Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
El deporte, se define como la realización de una actividad física más o menos intensa que pretende mejorar el rendimiento de las estructuras orgánicas, músculo-esqueléticas y por añadidura del conjunto de la persona.
El deporte se ha convertido en el paradigma de la salud, el complemento imprescindible a los hábitos de vida. A falta de depredadores que nos cacen o de presas que cazar, hemos reemplazado la necesidad por virtud, añadiendo a nuestras obligaciones la de mover "el esqueleto".
El deporte amplía nuestra resistencia, mejora nuestros límites y nos permite tolerar esfuerzos mayores. Hacer deporte es de alguna manera sobreponernos a nuestros límites físicos y psicológicos. Al dolor de huesos, músculos y articulaciones. A la falta de aire, al "muro "de la penúltima vuelta, que nos empujaría a tirarnos al suelo y dejar el sufrimiento.
Hasta aquí, estamos de acuerdo en el deporte para la población general como ocio saludable. Pero cuando hablamos del deporte y pensamos en deporte de competición, las cosas pueden cambiar. Aunque toda actividad física superior a la habitual requiere una evaluación individual contemplando, entre otras cosas la resistencia, el intercambio gaseoso y el umbral del dolor soportable para cada persona.
Cada entrenamiento, no solo supone una adaptación física o psicológica al esfuerzo, supone una repetida autoimposición de un sufrimiento medido, una especie de tributo progresivo al dios del deporte en forma de autosacrificio a cambio de la preparación, del endurecimiento para el gran día.
Diríamos que cuanto más intenso y vivido haya sido el sufrimiento, más seguro e intenso es el significado del éxito sobre la prueba; el hecho de la superación y el éxito compensa el dolor de su consecución.
En el altar del deporte, continuamente se ofrecen sacrificios a esos dioses. Antes solo era una cuestión de autosuperación. Actualmente, con los intereses económicos de los clubes y su valor en bolsa, de las marcas de artículos deportivos, ropa, tecnología,… la publicidad. Estos nuevos gladiadores han ascendido a la cima de la pirámide social, son objeto de culto y envidia por su juventud, belleza y capacidad de sacrificio.
Muchas veces obviamos, el dolor y la miseria de la que han surgido en sociedades o países en los que la única alternativa a la muerte es el deporte. No somos muy bien conscientes de cómo solo el primero tiene el reconocimiento y el segundo cae en el olvido (no digamos el tercero)
El deporte de competición devora como Saturno a sus hijos, necesita más y más carne fresca y a veces destruye la vida de sus hijos.
El deporte, como todo en la vida tiene su medida, los buenos hábitos como los buenos deseos, tienen su justa compensación y llevarlos al extremo puede acabar con sus bondades. Esto no quita para admirar el autocontrol y el esfuerzo de los deportistas profesionales, pero tratando de evitar transformarlos en juguetes rotos cuando llegan a la madurez (o en lisiados, por las secuelas de lesiones repetidas mal curadas).
Sirva esta reflexión como homenaje de admiración, y como aviso a navegantes, "men sana in corpore sano", es necesario educar también el espíritu de estas personas para que sepan envejecer.
Dicho sea de paso, muchos se cambiarían sin pensar por los triunfadores aunque en el camino, miles han quedado apartados por diversos motivos teniendo que rehacer sus vidas en otras ocupaciones y triunfando en ellas. El deporte es una escuela de vida, pero no la única.
La gota es una enfermedad relativamente conocida por la población general por la afectación de personajes celebres de la historia universal. Muchos reyes y nobles padecieron una enfermedad producida por alteraciones metabólicas y excesos o dietéticos.
En efecto, la gota es una enfermedad producida por la acumulación de un exceso de cristales de urato monosódico derivados del ácido úrico, un metabolito de la degradación de las proteínas en diversas estructuras empezando en la sangre, dando una hiperuricemia (valores por encima de 7,1 se consideran patológicos) y un incremento de la uricosuria. La persistencia de los valores elevados hace que comience a concentrarse en los cartílagos articulares en forma de pequeños cristales dando lugar a un cuadro de dolor e inflamación muy intenso que puede afectar a todas las articulaciones, pero que suele tener preferencia por la articulación metatarso-falángica del primer dedo del pie. Este cuadro fue bautizado como podagra (pons-pie, agron-sorpresa: por la rapidez de presentación) y ha sido la maldición de algunas extirpes reales.
La podagra cursa con una gran inflamación, calor y dolor con cualquier moviendo por pequeño que sea y con el más mínimo contacto. Si bien suele traducir niveles altos de ácido úrico, en algunos casos, se presenta de forma precoz con una mínima modificación de los valores normales, actuando casi como una alarma de movimiento ante la desviación de la dieta.
Durante siglos el tratamiento, consistió en sangrías, baños, reposo, elevación de la extremidad y todo tipo de rezos y ensalmos. Carlos I de España o Enrique VIII son buenos ejemplos, a uno le hacía perder la cabeza, el otro prefirió que la perdieran sus mujeres por él. Sea como fuere ambos compartían su afición a las carnes, especialmente de caza ricas en purinas. (aunque vísceras, mariscos y pescados azules pueden ser fuente de acido úrico también).
La aparición de la colchicina, que controla los brotes, y del alopurinol que regula los niveles en sangre, ha cambiado la historia permitiendo un control adecuado de los síntomas, pero lo que más ha cambiado su manejo, ha sido el conocimiento de la etiología, la predisposición genética y la relación con la dieta, permitiendo, con un simple cambio de hábitos casi hacer desaparecer los cuadros agudos. Desde aquí, y en nuestra práctica profesional no nos cansamos de insistir en que lo más importante para recuperar y preservar la salud son los hábitos de vida, y que los tratamientos médicos o quirúrgicos son medidas complementarias de rescate cuando falla lo anterior. En las prescripciones en primer lugar deben ir estas recomendaciones y, después los medicamentos que son imprescindibles pero insuficientes en un tratamiento a largo plazo.
Cabe decir que hoy en día ha dejado de ser enfermedad de ricos por la globalización de la alimentación sus fuentes y sus productos, lo que ha democratizado el acceso a comidas o proteínas, también ha democratizado las consecuencias de su uso o abuso, y muchos casos, solo pequeñas transgresiones generan síntomas.
La artritis gotosa, supone una afectación general y genera un cuadro de invalidez muy severa que en ocasiones precisa tratamiento intenso con antiinflamatorios, corticoides o la nueva línea de tratamientos con Febuxostat o Pegloticasa que auguran una expectativa más rápida y eficaz en el manejo de los cuadros agudos. Por último, los bloqueos articulares o segmentarios pueden ser una última herramienta, si falla lo anterior aunque no son la mejor solución a largo plazo.
La salud es un delicado equilibrio entre fuerzas contrapuestas, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, nuestros recursos y nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestras capacidades…
En ese delicado equilibrio, la relación con el medio ambiente y los intercambios que realizamos con el son esenciales. El aire que respiramos, la temperatura y humedad de donde vivimos, el afecto y comprensión de los que nos rodean y, por supuesto, la dieta que empleamos.
Somos lo que comemos en gran medida. Lo somos porque los elementos que ingerimos, más o menos, digeridos pasan a constituir nuestra propia esencia, como nuevos ladrillos del edificio. Según la calidad y cantidad, así será el edificio.
La dieta juega un papel esencial en el tratamiento del dolor, primero como elemento general, un exceso de calorías conlleva necesariamente un sobrepeso que empeora la mayor parte de las patologías dolorosas musculo-esqueléticas y articulares. Lumbalgias, cervicalgias, artrosis osteoporosis se ven perjudicadas por una sobrecarga en los esfuerzos en soporte o movilización corporal.
Algunos como la diabetes o la HTA, se ven afectados no solo por el exceso general sino también por el tipo de alimentos. Los azucares refinados o excesos de sal pasan factura agravando cuadros que se manifiestan clínicamente también con dolor, especialmente neuropático, en el caso de la diabetes o cefaleas yen el caso de la HTA.
Otros alimentos como el café, o el vino pueden ser beneficiosos en pequeñas cantidades y perjudiciales a partir de una cierta dosis.
Por último, hay toda una serie de alimentos, fundamentalmente vegetales que tienen propiedades analgésicas contrastadas y son favorables para prevenir el dolor o aliviarlo en muchos casos.
Desde el Ajo, al aceite de oliva rico en ácidos grasos insaturados que previenen la inflamación, la cúrcuma verdadero analgésico natural, empleado en la cocina desde hace siglos, o incluso la guindilla y sus derivados (la capsaicina) o la corteza de sauce (acetil salicílico).
Son elementos de la naturaleza que tienen propiedades analgésicas y se han empleado como parte de la dieta.
La dieta no es una receta única, sino una combinación de elementos que puede y debe personalizarse. En ocasiones debe reducir el aporte de algunos componentes o aumentar el de otros según las características de la persona. Muchas personas toleran mal, el gluten o la lactosa, y estos elementos, útiles para gran parte de la población, alteran sus vidas, su ritmo intestinal, llenándolos de malestar. Esto es tan fácil de tratar como evitar esos alimentos.
Las dietas variadas, ricas en vegetales (frutas, verduras, legumbres), en aceite de oliva, en pescado, con abundante agua, con pequeños aportes de grasas animales, de café, o vino (con un cierto complemento de exposición solar y actividad física), constituyen lo que se ha denominado Dieta Mediterránea. Es más que una dieta, un estilo de vida, que también conlleva otros valores como el respeto a la edad, el esfuerzo, la paciencia a la hora de dejar que las cosas tomen el tiempo que necesiten, la tolerancia.
Excelentes valores y cada vez mas reemplazados por los valores de la inmediatez, la tecnificación y el estrés. No debemos rechazar el progreso, pero sin renunciar a todo aquello que sabemos que nos ha servido durante nuestra historia.
Algunos principios, como el jengibre, vienen siendo postulados como eficaces desde la tradición china y, recientemente, se ha descrito el 6-shoagol como principio responsable de su eficacia en la artrosis, tradición y modernidad no siempre están enfrentadas.
La dieta tiene un papel esencial, no solo en el tratamiento del dolor sino en todo lo que constituya la salud en un sentido amplio, cuanto antes lo tengamos en cuanta, antes podremos recoger los frutos de su uso correcto
Los tumores malignos que afectan a tejidos de origen mesenquimal se denominan sarcomas. Es un término que asusta que muchas veces despierta el inconsciente colectivo los miedos más ancestrales, muchas veces matizados por la imaginación de los creadores artísticos de nuestra época. El sueño de la razón produce monstruos, que se encarnan y devoran nuestras entrañas.
Martín era un muchacho de quince años, buen estudiante, aficionado al deporte y miembro del equipo de baloncesto de su instituto. Como alero era eficaz, con un buen porcentaje de tiro exterior y rebote, no así en el juego bajo los aros por su escasa corpulencia.
Aquel sábado del mes de marzo acudió a urgencias después de un encontronazo que le dejo algo maltrecha su rodilla con un dolor muy agudo (pensó que se había roto los ligamentos o algo por lo intenso del dolor) otras veces se había lesionado, pero a los dos días estaba nuevo, esta vez parecía más serio. Con lo bien que iban este año, parecía que por fin podrían ganar el campeonato.
Las primeras impresiones fueron negativas, el traumatólogo exploro la rodilla y puso mala cara, pero le pidió una radiografía para confirmar el daño.
Al llegar la cara del médico era aún peor y cuando comento a su madre el diagnóstico y se puso a llorar se temió, lo peor, lesión de ligamentos, adiós a la temporada. No podía sospechar como cambiaria su vida aquel termino: "Osteosarcoma".
Ingresó en el hospital para continuar las pruebas diagnósticas, biopsia, diagnóstico de diseminación, resonancia, gammagrafía…
Fue la primera vez que nos encontramos, un chaval flacucho, lleno de vitalidad, con la mirada llena de picardía y la boca entreabierta de los adolescentes.
Hablamos de deporte, de baloncesto y un poco de dolor. Su dolor era continuo desde el golpe, quizá había tenido molestias antes, pero atribuidas al deporte o "al crecimiento" (no en vano suele afectar a áreas próximas a los cartílagos de conjunción). Lo que más le molestaba era que no desaparecía por la noche (incluso aumentaba) iniciamos el tratamiento con AINES y tramadol de rescate. Fue claramente insuficiente, esa misma noche tuvimos que añadir meperidina y después morfina. Me preguntó si aquello estaba creciendo en su interior como un alien y saldría en algún momento. (¡Qué pregunta! Quizá tenía razón)
El dolor parecía aumentar a pasos agigantados, en la siguiente semana duplicamos la dosis de morfina intravenosa y añadimos un corticoide para completar el tratamiento. El dolor persistía por lo que añadimos gabapentina para el componente neuropático.
Vista la mala respuesta y la perspectiva de cirugía planteamos colocar un epidural con dosis bajas de anestésicos locales y opioides. Con esto mejoro mucho el dolor de la pierna. Sin embargo, dada la afectación de la extremidad y la localización del tumor se planteó la amputación como única solución permanente.
Recuerdo su cara y la de su familia cuando acudimos a comentar la perspectiva de tratamiento y los pasos siguientes.
Si que se acabó la temporada, esa y todas las demás, la cirugía la realizamos sin incidencias, mirándonos unos a otros los ojos húmedos como el galán del Romance del Conde Niño al cortar los tallos del rosal y el espino.
Gracias al tratamiento precoz, intensivo, radical, el tumor quedo circunscrito a aquel miembro envuelto en una sábana que separamos del resto de su cuerpo.
Martín apenas tuvo dolor tras la amputación y las medidas preventivas con su catéter epidural y la Gabapentina evitaron la aparición del síndrome de miembro fantasma.
Ocho semanas después, acudió al hospital, todo el equipo de baloncesto en bloque, habían ganado la copa y se la vinieron a entregar a Martin en homenaje, ninguno pudimos contener las lágrimas.
Y lo que es mejor, diez años después de aquello Martín es fisioterapeuta y trabaja en un club deportivo. Sabe muchísimo de dolor, lo aprendió en los libros y de la vida. Nos enseñó a todos y sigue enseñando con su trabajo y con su ejemplo.
Conseguir un tratamiento correcto no es nada fácil. Los cuadros clínicos son especialmente complejos, resistentes a los tratamientos. Los pacientes, muchas veces rechazados por el sistema, por la falta de respuesta a las medidas convencionales o por una incomprensión de su patología, se convierten en un reto en cada ocasión. En suma, cada día es necesario empezar a escribir el libro del tratamiento correcto, y desgraciadamente, ese libro aún está inconcluso.
Sin embargo, tenemos algunos ingredientes que conjuntamente y a la proporción adecuada pueden ayudarnos a entender el problema. Pidiendo prestado al famoso comandante Lawrence el título de su libro, estos podrían ser, LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURÍA EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR:
1) Adecuado diagnóstico: un problema no podemos afrontarlo sin reconocerlo, o al menos, aquilatarlo. Ser capaces de relacionarlo con estructuras anatómicas o funcionales. Con hábitos o esfuerzos y con su intensidad. La manera en que afecta o modifica las rutinas de actividad o reposo. El paciente debe conocer muy bien todos los detalles de su enfermedad, lo que le permitirá actuar de la manera más adecuada desde el conocimiento y reducirá su ansiedad en el afrontamiento diario del problema
2) Regulación en los hábitos de vida, higiene postural, reeducación del movimiento, ergonomía en la actividad y en el descanso, mejoría del tono muscular con ejercicios adecuados y de la resistencia y flexibilidad con técnicas especificas (natación, tai-chi, Pilates,…)
3) Alimentación adecuada con los nutrientes adecuados, y en la cantidad necesaria. A veces personas con sobrepeso tienen un déficit de vitaminas o principios inmediatos esenciales que solo se explican por un uso inadecuado de los alimentos. Evitar los alimentos excesivamente procesados, aporte suficiente de vegetales, ricos en antioxidantes, vitaminas y fibra necesarios para una salud general y un funcionamiento del tubo digestivo correcto.
4) Soporte con medidas físicas como el masaje, el calor, tracciones, ortesis, manipulación, onda corta, microondas, acupuntura, etc., en intensidad y localización adecuadas al problema y la persona.
5) Fármacos analgésicos y coadyuvantes suficientes. El tratamiento de una patología crónica requiere una continuidad que hace necesario no solo eficacia sino también tolerabilidad a largo plazo. Esta necesidad a veces aconseja una rotación de fármacos o la combinación de varios a dosis bajas
6) Tratamientos intervencionistas adecuados. Cuando no conseguimos interferir la evolución de una patología con todo lo anterior, es necesario actuar de una forma enérgica sobre la historia natural de la enfermedad, llevando una cantidad suficiente de factores correctores a un punto determinado del paciente. Llevamos el agua justo a la raíz (haciendo una perforación en la tierra y colocando un tubo en su proximidad) la dosis total es menor, pero el esfuerzo para localizarlo es mucho mayor.
7) Por último, lo que podríamos llamar el factor humano, una mezcla de intuición, empatía y habilidad de comunicación entre terapeuta y paciente. Lo que se ha dado en llamar competencias transversales. Esa relación de confianza, ese saberse comprendido, es imprescindible para alcanzar el buen fin en el tratamiento.
El dolor crónico es un problema, habitualmente, un problema complejo multifactorial que necesita de un esfuerzo continuado del paciente y de los terapeutas, que debemos estudiar el problema y tratarlo de la mejor manera aprovechando al máximo todos los recursos terapéuticos, todos los esfuerzos suman, todos son necesarios.
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