargo, el hecho verdaderamente diferencial del dolor es la elaboración emotiva, es la que hace que los corredores de fondo no paren a pesar del sufrimiento, la que nos mantiene agarrados "del clavo ardiendo" para evitar caer al vacío, la que anima a las mujeres a seguir empujando en los partos a pesar de que lo que notan es progresivamente mayor durante el parto.
El dolor supone una elaboración, relacionada con nuestra experiencia y con nuestras expectativas que convierte y modula la mera percepción. Más aun cuando el dolor se perpetúa en el tiempo. Si una percepción aislada puede acarrear múltiples elaboraciones, una percepción mantenida añade la continuidad como variable principal a la ecuación.
Por todo lo anterior, la evaluación del dolor es un proceso complejo que depende desde luego del paciente, de su experiencia, de su cultura, de su expresividad, pero también de la del terapeuta que debe calibrar el mensaje y catalogarlo.
Afortunada o desgraciadamente, nuestras experiencias y estrategias de comunicación son múltiples y no siempre extrapolables.
La evaluación mediante escalas cualitativas unidimensionales es un primer intento de medida (leve, moderado, severo) aunque sujeta a sesgo que a veces puede alterar el diagnostico.
Sin duda la EVA es la escala más empleada, un segmento sin marcas excepto en sus extremos, desde la ausencia de dolor al dolor mayor imaginable.
Es la más empleada y mejor entendida, no necesita de interrogatorio complejo y se puede extrapolar a otra numérica de forma automática permitiendo su cuantificación y análisis estadístico.
A veces, especialmente con niños o personas con dificultades en la comprensión verbal, se emplean escalas visuales con imágenes de caras con diferentes expresiones de sufrimiento.
Estas escalas se han ido implementando con procedimientos más complejos que evalúen aspectos como la discapacidad, el descanso nocturno, la calidad del dolor,…uno de los más extendidos es el de test de Mcgill.
Con todo, la evaluación se circunscribe a la presencia o ausencia de dolor y sus características.
Actualmente no hablamos de salud como contraposición a la enfermedad sino de calidad de vida, que engloba muchos otros aspectos emocionales, sociales, laborales que complementan y explican mejor el estado de nuestros pacientes.
De entre ellos el SF36, o el SF12 más abreviado o el WHOQOL son los más empleados.
Algunos tipos de dolor como el dolor neuropático precisan una caracterización distinta que ha obligado al desarrollo de interrogatorios específicos como el DN4 o la escala LANSS.
La búsqueda de la evaluación del dolor ha encontrado, por fin, un método de evaluación objetiva la resonancia nuclear magnética cerebral funcional (RNMf). En ella podemos ver activos los circuitos nerviosos relacionados con el dolor en tiempo real, lo que permite asegurar que a esos pacientes les duele en el momento de la toma de las imágenes.
Desgraciadamente las imágenes captan las áreas activas si existe dolor pero no nos dice si este es leve, moderado o grave, el camino hacia una evaluación objetiva sigue siendo aun largo.
Como otros absolutos del ser humano ( el amor, la belleza, la honestidad, el pundonor,…) el dolor sigue siendo una incógnita, nuestra primera obligación como terapeutas es formarnos para entender a nuestros pacientes, aprender de ellos, y también enseñarles como pueden definir mejor lo que les pasa y así mejorar su diagnostico.
Se denomina Síndrome de miembro fantasma al cuadro de sensaciones, dolor, picor, disestesias, sensación térmica, que sienten algunas personas en un miembro amputado, que persiste pese a no tenerlo.
Es un cuadro complejo que refieren casi dos tercios de las personas amputadas. El dolor es intenso y la sensación se hace tan insoportable que muchos de los pacientes piensan en el suicidio ante la terrible experiencia.
Su fisiopatología se basa en la persistencia de áreas cerebrales dedicadas a ese miembro que no reciben la respuesta del miembro y generan una descarga espontanea que contamina otras percepciones y se cronifica. Es decir, la patología del miembro fantasma no radica en los nervios periféricos del miembro afectado sino en su proyección cortical. De aquí, que las medidas periféricas, sobre nervios o muñones no generen la eficacia deseada (mucho menos los tratamientos quirúrgicos, neurolíticos usados en el pasado. El problema depende de la plasticidad neuronal y la solución debe plantearse en esos términos.
Aunque el concepto de fantasmas sensoriales ha sido atribuido a Ambroise Paré en el siglo XVI, fue un médico norteamericano llamado Silas Weir Mitchel quien realizó la primera descripción científica rigurosa.
Weir Mitchell ejercía la medicina, en el Hospital Lane, en Filadelfia y se le considera el fundador de la Neurologia americana, con más de ciento cincuenta publicaciones, muchas de ellas basadas en lo que vió en los soldados heridos de la Guerra Civil norteamericana.
Después de la batalla de Gettysburg, muchos excombatientes fueron llevados a Mitchell para su tratamiento. Aquel hospital de Filadelfia, recibió tantos amputados, que los soldados le llamaban coloquialmente "Hospital del Muñón". Las descripciones de los pacientes tras las amputaciones no eran nuevas, sin embargo, Mitchell anotó que de 90 amputados que había tratado, 86 habían desarrollado "fantasmas sensoriales" tras la amputación de un miembro. Describió múltiples variantes de las sensaciones muchas de ellas complejas de los pacientes, asociadas a dolor y otras solo de percepción anómala, pero continua de la presencia del miembro, encogido, caliente , incomodo.
Mitchell describía: "Solo un 5% de los hombres que sufrieron una amputación nunca tuvieron la sensación de que esa parte de su cuerpo estaba todavía presente. Del resto, hubo unos pocos que al cierto tiempo llegaron a olvidar el miembro perdido, mientras que el resto mantenía una sensación de su existencia que era más vívida, definida e intrusiva que la de su miembro adjunto realmente vivo".
El interés de Mitchell por los amputados quizá dependiera de su relación con otro testigo de la guerra. Se llamaba Walt Whitman. En el invierno de 1862, en el momento más sangriento de la Guerra, Whitman viajó a Virginia en busca de su hermano que había sido herido en la batalla de Fredericksburg. Pasó tres años colaborando en la asistencia de los heridos, cosiendo heridas, alimentándoles y consolándoles o acompañándoles con la lectura de sus poesías.
Whitman comentaba como algunos soldados hablaban de los fantasmas de su propia carne que les perseguían volviendo de la muerte para tormentarles
Weir Mitchell y Whitman se conocieron entablaron amistad y mantuvieron relación durante casi toda la vida. No podemos afirmar su esta relación tuvo que ver con la descripción de los cuadros de miembro fantasma aunque en composiciones como Top Drums se describe el horror de aquellos hechos.
Pese a todo, años antes, Herman Melville escribió su gran obra, Moby-Dick. Al capitan Ahab, le faltaba una pierna, que precisamente se había comido la ballena blanca.
En el capítulo 108, Ahab llama al carpintero del barco para que le haga una nueva pierna ortopédica y describe que todavía siente su pierna amputada "invisibly and uninterpenetratingly". Su pierna amputada es como un "falsario, un maniquí". Ahab le espeta "Mira, pon tu pierna viva aquí en el lugar donde estaba la mía; así, ahora, hay solo una pierna clara para el ojo, pero hay dos para el alma". Actualmente, se enseña a la gente a recondicionar el cerebro usando un juego de espejos.
Los pacientes ponen a un lado su miembro normal y en el espejo ven el reflejo del miembro existente como si fuera el miembro perdido, como si hubiera vuelto, entonces les pide que piensen que ordenan un movimiento a su miembro desaparecido y que ejecuten lo mismo en su miembro sano.
Nuestra paciente amparo tenía 56 años cuando sufrió la amputación del brazo derecho en un accidente de tráfico. Múltiples operaciones reconstructivas después y tras ocho años de evolución acudió a nuestra unidad del dolor. Ya había recibido tratamiento para el dolor y su muñón había sido revisado dos veces por los cirujanos. Comenzamos tratamiento con gabapentina y amitriptilina sin obtener resultado pese a usar dosis de hasta 1800 de gabapentina y 75 de amitriptilina.
Decidimos iniciar un ciclo de anestésicos locales intravenosos que condujo a un alivio notable a partir de la séptima sesión 7mg kilo de lidocaína, completamos el ciclo hasta diez sesiones y mantuvimos la gabapentina a 1800 al dia.
Una reaparición de síntomas nos hizo introducir la oxicodona a dosis de 20 mg cada 12h.
Tres semanas después pasamos a 40 cada 12h controlándose el cuadro y manteniéndose sin dolor desde entonces hasta la fecha tres años después.
El dolor y sobre todo la sensación no ha desaparecido del todo, pese a la terapia de condicionamiento sensorial con espejos y la oxicodona, pero el cuadro se hizo tolerable mejorando su calidad de vida y su autoestima.
El dolor en el parto es una constante, no sólo en los tratados médicos, sino también en la tradición cultural y religiosa del ser humano.
Prestigiosos investigadores como Melzack realizaron estudios sobre el dolor de parto en la segunda mitad del siglo XX. En ellos encontraron que un 60% de las nulíparas y un 45% de las multíparas experimentaban dolor muy intenso o intolerable en el parto, no siendo las medidas de relajación o preparación suficientes para conseguir un alivio significativo. (1)
Las técnicas analgésicas epidurales o espinales han demostrado su eficacia, convirtiéndose en la referencia en el alivio del dolor, son técnicas muy eficaces aunque no exentas de complicaciones como la hipotensión o la cefalea post-punción.
El dolor de parto tiene tres componentes fundamentales, uno abdominal intermitente relacionado con las contracciones, otro lumbar intermitente y un tercero lumbar continuo. Todos ellos evolucionan durante el parto aumentando en intensidad a medida que este se desarrolla.
El dolor de parto comienza afectando a los dermatomas D10-11-12 y L1 y progresa desde el primer estadio por la inervación de útero y cuello, vía nervios sensitivos, plexo uterino y cervical, hipogástricos, plexo aórtico y cadenas simpáticas lumbar y torácica inferior.
En el segundo estadio el dolor se extiende a segmentos sacros vía nervios pudendos por la distensión del periné sin desaparecer el dolor referido que afecta a los segmentos dorsales y lumbares aunque perdiendo protagonismo.
La compleja integración a nivel medular y encefálico, en hipotálamo, sistema límbico, tálamo y cortex, explica la diferente percepción en cada ocasión mediada por los mecanismos inhibitorios descendentes.
La pregunta que siempre se plantea es: siendo un proceso natural, ¿debemos tratar el dolor?
Paciente de 24 años, primípara, ingresa para parto, el embarazo se encuentra en la semana 37, en las últimas dos semanas la ganancia de peso ha sido muy escasa lo que aconseja valorar una posible inducción.
Tras 24h de control el parto no se inicia de forma espontanea por lo que se inicia goteo con oxitocina. Tras una hora con contracciones progresivamente mayores y dolor en aumento se decide realizar punción epidural iniciando perfusión de Bupivacaina y Fentanilo dosis bajas. Seis horas después el parto sigue su curso, la dilatación apenas ha aumentado a 4 cm. Nueve horas después ante una dilatación de apenas 6 cm se decide realizar una cesárea.
Se emplea para inducir la anestesia el mismo catéter con una dosis anestésica cuatro veces mayor de la empleada para la analgesia. La cirugía transcurre sin incidencias. El neonato presenta un tumor de parto craneal pero su exploración y APGAR score es normal.
Pese a no ser la vía natural, todo se desarrolla como cabria esperar y ambos, madre e hijo, descansan después del esfuerzo. ¿Quién puede dudar del beneficio de una técnica analgésica que permite un reto extenuante de tantas horas, que mejora el confort de la paciente y disminuye el estrés durante el mismo, que mejora la circulación feto-placentaria, que hace posible un parto, de otra forma inviable?
Solo queda una pregunta: deberíamos tratar el dolor del parto en el feto-recién nacido, actualmente sabemos que su cerebro integra el dolor a partir de la semana veintitantos de su desarrollo,… quizá ese primer viaje de nuestras vidas deberíamos prepararlo mejor.
(1) Melzack et al Can Med Assoc J 1981, 125: 357-63.
La diabetes es una enfermedad muy extendida en nuestra sociedad, se calcula que afecta a a un 13% de los mayores de 18 años, aunque aumenta a casi el 40% de los mayores de 75. Un 20% de los diabéticos desarrolla neuropatías, cifra que aumenta al 35% en una diabetes de más de 10 años de evolución.
Una neuropatía supone la alteración continua de la percepción sensitiva con parestesia, disestesia y dolor ininterrumpida.
La alteración metabólica afecta al conjunto del organismo, pero muchas fibras nerviosas, especialmente aquellas fibras finas periféricas relacionadas con la sensibilidad y el dolor, se ven afectadas.
José es un paciente de 68 años. Le diagnosticaron de diabetes 20 años atrás, aunque en los últimos años su enfermedad ha progresado por varios factores relacionados con la ganancia de peso progresiva tras su jubilación y los cambios de hábitos de vida asociados.
Comenzó un año antes con ligero acorchamiento en ambos pies, con una sensación como de "llevar permanentemente los calcetines puestos", sensación de calor continuo, calambres y escozor por la noche; lo que le hacía despertar y buscar el consuelo del contacto con el suelo frio de la habitación.
Además presentaba una ligera inestabilidad y la persistencia de lesiones por pequeños traumatismos inadvertidos en ambos tobillos.
El paciente en seguimiento por el especialista en endocrino fue remitido para control de un cuadro que no mejoraba con analgesia convencional con paracetamol asociado a Tramadol, ni con Duloxetina 120mg día.
En nuestra Unidad, tanto por la clínica como por los cuestionarios específicos de dolor neuropático DN4 y por la exploración, confirmaron el diagnóstico.
Añadimos pregabalina al tratamiento y en cuatro semanas el cuadro mejoró, aunque con persistencia de dolor en ambos maléolos tibiales, por lo que le propusimos el uso de Lidocaína tópica en parche al 5% de aplicación diaria (12h y otras 12 de descanso).
Tres meses después el paciente se encontraba mucho mejor de su dolor, además las glucemias se mantenían en niveles inferiores a 120g/dl.
Al estudiar su caso llegamos a la conclusión de que José, trabajador en una fabrica durante más de 40 años y jubilado por la crisis, cambió sus hábitos de vida rompiendo el equilibrio actividad/dieta que mantenía sus glucemias en niveles normales.
La inactividad y, quizá el estrés, perjudicaron su salud.
Nuestra intervención alivió el cuadro sintomático, pero sólo su propio esfuerzo continuado le permitirán mantenerse libre de dolor.
El principal beneficiario o perjudicado de los problemas de salud es el propio paciente que tiene un papel central en el desarrollo de su tratamiento. No sólo tomando los medicamentos, sino haciendo lo más correcto para su salud.
La diabetes es una enfermedad compleja que, como el dolor, necesita una atención adecuada, un seguimiento estrecho y multidisciplinar. Médicos de Familia, endocrinos, neurólogos, fisioterapeutas y especialistas en dolor debemos trabajar codo con codo con pacientes y familiares para evitar este tipo de complicaciones.
Paciente mujer de 52 años que acude a la Unidad de Dolor por un cuadro generalizado de dolor muscular en miembros superiores e inferiores, también en trapecios. Es un dolor prácticamente generalizado pero que se localiza de forma más marcada a la exploración en las masas musculares de hombros, glúteos, muslos y antebrazos.
Interrogada la paciente, refiere sensación de falta de energía que además se consume a lo largo del día, alteraciones del sueño, del apetito y del ritmo intestinal. Hormigueos en ambas manos y a veces erráticos por los cuatro miembros.
Una analítica reveló alteraciones en la secreción de hormonas tiroideas, las resonancias nucleares magnéticas y electromiogramas realizados no mostraron alteraciones.
La paciente había acudido previamente a su médico de atención primaria, traumatólogo, endocrino, digestólogo, reumatólogo,… el diagnóstico con el que acude es el de fibromialgia.
La fibromialgia es un cuadro de dolor generalizado, errático, que se asocia a fatiga crónica en muchos casos, con alodinia e hiperalgesia, y cuadros sintomáticos a complejos de alteraciones de los ritmos circadianos, del sueño y de las vísceras abdominales.
La ausencia de alteraciones estructurales objetivables la ha convertido en una patología incomprendida y en muchos casos negada por los profesionales, que al no encontrar sustrato orgánico objetivable la tildan de psicológica.
Las nuevas técnicas de resonancia nuclear magnética funcional han permitido afirmar que estos pacientes tienen activos de forma permanente los circuitos neuronales que transmiten el dolor, es decir, su cerebro tiene activas estructuras como el de aquellas personas que sufren dolor derivado de lesiones objetivables.
Cada vez más, pensamos que la fibromialgia es un cuadro de afectación central, el sistema de percepción, modulación, o transmisión central del dolor está alterado y probablemente, precise un tratamiento relacionado con esa modulación central.
Mientras esto llega, los pacientes con fibromialgia precisan, como todos los pacientes, atención. Atención humana, que alguien escuche sus padecimientos. Atención médica, que el que los escuche sepa interpretarlos y enmarcarlos en el contexto de la ciencia y les ayude a explicárselo. Y por último, necesitan ayuda especializada para paliar en lo posible ese sufrimiento.
Un paciente informado siempre va a evolucionar mejor; ayudar a los pacientes a entender su patología es una de nuestras primeras obligaciones. Debemos afinar el diagnóstico y descartar otras patologías parecidas, o relacionadas. Como decía una muy querida amiga y paciente de fibromialgia, la fibromialgia no te protege de otras enfermedades que se pueden padecer de forma concomitante.
El tratamiento sigue en controversia, comprensión lo primero, ejercicio físico aeróbico moderado, neuromoduladores como amitriptilina o pregabalina a dosis bajas y a veces algún analgésico como el tramadol y por supuesto medidas físicas como el calor local o los masajes.
La acupuntura esta abriéndose camino como técnica analgésica complementaria, usar los puntos 34 VB, 36 E, 4 IG parece mejorar el control del dolor. Pain Medicine: Spencer S. Liu 2011.
No obstante, se precisan estudios amplios para afirmar de forma rotunda estos datos.
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