Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
Conseguir un tratamiento correcto no es nada fácil. Los cuadros clínicos son especialmente complejos, resistentes a los tratamientos. Los pacientes, muchas veces rechazados por el sistema, por la falta de respuesta a las medidas convencionales o por una incomprensión de su patología, se convierten en un reto en cada ocasión. En suma, cada día es necesario empezar a escribir el libro del tratamiento correcto, y desgraciadamente, ese libro aún está inconcluso.
Sin embargo, tenemos algunos ingredientes que conjuntamente y a la proporción adecuada pueden ayudarnos a entender el problema. Pidiendo prestado al famoso comandante Lawrence el título de su libro, estos podrían ser, LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURÍA EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR:
1) Adecuado diagnóstico: un problema no podemos afrontarlo sin reconocerlo, o al menos, aquilatarlo. Ser capaces de relacionarlo con estructuras anatómicas o funcionales. Con hábitos o esfuerzos y con su intensidad. La manera en que afecta o modifica las rutinas de actividad o reposo. El paciente debe conocer muy bien todos los detalles de su enfermedad, lo que le permitirá actuar de la manera más adecuada desde el conocimiento y reducirá su ansiedad en el afrontamiento diario del problema
2) Regulación en los hábitos de vida, higiene postural, reeducación del movimiento, ergonomía en la actividad y en el descanso, mejoría del tono muscular con ejercicios adecuados y de la resistencia y flexibilidad con técnicas especificas (natación, tai-chi, Pilates,…)
3) Alimentación adecuada con los nutrientes adecuados, y en la cantidad necesaria. A veces personas con sobrepeso tienen un déficit de vitaminas o principios inmediatos esenciales que solo se explican por un uso inadecuado de los alimentos. Evitar los alimentos excesivamente procesados, aporte suficiente de vegetales, ricos en antioxidantes, vitaminas y fibra necesarios para una salud general y un funcionamiento del tubo digestivo correcto.
4) Soporte con medidas físicas como el masaje, el calor, tracciones, ortesis, manipulación, onda corta, microondas, acupuntura, etc., en intensidad y localización adecuadas al problema y la persona.
5) Fármacos analgésicos y coadyuvantes suficientes. El tratamiento de una patología crónica requiere una continuidad que hace necesario no solo eficacia sino también tolerabilidad a largo plazo. Esta necesidad a veces aconseja una rotación de fármacos o la combinación de varios a dosis bajas
6) Tratamientos intervencionistas adecuados. Cuando no conseguimos interferir la evolución de una patología con todo lo anterior, es necesario actuar de una forma enérgica sobre la historia natural de la enfermedad, llevando una cantidad suficiente de factores correctores a un punto determinado del paciente. Llevamos el agua justo a la raíz (haciendo una perforación en la tierra y colocando un tubo en su proximidad) la dosis total es menor, pero el esfuerzo para localizarlo es mucho mayor.
7) Por último, lo que podríamos llamar el factor humano, una mezcla de intuición, empatía y habilidad de comunicación entre terapeuta y paciente. Lo que se ha dado en llamar competencias transversales. Esa relación de confianza, ese saberse comprendido, es imprescindible para alcanzar el buen fin en el tratamiento.
El dolor crónico es un problema, habitualmente, un problema complejo multifactorial que necesita de un esfuerzo continuado del paciente y de los terapeutas, que debemos estudiar el problema y tratarlo de la mejor manera aprovechando al máximo todos los recursos terapéuticos, todos los esfuerzos suman, todos son necesarios.
Los tumores malignos que afectan a tejidos de origen mesenquimal se denominan sarcomas. Es un término que asusta que muchas veces despierta el inconsciente colectivo los miedos más ancestrales, muchas veces matizados por la imaginación de los creadores artísticos de nuestra época. El sueño de la razón produce monstruos, que se encarnan y devoran nuestras entrañas.
Martín era un muchacho de quince años, buen estudiante, aficionado al deporte y miembro del equipo de baloncesto de su instituto. Como alero era eficaz, con un buen porcentaje de tiro exterior y rebote, no así en el juego bajo los aros por su escasa corpulencia.
Aquel sábado del mes de marzo acudió a urgencias después de un encontronazo que le dejo algo maltrecha su rodilla con un dolor muy agudo (pensó que se había roto los ligamentos o algo por lo intenso del dolor) otras veces se había lesionado, pero a los dos días estaba nuevo, esta vez parecía más serio. Con lo bien que iban este año, parecía que por fin podrían ganar el campeonato.
Las primeras impresiones fueron negativas, el traumatólogo exploro la rodilla y puso mala cara, pero le pidió una radiografía para confirmar el daño.
Al llegar la cara del médico era aún peor y cuando comento a su madre el diagnóstico y se puso a llorar se temió, lo peor, lesión de ligamentos, adiós a la temporada. No podía sospechar como cambiaria su vida aquel termino: "Osteosarcoma".
Ingresó en el hospital para continuar las pruebas diagnósticas, biopsia, diagnóstico de diseminación, resonancia, gammagrafía…
Fue la primera vez que nos encontramos, un chaval flacucho, lleno de vitalidad, con la mirada llena de picardía y la boca entreabierta de los adolescentes.
Hablamos de deporte, de baloncesto y un poco de dolor. Su dolor era continuo desde el golpe, quizá había tenido molestias antes, pero atribuidas al deporte o "al crecimiento" (no en vano suele afectar a áreas próximas a los cartílagos de conjunción). Lo que más le molestaba era que no desaparecía por la noche (incluso aumentaba) iniciamos el tratamiento con AINES y tramadol de rescate. Fue claramente insuficiente, esa misma noche tuvimos que añadir meperidina y después morfina. Me preguntó si aquello estaba creciendo en su interior como un alien y saldría en algún momento. (¡Qué pregunta! Quizá tenía razón)
El dolor parecía aumentar a pasos agigantados, en la siguiente semana duplicamos la dosis de morfina intravenosa y añadimos un corticoide para completar el tratamiento. El dolor persistía por lo que añadimos gabapentina para el componente neuropático.
Vista la mala respuesta y la perspectiva de cirugía planteamos colocar un epidural con dosis bajas de anestésicos locales y opioides. Con esto mejoro mucho el dolor de la pierna. Sin embargo, dada la afectación de la extremidad y la localización del tumor se planteó la amputación como única solución permanente.
Recuerdo su cara y la de su familia cuando acudimos a comentar la perspectiva de tratamiento y los pasos siguientes.
Si que se acabó la temporada, esa y todas las demás, la cirugía la realizamos sin incidencias, mirándonos unos a otros los ojos húmedos como el galán del Romance del Conde Niño al cortar los tallos del rosal y el espino.
Gracias al tratamiento precoz, intensivo, radical, el tumor quedo circunscrito a aquel miembro envuelto en una sábana que separamos del resto de su cuerpo.
Martín apenas tuvo dolor tras la amputación y las medidas preventivas con su catéter epidural y la Gabapentina evitaron la aparición del síndrome de miembro fantasma.
Ocho semanas después, acudió al hospital, todo el equipo de baloncesto en bloque, habían ganado la copa y se la vinieron a entregar a Martin en homenaje, ninguno pudimos contener las lágrimas.
Y lo que es mejor, diez años después de aquello Martín es fisioterapeuta y trabaja en un club deportivo. Sabe muchísimo de dolor, lo aprendió en los libros y de la vida. Nos enseñó a todos y sigue enseñando con su trabajo y con su ejemplo.
La patología lumbar constituye la primera causa de dolor crónico en nuestra sociedad. Al menos un 20% de la población padece dolor crónico y de estos la inmensa mayoría son dolores vertebrales. Un 80% de la población sufre de dolor vertebral en algún momento de su vida.
La causa más frecuente de dolor lumbar es la lumbalgia inespecífica, relacionada con alteraciones en la estática y desequilibrios en el tono y fuerza de los músculos de los canales vertebrales y de la prensa hidro-aérea abdominal y también los músculos de brazos y piernas. Su fatiga y su rigidez afectan al normal movimiento de la columna, provocando con el tiempo sobrecargas articulares a varios niveles, que son el origen del dolor.
El Método Pilates es una forma de ejercicio, que facilita en pocas sesiones potencia, flexibilidad y control sobre el tono muscular y el cuerpo en movimiento.
Está indicado para mejorar la forma física, siendo el método número uno en los principales gimnasios de todo el mundo, pero también como método de prevención y tratamiento es una de las técnicas de rehabilitación y fisioterapia mas empleadas por su eficacia.
Las sesiones se adaptan a cada persona según su capacidad, desde pacientes con problemas de movilidad (incluso mayores de 80 años), a deportistas de élite que busca mejorar su técnica o prevenir lesiones y evitar molestias.
Las clases de Pilates utilizan diferentes estrategias tanto aparatos, como ejercicios en el suelo sobre una colchoneta. Sin embargo, en contra de la creencia general, se inicia la actividad con aparatos ya que el trabajo en el suelo es un trabajo avanzado pues ya a muchas personas les cuestas agacharse y luego levantarse.
Para el tratamiento de la patología lumbar con el Método Pilates, lo más importante son los principios que subyacen en cada ejercicio y que nos permiten obtener beneficio aplicados a nuestros gestos cotidianos de este "yoga occidental" en cualquier situación. Esa es una de las razones del éxito de escuelas de Pilates, que incorpora conceptos provenientes de las numerosas técnicas que se han desarrollado en las últimas décadas, como, liberación miofascial, osteopatía, etc... No olvidemos que Joseph Pilates murió en 1967 y el método ha seguido creciendo y perfeccionándose.
Estos principios los podemos esquematizar en varios conceptos:
Intentaremos siempre: mantener la pelvis estable cuando nos movemos, pues desde la pelvis se yergue la columna vertebral. Aprender a articular cada segmento de la columna, flexibilizándola para evitar cargar todo el movimiento sólo sobre unas pocas articulaciones. Trabajar los músculos en alargamiento para conseguir que sean fuertes y flexibles. Evitar los movimientos de brazos, hombros y cuello en tensión para prevenir los dolores. En definitiva, darle a la columna toda su fuerza y estabilidad y a los músculos facilitarles su labor.
Entre los problemas de columna para los que puede existir una clara indicación del Método Pilates, están:
Lo importante para tener éxito es un buen diagnóstico del problema, un tratamiento integral adecuado, con medicación si precisa, un buen diseño de los ejercicios para el tratamiento y un buen conocimiento de los ejercicios Pilates. En todo ello es esencial la elección de un centro adecuado, con monitores cualificados que junto con los médicos y fisioterapeutas adapten el trabajo físico las necesidades y limitaciones del paciente.
La salud es un delicado equilibrio entre fuerzas contrapuestas, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, nuestros recursos y nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestras capacidades…
En ese delicado equilibrio, la relación con el medio ambiente y los intercambios que realizamos con el son esenciales. El aire que respiramos, la temperatura y humedad de donde vivimos, el afecto y comprensión de los que nos rodean y, por supuesto, la dieta que empleamos.
Somos lo que comemos en gran medida. Lo somos porque los elementos que ingerimos, más o menos, digeridos pasan a constituir nuestra propia esencia, como nuevos ladrillos del edificio. Según la calidad y cantidad, así será el edificio.
La dieta juega un papel esencial en el tratamiento del dolor, primero como elemento general, un exceso de calorías conlleva necesariamente un sobrepeso que empeora la mayor parte de las patologías dolorosas musculo-esqueléticas y articulares. Lumbalgias, cervicalgias, artrosis osteoporosis se ven perjudicadas por una sobrecarga en los esfuerzos en soporte o movilización corporal.
Algunos como la diabetes o la HTA, se ven afectados no solo por el exceso general sino también por el tipo de alimentos. Los azucares refinados o excesos de sal pasan factura agravando cuadros que se manifiestan clínicamente también con dolor, especialmente neuropático, en el caso de la diabetes o cefaleas yen el caso de la HTA.
Otros alimentos como el café, o el vino pueden ser beneficiosos en pequeñas cantidades y perjudiciales a partir de una cierta dosis.
Por último, hay toda una serie de alimentos, fundamentalmente vegetales que tienen propiedades analgésicas contrastadas y son favorables para prevenir el dolor o aliviarlo en muchos casos.
Desde el Ajo, al aceite de oliva rico en ácidos grasos insaturados que previenen la inflamación, la cúrcuma verdadero analgésico natural, empleado en la cocina desde hace siglos, o incluso la guindilla y sus derivados (la capsaicina) o la corteza de sauce (acetil salicílico).
Son elementos de la naturaleza que tienen propiedades analgésicas y se han empleado como parte de la dieta.
La dieta no es una receta única, sino una combinación de elementos que puede y debe personalizarse. En ocasiones debe reducir el aporte de algunos componentes o aumentar el de otros según las características de la persona. Muchas personas toleran mal, el gluten o la lactosa, y estos elementos, útiles para gran parte de la población, alteran sus vidas, su ritmo intestinal, llenándolos de malestar. Esto es tan fácil de tratar como evitar esos alimentos.
Las dietas variadas, ricas en vegetales (frutas, verduras, legumbres), en aceite de oliva, en pescado, con abundante agua, con pequeños aportes de grasas animales, de café, o vino (con un cierto complemento de exposición solar y actividad física), constituyen lo que se ha denominado Dieta Mediterránea. Es más que una dieta, un estilo de vida, que también conlleva otros valores como el respeto a la edad, el esfuerzo, la paciencia a la hora de dejar que las cosas tomen el tiempo que necesiten, la tolerancia.
Excelentes valores y cada vez mas reemplazados por los valores de la inmediatez, la tecnificación y el estrés. No debemos rechazar el progreso, pero sin renunciar a todo aquello que sabemos que nos ha servido durante nuestra historia.
Algunos principios, como el jengibre, vienen siendo postulados como eficaces desde la tradición china y, recientemente, se ha descrito el 6-shoagol como principio responsable de su eficacia en la artrosis, tradición y modernidad no siempre están enfrentadas.
La dieta tiene un papel esencial, no solo en el tratamiento del dolor sino en todo lo que constituya la salud en un sentido amplio, cuanto antes lo tengamos en cuanta, antes podremos recoger los frutos de su uso correcto
Baroja ha pasado a la historia por ser un escritor de la generación del 98, fundamentalmente de novela y ensayo, aunque inicialmente su vida le llevó por otros derroteros.
Baroja nace en San Sebastián un 28 de diciembre (día de los inocentes) de 1872. Hijo de un ingeniero de minas, recorre varias localidades durante su infancia y juventud, según el destino de su padre. Madrid, Pamplona, de nuevo Madrid donde concluye sus estudios de Bachiller iniciando a continuación la Carrera de Medicina, sin mucha vocación (a decir verdad lo hace por exclusión de otras profesiones que no le gustaban)
Tras varios años concluye la carrera en Valencia en 1891 y 1893 concluye su tesis sobre el Dolor. Estudio psico-fisico
La tesis, de la que conserva una copia digital la Biblioteca de la Universidad complutense escrita de puño y letra del Dr. Baroja, recoge un compendio del saber fisiológico sobre el dolor del final del siglo XIX. Fue defendida ante figuras del renombre de Gómez Ocaña, San Martín o Cajal, y describe el dolor como una percepción del sistema nervioso, relacionado de forma proporcionada con estímulos externos.
Atribuye una menor sensibilidad a personas con una inteligencia inferior, aunque reconoce que la percepción esta también mediatizada por el tipo de vida y el temperamento de las personas.
Habla del concepto de cenestesia, un estado de percepción neutra de uno mismo, que podría decantarse en sentido placentero o por el contrario en sentido doloroso. En suma, describe de una forma somera el dolor como un atributo fisiológico del cuerpo humano y del sistema nervioso.
Sin embargo, tras un breve periodo de ejercicio profesional de la medicina en Cestona donde no encuentra mucho sentido a la forma de vida de los médicos, cargada de esfuerzo incluso físico (recuerda la necesidad de desplazarse a asistir a los pacientes en condiciones precarias a lomos de una mula) por un salario mísero y sobre todo por el escaso beneficio que la medicina de aquella época produce en los grandes males del momento (especialmente la tuberculosis que trata de forma magistral en algunas de sus obras posteriores).
Abandona la vida de médico y comienza a regentar con su hermano una pastelería en Madrid mientras se intenta abrir camino en las letras, en una especie de contrario o antítesis de su vida anterior. De su concepto cientifista del dolor pasa a uno más humano, más basado en la experiencia personal de una sociedad en crisis que no solo provoca dolor por las enfermedades del momento, sino por la ausencia de liderazgo y la crisis histórica de la pérdida de las colonias de ultramar y del papel de España en la esfera internacional. La ausencia de proyecto de futuro y la casi nula vertebración de una sociedad llena de desigualdades y prejuicios.
En ese contexto colabora como cronista con diversos diarios y conoce a Unamuno, Azorín, Ortega, con los que comparte tertulia y pesimismo.
Las lecturas de filósofos como Schopenhauer, y después Nietzsche, tiñen de gris su horizonte.
Esas primeras novelas como "El Arbol de la vida" relatan esa visión, mas allá de la puramente cientifista del dolor y más cargada de una cierta desesperación.
Después de las primeras novelas, comienza a redimir en su interior al ser humano basando esa redención en la acción, en una respuesta activa frente a la adversidad, enfrentando el destino a pecho descubierto pero sin resignación y surgen Zalacaín, La fuerza del destino, Santi Andía. Héroes de acción de un escritor que apenas sale de casa a pasear por el Retiro y que progresivamente se recoge en si mismo hasta el fin de sus días.
La síntesis de su vida y su obra está impregnada de ese sentido trágico, del dolor que campa por sus respetos en cada hombre. Un dolor exterior pero también interior debido a la debilidad de la condición humana y a los enormes trabajos que conlleva la vida. Un dolor que condiciona la existencia hasta truncarla, pero un dolor que puede sobrellevarse y que para algunos elegidos puede superarse.
El arma principal será la conmiseración, el aprender a ponerse en el lugar del otro: empatía. El Dr. Baroja pese a su pesimismo nos invita a comprender y ayudar a los otros, a no dejarnos llevar y a pelear con todas nuestras fuerzas por aquello que queremos. No es mal consejo.
Un blog de dolor, anestesia y reanimacion desde un punto de vista clinico y sanitario pero tambien social y cultural
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