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  • ¿Te despiertas por la noche con un calambre en la pierna? Descubre qué son y cómo aliviarlos

    Los calambres nocturnos en las piernas son dolorosos e inesperados. Descubre sus causas, desde la deshidratación hasta el cansancio muscular, y aprende qué hacer para aliviarlos y prevenirlos eficazmente.

    Calambres nocturnos piernasCalambres nocturnos piernas

    Un dolor que te despierta en mitad de la noche

    Seguro que te ha pasado: estás durmiendo plácidamente y, de repente, un dolor intenso y agudo te despierta. Un músculo de la pierna, generalmente en la pantorrilla, se contrae con tanta fuerza que sientes un calambre. Estos espasmos musculares dolorosos e involuntarios, conocidos como calambres nocturnos en las piernas, son una experiencia muy común que puede interrumpir tu descanso y dejarte con una sensación de molestia residual.

    Pero, ¿por qué ocurren? Aunque a menudo la causa exacta se desconoce, suelen estar relacionados con una combinación de factores. Comprender qué los provoca es el primer paso para poder prevenirlos y, si te dan, saber cómo aliviarlos rápidamente.

    Causas más comunes de los calambres nocturnos

    La mayoría de las veces, estos calambres se deben a una fatiga muscular o a problemas leves en los nervios, pero existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de padecerlos.

    • Deshidratación y desequilibrio de minerales: Una de las causas más frecuentes. Si tu cuerpo no tiene suficiente agua y electrolitos como el potasio, el magnesio y el calcio, tus músculos pueden funcionar de forma incorrecta.
    • Cansancio y sobrecarga muscular: Si has realizado una actividad física intensa, has estado de pie durante mucho tiempo o, por el contrario, eres una persona con muy poca actividad, tus músculos pueden cansarse y ser más propensos a los calambres.
    • Embarazo: Es muy habitual que las mujeres embarazadas experimenten calambres nocturnos, especialmente en el tercer trimestre, debido a los cambios en su circulación y el peso adicional.
    • Edad: La prevalencia de los calambres en las piernas aumenta significativamente con la edad, ya que los músculos y los tendones tienden a acortarse con el tiempo.
    • Medicamentos y afecciones médicas: Algunos fármacos como los diuréticos, las estatinas o ciertos medicamentos para la presión arterial y el colesterol pueden estar vinculados a los calambres. Además, enfermedades como la diabetes, la insuficiencia renal, problemas de circulación (como la arteriopatía periférica), y los trastornos de la tiroides también pueden ser causantes.

    Es importante no confundir los calambres nocturnos con el síndrome de las piernas inquietas, una afección diferente que se caracteriza por una necesidad incontrolable de mover las piernas al acostarse, sin el dolor intenso y agudo de un calambre.

    Qué hacer cuando te da un calambre

    Si el dolor te despierta en mitad de la noche, lo más importante es actuar con calma para aliviar el músculo contraído.

    1. Estira el músculo: La acción más efectiva. Si el calambre es en la pantorrilla, ponte de pie y apoya el peso sobre la pierna afectada, o siéntate y estira la pierna, llevando la punta del pie hacia tu cabeza. Mantén la posición durante unos 30 segundos.
    2. Masajea la zona: Aplica un masaje suave y firme sobre el músculo adolorido para ayudar a que se relaje.
    3. Aplica calor o frío: Un paño tibio, una almohadilla térmica o incluso una ducha de agua caliente pueden relajar los músculos tensos. Alternativamente, una bolsa de hielo puede ayudar a calmar el dolor después de que el espasmo haya cedido.
    4. Camina un poco: Moverte y agitar suavemente la pierna puede mejorar el flujo sanguíneo y ayudar al músculo a recuperarse.

    Cómo prevenir los calambres antes de que ocurran

    La mejor forma de lidiar con los calambres es evitar que aparezcan. La prevención se basa en cambios sencillos en tu rutina diaria.

    • Mantente bien hidratado: Bebe suficiente agua a lo largo del día. Limita el consumo de bebidas que pueden contribuir a la deshidratación como el alcohol y la cafeína.
    • Realiza estiramientos: Estirar los músculos de las piernas, especialmente las pantorrillas y los isquiotibiales, antes de ir a la cama puede ser muy beneficioso. Un estiramiento de 5 minutos es suficiente para notar la diferencia.
    • Cuida tu dieta: Asegúrate de consumir alimentos ricos en potasio (plátanos, patatas), magnesio (nueces, semillas, legumbres) y calcio (lácteos, verduras de hoja verde). Una alimentación equilibrada es clave para un buen funcionamiento muscular.
    • Haz ejercicio regular: El ejercicio de bajo impacto, como caminar o usar la bicicleta estática, mejora la circulación y fortalece los músculos, reduciendo la probabilidad de espasmos.
    • Revisa tu ropa de cama: Asegúrate de que las sábanas y las mantas no estén demasiado ajustadas en los pies, ya que esto puede forzar una flexión plantar que favorece los calambres.

    Cuándo es momento de consultar a un médico

    En la mayoría de los casos, los calambres nocturnos son inofensivos, pero pueden ser un indicio de una afección subyacente más grave.

    Debes consultar a tu médico si los calambres:

    • Son muy frecuentes y severos.
    • Vienen acompañados de debilidad muscular o pérdida de sensibilidad en la zona.
    • Provocan una hinchazón o un cambio en el color de la piel de la pierna.
    • No desaparecen a pesar de aplicar las medidas de prevención y alivio.
    • Se presentan junto con otros síntomas preocupantes.

    Un profesional de la salud podrá realizar un diagnóstico preciso y determinar si hay una causa subyacente que necesite tratamiento.

    Si los calambres nocturnos son una molestia constante en tu vida, no dudes en agendar una cita con uno de nuestros médicos para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento personalizado.

  • Dolor de cabeza por tensión en el cuello: cuando la presión se siente en tu cabeza

    ¿Sientes una banda de presión alrededor de tu cabeza? Podría ser una cefalea tensional. Aprende a identificar sus causas, desde el estrés hasta una mala postura, y descubre cómo aliviarla y prevenirla.

    CefaleaCefalea

    Más que un simple dolor de cabeza

    Todos hemos experimentado un dolor de cabeza en algún momento, pero no todos los dolores son iguales. Si alguna vez has sentido una presión constante y sorda, como si una banda apretada te rodeara la cabeza, es muy probable que hayas sufrido una cefalea tensional. Este es el tipo de dolor de cabeza más común y, aunque rara vez es grave, puede ser increíblemente molesto y afectar tu calidad de vida diaria.

    La clave de la cefalea tensional está en su nombre: a menudo está directamente relacionada con la tensión de los músculos del cuello, el cuero cabelludo y los hombros. Comprender las causas y los desencadenantes es el primer paso para poder controlarla y evitar que el dolor se convierta en una molestia constante.

    ¿Por qué ocurre una cefalea tensional? Las causas detrás del dolor

    Las cefaleas tensionales se producen cuando los músculos de la cabeza y el cuello se contraen o se tensan. Esta contracción puede ser una respuesta directa a una variedad de factores, siendo los más comunes el estrés y la ansiedad, pero no son los únicos.

    • Tensión física y malas posturas: Mantener la cabeza en una misma posición por periodos largos de tiempo es un desencadenante habitual. Piensa en horas frente a la computadora, trabajos manuales que requieren precisión o incluso dormir con el cuello en una posición incómoda.
    • Factores de estilo de vida: El consumo excesivo de alcohol, el exceso o la abstinencia de cafeína, el tabaquismo, la falta de sueño o el cansancio extremo pueden contribuir al dolor.
    • Condiciones médicas y otros desencadenantes: Aunque no suelen estar asociadas con enfermedades cerebrales, las cefaleas tensionales pueden presentarse junto a otras afecciones como resfriados, infecciones sinusales o incluso problemas dentales como el rechinamiento de dientes (bruxismo).

    Estas cefaleas son más comunes en adultos, especialmente en mujeres, y el riesgo tiende a aumentar con la edad.

    Síntomas: ¿cómo se siente realmente una cefalea tensional?

    A diferencia de las migrañas, que a menudo son pulsátiles y se concentran en un solo lado de la cabeza, el dolor de la cefalea tensional tiene características muy específicas:

    • Se describe como una presión o banda apretada que rodea la cabeza, sin sensación de pulsación.
    • El dolor es generalizado, es decir, no se limita a un punto específico, aunque puede ser peor en el cuero cabelludo, las sienes o la nuca.
    • Puede extenderse a los hombros y al cuello.
    • Suele presentarse de forma constante y puede durar desde 30 minutos hasta varios días.
    • Generalmente, no causa náuseas ni vómitos, y los afectados a menudo tratan de aliviar la molestia masajeando la zona.

    Tratamiento y manejo del dolor: alivio al alcance de tu mano

    El objetivo principal es aliviar los síntomas y, a largo plazo, prevenir que el dolor regrese. Muchas personas encuentran alivio con tratamientos conservadores y cambios en su estilo de vida.

    1. Manejo en casa: El primer paso es identificar los desencadenantes. Llevar un diario del dolor de cabeza puede ayudarte a entender qué lo provoca. Practicar técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, y aplicar compresas frías o calientes en el cuello y los hombros también puede ser de gran ayuda. Los masajes en las zonas tensas son especialmente efectivos.
    2. Medicamentos de venta libre: Analgésicos como el ibuprofeno, el paracetamol o el ácido acetilsalicílico (aspirina) suelen ser suficientes para dolores de cabeza leves o moderados. Sin embargo, es fundamental usarlos con moderación. Tomar analgésicos más de tres días a la semana puede provocar cefaleas de rebote, un ciclo en el que el dolor reaparece debido al uso excesivo de medicamentos.
    3. Terapias alternativas: Técnicas como la acupuntura, la biorretroalimentación o la terapia conductual cognitiva han demostrado ser eficaces para manejar las cefaleas tensionales prolongadas.

    Cómo prevenir el dolor antes de que aparezca

    La prevención es la mejor estrategia. Pequeños cambios en tus hábitos pueden marcar una gran diferencia.

    • Mejora tu postura: Si trabajas con una computadora, asegúrate de que tu monitor esté a la altura de tus ojos. Levántate y estírate con regularidad.
    • Descansa y duerme bien: Asegúrate de dormir lo suficiente y, si el dolor de cabeza está asociado al frío, mantente abrigado. Cambiar la almohada o la posición al dormir también puede ser beneficioso.
    • Manejo del estrés: Practicar técnicas de manejo del estrés es clave. Ya sea a través de la meditación, el ejercicio o pasatiempos que disfrutes, encontrar formas de relajarte reducirá la tensión muscular.
    • Mantente activo: Realizar ejercicio de forma regular ayuda a reducir el estrés y a mantener los músculos fuertes y flexibles.

    ¿Cuándo es necesario consultar a un médico?

    Aunque las cefaleas tensionales son comunes e inofensivas, hay señales de alarma que indican que es hora de buscar atención médica.

    Debes contactar a un profesional si:

    • El dolor de cabeza se vuelve mucho más intenso, frecuente o cambia de patrón.
    • Comienzas a tener problemas de visión, habla o movimiento junto con el dolor de cabeza.
    • El dolor es el "peor de tu vida" y aparece de forma muy repentina.
    • Los dolores de cabeza se presentan junto a otros síntomas como fiebre alta, rigidez en el cuello o vómitos repetitivos.
    • Necesitas tomar analgésicos más de tres días a la semana para controlarlos.

    Un diagnóstico adecuado te permitirá descartar otras afecciones y encontrar el mejor plan de tratamiento para ti.

    Si tus dolores de cabeza por tensión están afectando tu calidad de vida, no dudes en programar una cita con nuestros especialistas para un diagnóstico preciso y un tratamiento a medida.

  • Plantillas ortopédicas personalizadas

    Plantillas ortopédicasPlantillas ortopédicas

    ¿Sabías que unas plantillas personalizadas pueden aliviar tus dolores y mejorar tu forma de caminar?

    Muchas personas sufren dolores en los pies, tobillos, rodillas o espalda sin saber que el origen puede estar en su forma de caminar. En estos casos, el uso de plantillas ortopédicas personalizadas puede marcar una gran diferencia.

    ¿Qué son las plantillas ortopédicas?

    Son dispositivos médicos que se colocan dentro del calzado para corregir alteraciones en la pisada, aliviar el dolor y mejorar la postura corporal. Al adaptarse a la forma y necesidades del pie de cada paciente, ayudan a redistribuir las cargas, evitar sobrecargas musculares y prevenir lesiones.

    No todas las plantillas son iguales. Las más eficaces se fabrican a medida, tras realizar un estudio biomecánico de la pisada, que analiza cómo se comporta el pie al caminar o estar de pie, así como su relación con otras articulaciones como la rodilla, la cadera o la espalda.

    ¿Qué beneficios pueden aportar?

    Las plantillas ortopédicas personalizadas pueden:

    • Corregir deformidades como el pie plano o el pie cavo.
    • Aliviar el dolor en el talón (por ejemplo, en casos de fascitis plantar o espolón calcáneo).
    • Mejorar el equilibrio y la estabilidad al caminar.
    • Evitar que la carga del cuerpo recaiga de forma descompensada en articulaciones como rodillas o caderas.
    • Favorecer la recuperación tras una lesión, evitando recaídas.

    Además, muchas personas notan un alivio significativo desde los primeros días de uso.

    Tipos de plantillas más comunes

    Dependiendo de cada caso, existen distintos tipos:

    • De contención: para mantener el pie en una posición correcta y evitar posturas forzadas.
    • De corrección: para modificar la forma de pisar, por ejemplo, en personas con pie plano o valgo.
    • Para zonas específicas: como taloneras para absorber impactos en el talón.
    • Para patologías concretas: como fascitis plantar o espolón calcáneo, con zonas de descarga para aliviar la presión.

    ¿Cuándo están indicadas?

    El uso de plantillas debe estar siempre supervisado por un especialista, que realizará una valoración personalizada. Están especialmente recomendadas para personas que:

    • Sufren dolor habitual en pies, tobillos, rodillas o espalda baja.
    • Tienen alteraciones biomecánicas (pie plano, pie cavo, desviaciones al caminar).
    • Han sufrido lesiones por sobrecarga (fascitis, tendinitis, etc.).
    • Presentan desgaste desigual en el calzado, lo que indica una mala pisada.

    En ocasiones, también se indican en pacientes con enfermedades como la diabetes o la artrosis, que afectan al apoyo y distribución del peso corporal.

    ¿Durante cuánto tiempo hay que usarlas?

    Depende de cada caso. A veces se utilizan de forma temporal, por ejemplo, durante una recuperación. En otros casos, el uso puede ser permanente.
    Lo más importante es empezar de forma progresiva, usándolas unas horas al día hasta que el cuerpo se adapte. También es recomendable hacer revisiones periódicas para comprobar su efecto y adaptarlas si es necesario.

    Errores que debemos evitar

    Para aprovechar al máximo sus beneficios, es importante evitar ciertos errores:

    • Comprar plantillas sin un estudio de pisada profesional.
    • Usarlas con calzado inadecuado (muy estrecho o sin sujeción).
    • No seguir un periodo de adaptación gradual.
    • No hacer revisiones con el especialista.
    • Abandonar su uso por notar mejoría sin indicación médica.

    Cuidar los pies es cuidar tu salud

    Los pies son la base de nuestro cuerpo. Si están mal alineados o reciben una carga inadecuada, pueden generar molestias en otras zonas. Por eso, además de usar plantillas cuando están indicadas, es fundamental:

    • Usar calzado adecuado, cómodo y con buena sujeción.
    • Evitar abusar de tacones o calzado sin soporte.
    • Utilizar calcetines transpirables, preferiblemente de algodón.
    • No caminar descalzo en superficies duras o irregulares.
    • Acudir al podólogo ante cualquier alteración o molestia.

    En resumen: las plantillas ortopédicas no solo ayudan a corregir la pisada, sino que pueden ser una herramienta clave para mejorar la calidad de vida, aliviar dolores y prevenir lesiones. Siempre deben ser recomendadas por un profesional tras un estudio personalizado.

    Si tienes dudas sobre tu forma de caminar o sufres molestias frecuentes en los pies o en otras articulaciones, consulta con tu especialista en Traumatología o Rehabilitación de Quirónsalud. Un diagnóstico a tiempo puede evitar problemas mayores.

  • ¿Por qué se inflaman las articulaciones? Conoce la sinovitis

    La sinovitis es una inflamación que afecta a las articulaciones, y aunque no siempre es grave, puede llegar a limitar el movimiento y causar dolor si no se trata a tiempo. Es una lesión frecuente tanto en personas activas como en pacientes con enfermedades inflamatorias o metabólicas. En este artículo explicamos qué es, qué la provoca, sus síntomas más habituales y qué opciones existen para tratarla.

    SinovitisSinovitis

    ¿Qué es la sinovitis?

    La sinovitis es una inflamación de la membrana sinovial, un tejido muy fino que recubre el interior de muchas articulaciones, como la rodilla, la cadera, el hombro o el codo. Esta membrana produce el líquido sinovial, una sustancia que actúa como lubricante natural, ayudando a que las articulaciones se muevan con suavidad.

    Cuando esta membrana se inflama, puede acumular líquido en exceso dentro de la articulación, provocando hinchazón, calor y dolor. En algunos casos, si no se trata, puede cronificarse y dificultar seriamente la movilidad.

    ¡¿Qué puede causar sinovitis?

    Las causas de la sinovitis son variadas, pero las más comunes incluyen:

    • Golpes o sobrecargas articulares, especialmente en deportistas o personas con trabajos físicos.
    • Infecciones que llegan a la articulación a través de una herida o intervención quirúrgica.
    • Enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus.
    • Acumulación de cristales en enfermedades como la gota.
    • Desgaste del cartílago, como ocurre con la artrosis.

    En muchas ocasiones, hay más de un factor implicado. Por eso, el diagnóstico médico es esencial para encontrar la causa y elegir el tratamiento adecuado.

    ¿Qué síntomas provoca?

    La sinovitis suele manifestarse con síntomas como:

    • Inflamación visible de la articulación.
    • Dolor, sobre todo al mover la zona.
    • Rigidez o dificultad para realizar ciertos movimientos.
    • Aumento de la temperatura en la articulación afectada.

    Estos síntomas pueden aparecer de forma repentina (sinovitis aguda) o mantenerse durante más de tres meses (sinovitis crónica).

    ¿Qué articulaciones se ven más afectadas?

    Algunas articulaciones son más propensas a la sinovitis por su uso frecuente o por estar más expuestas a traumatismos:

    • Rodilla: suele causar hinchazón, dolor y rigidez. A veces se acumula líquido (derrame articular).
    • Cadera: es común en niños de entre 3 y 10 años. Se presenta con dolor en la ingle o la rodilla y dificultad para caminar.
    • Tobillo: puede aparecer junto con esguinces, tras una torcedura o sobreesfuerzo.
    • Mano y muñeca: afecta a tareas finas como escribir o agarrar objetos. Es frecuente en enfermedades como la artritis.

    ¿Quién tiene mayor riesgo?

    Algunos factores aumentan la probabilidad de desarrollar sinovitis:

    • Padecer enfermedades reumáticas o inflamatorias crónicas.
    • Realizar movimientos repetitivos en el trabajo o en el deporte.
    • Sufrir traumatismos frecuentes o desgaste articular con la edad.
    • Tener niveles elevados de ácido úrico.

    ¿Cómo se diagnostica?

    El diagnóstico suele empezar con una exploración física. En algunos casos, se extrae una muestra de líquido sinovial para analizarlo. Para obtener más información, se pueden usar pruebas de imagen como la ecografía o la resonancia magnética.

    Tratamientos disponibles

    El tratamiento dependerá de la causa y la intensidad de los síntomas. Las opciones más habituales son:

    • Reposo de la articulación y uso de antiinflamatorios.
    • Aplicación de frío o calor para aliviar el dolor.
    • Punción articular para extraer el exceso de líquido.
    • Infiltraciones de corticoides, cuando el dolor es muy intenso.
    • Fisioterapia, para mejorar la movilidad y prevenir recaídas.

    En algunos casos, puede ser necesario realizar un tratamiento más especializado, especialmente si la sinovitis está relacionada con enfermedades crónicas.

    ¿Cuánto dura la recuperación?

    La duración varía según la causa. En casos leves, puede resolverse en una o dos semanas. Si se trata de una sinovitis crónica o asociada a otra enfermedad, el tratamiento puede prolongarse durante más tiempo y requerir seguimiento médico.

    ¿Se puede prevenir?

    Aunque no siempre se puede evitar, sí es posible reducir el riesgo de sinovitis siguiendo algunas pautas:

    • Mantener una alimentación equilibrada, baja en alimentos que aumentan el ácido úrico.
    • Realizar ejercicio moderado para fortalecer las articulaciones.
    • Evitar deportes o actividades que impliquen impacto repetido.
    • Consultar al especialista ante cualquier molestia persistente para tratarla a tiempo.

    En resumen

    La sinovitis es una afección común que puede afectar a personas de todas las edades. Aunque en muchos casos es leve, si no se trata correctamente puede derivar en problemas a largo plazo. Ante cualquier dolor, inflamación o rigidez en las articulaciones, es recomendable acudir a la consulta de traumatología para valorar el caso y aplicar el tratamiento más adecuado.

  • Contractura de Dupuytren: cuando los dedos dejan de estirarse

    La contractura de Dupuytren es una enfermedad que afecta a la palma de la mano y que, con el tiempo, puede impedir que los dedos se estiren con normalidad. Aunque su evolución suele ser lenta y sin dolor, puede limitar de forma importante las actividades cotidianas, como escribir, lavarse las manos o simplemente apoyar la palma sobre una mesa.

    DupuytrenDupuytren

    ¿Qué es la contractura de Dupuytren?

    Es una enfermedad progresiva que provoca el engrosamiento de una capa de tejido justo bajo la piel de la palma de la mano. Ese tejido, al endurecerse, forma una especie de cuerda que tira de los dedos hacia dentro, causando que queden flexionados de forma involuntaria.

    Aunque puede afectar a cualquier dedo, suele empezar por el anular o el meñique, y generalmente en la mano dominante. Puede afectar una o ambas manos.

    ¿Cuáles son los síntomas?

    Los síntomas aparecen poco a poco y sin dolor. Las principales señales son:

    • Formación de nódulos (pequeños bultos) en la palma.
    • Aparición de cordones duros bajo la piel.
    • Dificultad para estirar los dedos.
    • Imposibilidad de apoyar la palma completamente sobre una superficie plana.

    ¿Cómo evoluciona la enfermedad?

    - Fase inicial: se notan bultos duros o nódulos en la palma. Puede haber una ligera molestia al tacto.

    - Fase media: aparecen cuerdas más marcadas bajo la piel que comienzan a retraer los dedos.

    - Fase avanzada: los dedos quedan doblados hacia la palma y ya no pueden estirarse, lo que limita el uso normal de la mano.

    ¿Por qué aparece?

    La causa exacta se desconoce, pero hay varios factores que aumentan el riesgo:

    • Edad: más frecuente a partir de los 50 años.
    • Antecedentes familiares.
    • Origen nórdico o europeo.
    • Diabetes.
    • Consumo de alcohol o tabaco.

    No se debe a golpes ni al uso excesivo de las manos.

    ¿Cómo se diagnostica?

    Un médico traumatólogo puede diagnosticarla con una exploración física. No suele ser necesario hacer pruebas de imagen, salvo que se sospeche de otras patologías asociadas.

    Una prueba sencilla es la "prueba de la mesa": si el paciente no puede apoyar completamente la palma sobre una superficie plana, puede haber una contractura significativa.

    ¿Qué tratamientos existen?

    Depende del grado de avance de la enfermedad. En fases tempranas puede que solo se necesite observación o fisioterapia. Cuando ya afecta la funcionalidad de la mano, existen varios tratamientos posibles:

    1. Tratamiento con agujas (fasciotomía percutánea). Se utiliza en fases leves. Consiste en insertar una aguja fina para romper el cordón que retrae los dedos. Es una técnica poco invasiva y permite una rápida recuperación.

    2. Cirugía abierta. Se recomienda en casos más avanzados. El objetivo es eliminar el tejido engrosado. La recuperación es algo más lenta que con el tratamiento con agujas.

    3. Cirugía mínimamente invasiva (artroscopia de mano). Es la técnica más moderna. A través de pequeñas incisiones, se actúa sobre el tejido afectado. Tiene muchas ventajas: menos dolor, cicatrices más pequeñas, menor riesgo de complicaciones y una recuperación más rápida.

    ¿Cuándo conviene operar?

    La cirugía suele recomendarse cuando la contractura interfiere en tareas básicas. El traumatólogo valorará cada caso y explicará si compensa intervenir o seguir con tratamiento conservador.

    ¿Qué papel tiene la fisioterapia?

    Los ejercicios dirigidos pueden ayudar a mantener la movilidad y prevenir que la contractura avance más rápido. Se utilizan estiramientos suaves, ejercicios con pelotas blandas y masajes para mejorar la flexibilidad. No sustituyen al tratamiento médico, pero son un complemento útil, sobre todo tras la cirugía.

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Sobre este blog

Blog de los expertos de la Unidad de Traumatología del Dr. Elgeadi, Jefe de Servicio de los Hospitales Quirónsalud San José y Quirónsalud Valle del Henares, con los mejores consejos para tratar y prevenir patologías y lesiones traumatológicas.

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