Quirónsalud
Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur
El Alzheimer y los problemas de sueño suelen ir de la mano. Familiares de un enfermo de Alzheimer o algún tipo de demencia tienen que lidiar con los problemas de memoria y comportamiento de su ser querido, pero también tendrán que lidiar con los problemas del enfermo para dormir y es algo que debemos detectar y saber tratar.
Los problemas de sueño afectan a personas con demencia desde un 25% hasta un 50%, dependiendo de la severidad de ésta. Estos problemas de sueño se incrementan a medida que la demencia avanza.
Los problemas que suelen presentar estos pacientes pueden ser: excesiva somnolencia diurna, insomnio con dificultad para dormirse o mantenerse dormido, alertamientos frecuentes durante la noche o despertares muy precoces en la mañana.
Algunos pacientes incluso pueden experimentar al atardecer o durante la noche lo que se denomina en inglés "sundowning", que podría traducirse por "síndrome vespertino" o "agitación vespertina": experimentan por la tarde o final del día como confusión, agitación, ansiedad e incluso agresividad. Los estudios sugieren que podría deberse a un cansancio excesivo al final del día o necesidad de dormir menos de lo que es común en adultos mayores sanos.
También se ha visto que la apnea del sueño es más común en estos pacientes, lo que puede complicar más aun el poder dormir bien si el sueño esta interrumpido por estos episodios de cese de respiración durante unos segundos de manera repetida durante la noche. Por ello se debe investigar este posible problema que pueda padecer el paciente y poner tratamiento.
En la alteración del sueño de los pacientes con Alzheimer influyen varias cosas:
Por lo cual cuando una persona con Alzheimer se despierta durante la noche puede deberse a múltiples cosas. Debemos preguntar a la persona si lo que siente es dolor o disconfort por algo, ya sea que tengan calor o frio, necesidad de orinar, o simplemente se encuentran desorientados/ confusos.
A veces ayuda poner alguna luz tenue en la habitación para que un despertar no provoque demasiada agitación o desorientación ya que en total oscuridad pueden sentirse inquietos, levantarse e incluso caerse si están confusos.
Para que puedan tener un buen descanso:
*Otras medicinas hipnóticas no suelen recomendarse ya que, aunque promuevan el sueño pueden en contrapartida generar más estado confusional y provocar caídas si se levantan de la cama por la noche. Se deben reservar para casos concretos y por tiempo muy limitado.
Este síntoma es tan común hoy en día entre la gente que la mayoría responderíamos que Sí.
Mucha gente siente que realmente "pelea" al levantarse por sentirse despierto, refrescado y listo para afrontar el día lo antes posible. Pero muchas veces sentimos que no acabamos de despejarnos o por lo menos no con la rapidez que nos gustaría. ¿Hay alguna explicación detrás de esto? Muchas veces lo achacamos a la suerte que tiene alguien de tener unos genes estupendos, como si fuera algo ya establecido en nuestro ADN. Pero en realidad parece que la genética influye poco en esto y realmente son nuestros hábitos y costumbres lo que lo favorecen. Por eso está mas en nuestras manos de lo que pensamos. De hecho, esto lo corrobora un ultimo estudio de la Universidad de California (Berkeley) recién publicado que nos dice que levantarse refrescado no es simplemente una cuestión de suerte de algunos y que no se debe a una supuesta genética extraordinaria. En el estudio se habla de tres factores fundamentales que hacen que nos despertemos mas despejados y listos para enfocar el día: un buen sueño, el ejercicio del día previo y la composición del desayuno.
Los investigadores han descubierto que es importante la realización de ejercicio el día previo, dormir suficientes horas e incluso hasta más entrada la mañana y tomar un desayuno con alto contenido en carbohidratos.
Mencionan que debemos evitar desayunos que tengan mucho azúcar simple y en cambio tomar desayunos con más carbohidratos y una cantidad moderada de proteínas. Esta composición es la que hace que podamos ponernos en marcha más rápido.
Igualmente dormir entre 7 y 9 horas esa noche promueve una mayor facilidad para pasar del estado dormido a un estado de alerta y a un funcionamiento más rápido. Se debe a que una sustancia acumulada en nuestro cerebro llamada adenosina y que es responsable de lo que llamamos presión de sueño, se habrá eliminado en su mayor parte; la presión de sueño habrá disminuido, haciendo así que podamos despertarnos más fácilmente. Parece que levantarse más tarde en la mañana hace que nuestro cuerpo esté mas alineado con nuestro ciclo circadiano que regula la parte hormonal de nuestro organismo.
También de manera indirecta se ha observado que la realización de ejercicio mejora el humor y el estado anímico y se ha visto que con mejor estado de animo uno se siente también mas alerta. Además, realizar ejercicio nos permite dormir mejor y este sueño reparador también influye en un mejor estado de ánimo al día siguiente sintiéndonos más alerta y despejado.
Además de estos resultados del estudio se sabe que 10 min al levantarse de ejercicio suave, ponerse rápidamente frente a luz solar mientras desayunas o caminas/ conduces al trabajo también ayuda a despejarse. Igualmente, algunos científicos hasta recomiendan cantar en la ducha de la mañana a pulmón o ponerse algo de música animada. No siempre la cafeína es el mejor remedio para despejarse.
Se ha comprobado en estudios de gemelos que la genética influye solo un 25% en la sensación de alerta al día siguiente. Por ello queda claro que realmente podemos hacer cosas para sentirnos mas descansados y en estado de alerta a primera hora de la mañana.
Recuerda que procurarnos un buen sueño en cuanto a calidad y cantidad, realizar ejercicio físico de manera regular durante el día y tomar ingredientes apropiados en nuestro desayuno son tres componentes fundamentales para sentirnos alerta a primera hora de la mañana y enfrentar el día con mayor energía y sensación de estar descansados.
Una copita de vino…. ¡ Y a dormir!
Las bebidas alcohólicas desempeñan un papel social importante en muchas culturas del mundo. Sabemos que es una sustancia depresora del sistema nervioso. Como tal, sabemos que enlentece las funciones del cerebro y altera la capacidad de autocontrol confundiéndose muchas veces con un estimulante. Todos hemos podido comprobar los efectos del alcohol que incluyen desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultad para asociar ideas, descoordinación motora, etc.
¿Por qué debemos preguntar a los pacientes en una unidad de sueño si consumen alcohol, cuánto y sobre todo cuándo?
El alcohol es una sustancia sedativa y las personas con problemas para dormir suelen usarlo como ayuda para dormir porque les ayuda a iniciar el sueño. Veo pacientes en la consulta que se automedican con alcohol para combatir el insomnio. Pero el hacerlo de manera continuada puede establecer unos patrones de conducta nocivos y entrar en un círculo vicioso que acaba produciendo alteraciones cerebrales y en concreto del sueño que pueden persistir incluso cuando las personas hayan dejado este hábito.
El córtex cerebral tiene funciones como la percepción e interpretación de información, así como iniciación de actividad motora, toma de decisiones, motivación, atención, aprendizaje, memoria y capacidad de resolver problemas. El alcohol como sedante lo que hace es afectar a esta área cerebral y hay que tener claro que estar sedado no es lo mismo que estar dormido. El proceso de sedación no es equivalente al sueño natural y fisiológico. En realidad, lo que estamos es perdiendo la conciencia con más rapidez.
El alcohol va a provocar una mayor fragmentación del sueño y provoca muchos mas alertamientos durante la noche, pero al estar sedados nos damos menos cuenta de estas interrupciones, somos menos conscientes, por eso hasta sentimos que hemos dormido estupendamente. Pero es debido a esta cantidad de alertamientos y fragmentación lo que evita que nos sintamos bien y recuperados al día siguiente.
También bloquea el sueño REM influyendo así en los procesos de consolidación de la memoria, las emociones… alterando nuestro humor, recuerdos y sensación de bienestar durante el día.
También afecta a la secreción de hormonas que se segregan por la noche y que son necesarias para el organismo como es la hormona del crecimiento. Esta hormona nos ayuda a recuperarnos, a quemar grasa y aumentar nuestra musculatura. De hecho, hay estudios que muestran que se altera la secreción de las hormonas del crecimiento y las hormonas sexuales: en los varones disminuye la testosterona y en cambio en las mujeres la aumenta. Por ello durante la adolescencia el consumo de alcohol puede ser perjudicial para el desarrollo.
Muchas personas que han tomado algo de alcohol en exceso la noche previa, pueden notar a la mañana siguiente una sensación desagradable con dolor de cabeza, cansancio, fatiga… en general se achacan estos síntomas a lo que llamamos "resaca". Esta resaca es en parte por la deshidratación que se produce, ya que el alcohol inhibe la liberación de la hormona antidiurética de tal forma que se va muchas más veces al baño. Pero algunos de estos síntomas se deben al mal descanso producido por el alcohol ya que a medida que se va metabolizando en el hígado comienza a convertirse en una sustancia estimulante por lo que se producen alertamientos que fragmentan la estructura normal del sueño. Además, no solo la noche se ve afectada, sino que al levantarse uno cansado y abotargado se recurre entonces por la mañana a estimulantes para compensar y se puede abusar de la cafeína hasta bien entrada la tarde por lo cual luego será mas complicado coger el sueño por la noche y podemos entrar así en un círculo vicioso.
También el alcohol puede empeorar otras patologías del sueño como las apneas. De hecho, un roncador aumenta los ronquidos y apneas con el alcohol ya que es un relajante muscular y actúa sobre los músculos de las vías aéreas superiores interrumpiendo el proceso habitual de respiración. También el síndrome de piernas inquietas se ve agravado con el consumo de alcohol.
Cuestiones mas graves pueden ocurrir si el alcohol lo mezclamos con algunos medicamentos como somníferos e incluso también con melatonina. Por lo tanto, está totalmente desaconsejado mezclar el alcohol con hipnóticos sedantes.
Pero entonces ¿es que no puedo beber nada de alcohol?
Tampoco seamos tajantes, pero recomendamos tener un tiempo de "amortiguamiento" de al menos unas pocas horas entre beber alcohol y acostarse. Igualmente ser racionales en la cantidad que consumimos. Queda claro que la ingesta previa a acostarse altera nuestro sueño. Por lo cual esa copita de vino o caña de cerveza debería limitarse a media tarde o incluso mejor tomarla en la hora del aperitivo o saber que por la noche debería limitarse la cantidad.
En todo caso no es nada recomendable usarlo como somnífero cuando se presentan problemas para dormir, siendo lo más indicado acudir a una unidad de sueño para consultar con un especialista y poder abordar el problema de manera adecuada.
En este artículo voy a intentar dar respuesta a una pregunta que no pocas veces me realizan algunos pacientes en la consulta "¿La marihuana puede ayudarme a dormir mejor?".
La marihuana incluye más de 500 componentes químicos. Vamos a hablar de dos de los componentes que son los que más están relacionados con su influencia sobre el sueño y sobre los que se conocen mejor sus efectos sobre el cerebro: el CBD y el THC.
El CBD o Cannabidiol sería la parte no psicoactivade la marihuana. La formulación habitual del CBD es un aceite, se vende como un extracto, un líquido vaporizado o una cápsula a base de aceite. Hay alimentos y bebidas que se encuentran entre muchos de los productos con infusión de cannabidiol disponibles para el público. El único producto de CBD aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos es un aceite recetado llamado Epidiolex y que se usa para tratar dos tipos de epilepsia. También se está estudiando como posible tratamiento terapéutico para el Parkinson, esclerosis múltiple, la ansiedad , el dolor crónico y fibromialgia, aunque de momento la investigación en estos campos es aún limitada. Aun así, el CBD puede causar efectos secundarios como sequedad de boca, diarrea, disminución del apetito, somnolencia y fatiga. También interacciona con otros medicamentos como los anticoagulantes. Parece ser menos dañino que el THC y a dosis bajas podría incluso mejorar la alerta. En cambio, si aumentamos la dosis es cuando notamos sedación y somnolencia. Actúa como termorregulador bajando la temperatura corporal central y parece que aumenta la sensibilidad del cerebro a la adenosina, aumentando así la presión de sueño. Todos estos hechos inducen una disminución del tiempo necesario para dormirse, una sensación de relajación y una sensación tener un sueño más profundo. Pero es en este aumento de dosis y consumo crónico donde se empezarán a producir los efectos negativos a largo plazo.
El Tetrahidrocannabinol o THC sería el componente psicoactivo. Entendiendo por psicoactivo una sustancia que afecta a la función del cerebro y puede provocar cambios en el estado de ánimo, de la percepción, los pensamientos, etc). Digamos que es la parte de la marihuana que induce a un consumo de la misma con un fin mas recreativo o para experimentar lo que conocemos por "colocón". Se utiliza también como sustancia terapéutica en algunos casos pero un mal uso y cronificado es lo que lleva a secuela negativas para la salud. EL THC es la sustancia que esta presente en mayor cantidad en la planta. Cuando se fuma marihuana el THC actúa sobre la persona en forma de vapor. Aunque de manera controlada y con fines terapéuticos se usa para calmar la ansiedad o el estrés, cuando se usa con fines recreativos y a altas dosis produce muchos síntomas indeseables como lagunas de memoria, disminución de la concentración, cansancio extremo, alteración de función motora….
Impacto de la marihuana sobre el sueño
Las personas que consumen marihuana de manera habitual suelen notar que su consumo puede acortar el tiempo para quedarse dormido y tienen la sensación de dormir con menos despertares y más profundamente, pero hay que saber que lo que se está induciendo es más bien una sedación (como los anestésicos) más que un sueño fisiológico y de buena calidad. De hecho los estudios demuestran que el THC bloquea el sueño REM. Por eso cuando se para de consumir hay un rebote muy importante de sueño REM con sueños y pesadillas muy vívidas. Es un mecanismo muy similar en personas que intentan dejar el consumo de alcohol o como parte incluso del síndrome de abstinencia.
También pueden referir estas personas con el consumo crónico, unos sueños o pesadillas muy desagradables hacia el final de la noche o primeras horas de la mañana antes de despertarse. Como sabemos, la mayor cantidad de sueño REM se produce hacia el final del periodo de sueño nocturno. Esas sensaciones pueden estar en relación con que durante la primera parte de la noche la marihuana ha bloqueado alguna fase de sueño REM y cuando el organismo va eliminando la sustancia de la sangre a lo largo de la noche el cerebro tiene un rebote muy grande de sueño REM para compensar. Por eso es un periodo intenso de sueños o pesadillas muchas veces con contenido desagradable. Es decir, esas primeras horas de bloqueo de REM hacen que el cerebro trate de compensarlas al final del periodo de sueño. El cerebro pretende así recuperar ese sueño REM que es tan necesario para muchos procesos mentales.
El consumo crónico de marihuana produce tolerancia (cada vez necesitamos mas dosis para conseguir el mismo efecto) y al dejar de tomarlo produce un insomnio de rebote muy importante porque se produce un síndrome de abstinencia por haberse generado una dependencia.
Los efectos a largo plazo del consumo de marihuana son serios: produce trastornos de ansiedad, psicosis y depresión. Alteración de la memoria y disminución de la capacidad de coordinación motora, así como un síndrome amotivacional. Se ha visto en los estudios científicos que va produciendo una atrofia de las zonas cerebrales del hipocampo y la amígdala, regiones cerebrales regulatorias de las emociones, el ánimo y la memoria.
Por lo tanto, podemos concluir que el consumo de marihuana a largo plazo y no con fines terapéuticos y regulados, interfiere con una buena calidad de sueño y por ello mismo desde las unidades de sueño desaconsejamos su consumo con el objetivo de afrontar problemas de sueño.
Para los investigadores en materia de Sueño no hay ninguna duda de que un porcentaje muy elevado de los casos de insomnio crónico están asociados a problemas psíquicos subyacentes. La asociación más predominante es con la depresión.
Por lo tanto, un paciente que acude a consulta con alteraciones del sueño debe hacernos pensar en un posible problema psíquico detrás. Trastorno de ansiedad y depresión ocupan los primeros puestos.
En las Unidades de Sueño deben tenerse en cuenta estos hechos y valorar en la historia clínica del paciente síntomas que nos hagan pensar que el paciente pueda padecer algún problema de estos.
El insomnio aparece con rapidez en el transcurso de un problema psíquico crónico y suele persistir incluso durante mucho tiempo después de haberse resuelto el problema de base. El hecho de que el insomnio persista durante mucho tiempo es indicativo de que hay altas probabilidades de que el problema psíquico vuelva a aparecer y el paciente recaiga.
El sueño y la depresión están íntimamente unidos y la relación es bidireccional: Las personas con insomnio tienen una alta probabilidad de desarrollar una depresión con el tiempo.
Los pacientes con depresión muestran en un porcentaje altísimo problemas para dormir como dificultades para dormirse y permanecer dormidos, así como despertares muy tempranos en la mañana.
La estructura del sueño en pacientes deprimidos esta alterada: se ha observado una disminución de la cantidad de sueño profundo, se objetiva una disminución del tiempo que pasa hasta tener la primera fase REM (disminuye la latencia) y hay un aumento de las fases REM en la primera parte de la noche con aumento de la cantidad de sueño REM durante la misma.
Pero entonces … ¿Cuál es la causa y cual la consecuencia?
Pues cualquiera de los dos problemas puede ser el punto de partida para derivar en el otro.
Se sabe que la alteración del sueño provoca dificultad en la regulación de las emociones y la depresión en sí misma está asociada claramente con problemas para dormir.
La cuestión es que no debemos asumir que si estamos tomando tratamiento para el insomnio o para la depresión de manera exclusiva eso ayudará a quitar ambas cosas. Los tratamientos para la depresión pueden mejorar el ánimo, pero puede que no mejoren los síntomas de insomnio. Por lo tanto, hay que poner remedio a ambas cosas de manera conjunta, pero atendiendo a las características de cada uno y valorando todos los aspectos del paciente.
De hecho, hay evidencias de que no atender específicamente los síntomas del insomnio en personas con tratamiento antidepresivo puede aumentar el riesgo de volver a sufrir de depresión. Por ello recomendamos en las unidades de sueño añadir al tratamiento de la depresión una intervención cognitivo conductual del insomnio, teniendo así más posibilidades de resolver ambas cosas.
En resumen, de cara a un tratamiento: cuando los problemas de sueño asociados a la depresión son leves, la expectativa es que mejoren cuando tratamos los síntomas depresivos y estos van mejorando. Pero si los problemas de sueño son más prominentes, se debería evitar medicación antidepresiva que aumente mucho la alerta como los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y valorar la posibilidad de medicar al paciente con antidepresivos sedantes como mirtazapina o doxepina. El uso de hipnóticos debe restringirse a casos severos.
Por ello, es recomendable que las unidades de Psicología, Psiquiatría, Medicina General que atiendan estos pacientes estén en contacto con las Unidades de Sueño y se haga un abordaje multidisciplinar del paciente.
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