Quirónsalud
Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital
El insomnio es un trastorno del sueño que afecta a muchas personas, tanto adultos como niños. En los más pequeños, esta condición puede tener un impacto significativo en su desarrollo físico, emocional y cognitivo. El insomnio infantil se caracteriza por la dificultad para iniciar o mantener el sueño, lo que puede generar una serie de consecuencias negativas, como irritabilidad, falta de concentración y un bajo rendimiento en las actividades diarias. Aunque es común que los niños experimenten episodios de insomnio en diferentes etapas de su crecimiento, es fundamental abordar esta situación de manera adecuada para prevenir efectos a largo plazo.
El insomnio en los niños presenta características particulares que pueden variar dependiendo de la edad y el contexto familiar. Entre los signos más comunes se encuentran:
A continuación, se presentan algunos consejos prácticos que los padres pueden implementar para ayudar a sus hijos a mejorar la calidad de su sueño y evitar el insomnio.
La consistencia es clave para el bienestar del niño. Establecer una rutina de sueño regular, donde el niño se acueste a la misma hora todas las noches, ayuda a su cuerpo a acostumbrarse a un patrón de descanso saludable. Esta rutina debe incluir actividades relajantes como leer un cuento, tomar un baño tibio o escuchar música tranquila.
El entorno donde el niño duerme es fundamental. Es recomendable que la habitación esté oscura, tranquila y con una temperatura agradable. También es importante asegurarse de que la cama sea cómoda y el espacio libre de distracciones como pantallas electrónicas (televisión, tabletas, etc.), ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción de melatonina, la hormona inductora del sueño.
Evitar que el niño consuma alimentos o bebidas con cafeína (como chocolate, refrescos o bebidas energéticas) antes de dormir es esencial, ya que estos pueden dificultar la conciliación del sueño. Igualmente, es importante no ofrecer comidas pesadas o abundantes antes de acostarse, ya que pueden generar malestar estomacal y dificultar el descanso.
El ejercicio regular puede ayudar a los niños a liberar la energía acumulada y a sentirse más relajados al final del día. Sin embargo, es importante evitar actividades intensas justo antes de dormir, ya que el cuerpo necesitará tiempo para calmarse antes de entrar en la fase de descanso.
El insomnio infantil a menudo está relacionado con el estrés o la ansiedad. Hablar con el niño sobre sus preocupaciones y miedos durante el día puede ser útil para reducir la ansiedad nocturna. También se pueden utilizar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la visualización, para ayudar al niño a relajarse antes de dormir.
En algunos casos, los métodos de intervención en el hogar no son suficientes para resolver el insomnio infantil. Si los síntomas persisten durante un período prolongado o afectan significativamente la calidad de vida del niño, es recomendable consultar con un profesional. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los enfoques más efectivos en el tratamiento del insomnio infantil. Esta terapia se centra en cambiar los pensamientos y comportamientos que contribuyen al insomnio, ayudando a los niños a aprender hábitos de sueño saludables.
La TCC generalmente se lleva a cabo con la colaboración de los padres, ya que son fundamentales en el proceso de cambio. En algunos casos, el psicólogo puede recomendar el uso de técnicas de relajación, terapia de exposición gradual o incluso, en situaciones más complejas, el uso de medicamentos bajo estricta supervisión del psiquiatra.
En definitiva, el insomnio infantil es un problema que afecta tanto al niño como a su entorno familiar, pero con las estrategias adecuadas, es posible reducir sus efectos y mejorar la calidad de vida de los pequeños. Establecer rutinas saludables, crear un ambiente adecuado para el descanso y atender posibles fuentes de estrés son pasos fundamentales para combatir esta condición. Cuando los métodos preventivos no funcionan, buscar la ayuda de un profesional especializado es clave para encontrar soluciones eficaces y garantizar el bienestar emocional y físico del niño.
Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico especialista en infantojuvenil, adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
Las fobias son trastornos psicológicos que afectan a muchas personas en diferentes etapas de la vida. A menudo, estas pueden generar un malestar significativo en quienes las sufren, interfiriendo en su capacidad para llevar una vida normal. Una fobia es un temor irracional y persistente hacia un objeto, situación o actividad que, en la mayoría de los casos, no representa un peligro real. Este tipo de trastorno puede variar desde leves episodios de incomodidad hasta crisis de ansiedad graves. Es fundamental comprender las fobias para poder tratarlas de manera eficaz y mejorar la calidad de vida de quienes las padecen.
Las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso e irracional ante ciertos estímulos, ya sean objetos, situaciones o animales. A diferencia de los temores comunes que todos experimentamos, las fobias son desproporcionadas con respecto al peligro real que representa el objeto o situación que las provoca. Este miedo suele generar una reacción física y emocional, como palpitaciones, sudoración excesiva, temblores o dificultad para respirar, lo cual puede dificultar enormemente la vida cotidiana de la persona afectada.
El tratamiento de las fobias puede incluir terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a la persona a modificar su forma de pensar y reaccionar ante el objeto de su fobia, así como, en algunos casos, el uso de medicamentos para controlar los síntomas de ansiedad.
Existen una amplia variedad de fobias, pero algunas son más comunes que otras. A continuación, te explicamos las fobias más frecuentes y sus características.
Estas fobias están relacionadas con lugares o situaciones en las que la persona experimenta ansiedad, ya sea por la sensación de falta de control o por el miedo a estar atrapado.
1. Agorafobia
La agorafobia es el miedo a estar en situaciones o lugares donde escapar podría ser difícil en caso de una emergencia o ataque de pánico. Puede manifestarse en lugares públicos, como centros comerciales, transportes públicos o incluso en espacios abiertos. Las personas que padecen agorafobia suelen evitar estos lugares y situaciones, lo que puede llevar a un aislamiento social progresivo y dificultar la vida diaria.
2. Fobia a las multitudes (demofobia)
Se experimenta una gran ansiedad en lugares con muchas personas, como conciertos, eventos deportivos o centros comerciales. Este miedo puede estar asociado a la sensación de estar desbordado, sin espacio para moverse o escapar si fuera necesario.
3. Fobia a volar (aerofobia)
La aerofobia es el temor irracional a viajar en avión, que puede surgir de la ansiedad por perder el control en el aire o de la sensación de claustrofobia durante el vuelo.
Estas fobias están relacionadas con el miedo hacia animales específicos, ya sea por experiencias traumáticas previas o por una sensación generalizada de peligro.
1. Fobia a los animales (zoofobia)
Puede incluir tanto animales comunes como perros y gatos, como animales más exóticos, como serpientes o arañas. Las personas con zoofobia pueden experimentar una fuerte sensación de ansiedad, incluso ante la sola idea de encontrarse con el animal que temen.
2. Fobia a las arañas (aracnofobia)
Es una de las fobias más comunes y puede generar reacciones extremas, como pánico y ansiedad, incluso ante arañas inofensivas o muertas.
3. Fobia a los insectos (entomofobia)
Las personas que sufren esta fobia pueden tener reacciones de pánico incluso ante insectos inofensivos.
Estas fobias se centran en el miedo a la enfermedad, el sufrimiento físico o incluso a los procedimientos médicos.
1. Fobia a la sangre (hemofobia)
Miedo intenso a ver sangre o a situaciones en las que podría haber sangrado. Este miedo es común entre personas que tienen experiencias traumáticas relacionadas con lesiones o intervenciones médicas. La reacción frente a la hemofobia puede incluir desmayos, mareos o una sensación general de incomodidad extrema al estar expuestos a sangre, incluso si no se trata de una herida grave.
2. Fobia a las agujas (trypanofobia)
Esta fobia puede generar ansiedad al enfrentarse a procedimientos médicos, como vacunaciones o análisis de sangre. Se suelen evitar las consultas médicas o retrasar los tratamientos necesarios debido a este miedo.
3. Hipocondría
La hipocondría, o fobia a las enfermedades, es el miedo irracional a enfermarse o a tener una enfermedad grave, incluso cuando no existen síntomas que lo sugieran. Suelen vivir con una ansiedad constante por su salud y visitan al médico con frecuencia para confirmar que no tienen una enfermedad, lo que genera un círculo vicioso de preocupación.
Las fobias sociales están relacionadas con el miedo a ser evaluado negativamente por los demás o a experimentar situaciones incómodas en público.
1. Fobia social
Se caracteriza por el miedo intenso y persistente de ser juzgado o evaluado negativamente por los demás. Las personas con esta fobia experimentan una ansiedad abrumadora en situaciones sociales, como hablar en público, asistir a reuniones o incluso interactuar con otras personas en entornos cotidianos.
2. Fobia a hablar en público (glosofobia)
La glosofobia es el miedo a hablar en público. Las personas con esta fobia sienten una ansiedad extrema cuando deben dar una presentación o hablar frente a un grupo de personas.
Estas fobias son temores irracionales hacia objetos o situaciones concretas.
1. Fobia a la oscuridad (nictofobia)
Puede manifestarse tanto en niños como en adultos. En niños, es relativamente común y suele desaparecer con el tiempo, pero en adultos puede tener un impacto negativo en la vida cotidiana.
2. Fobia a las alturas (acrofobia)
Las personas con esta fobia pueden experimentar una sensación de vértigo, ansiedad o incluso pánico cuando se encuentran en lugares elevados, como puentes, miradores o incluso dentro de un edificio alto. Este miedo puede ser tan intenso que puede llevar a evitar situaciones como viajar en avión o realizar actividades al aire libre que impliquen estar a gran altura.
Superar una fobia puede ser un proceso largo y desafiante, pero con las estrategias adecuadas, es posible reducir su impacto en la vida diaria. Aquí te presentamos algunos consejos prácticos para afrontar las fobias:
Las fobias son trastornos de ansiedad comunes que afectan a una parte significativa de la población. Si bien pueden parecer incontrolables, existen tratamientos eficaces que permiten a las personas superar sus miedos y recuperar su calidad de vida. La clave está en buscar ayuda profesional, practicar técnicas de relajación y enfrentarse gradualmente a lo que tememos. Con el tiempo y el apoyo adecuado, es posible disminuir el impacto de las fobias y vivir sin que estas interfieran en nuestra vida cotidiana.
Joan Francesc Serra Pla, especialista en Psicología clínica, adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
El insomnio es uno de los trastornos más comunes que afecta a millones de personas en todo el mundo. A menudo se asocia con problemas de ansiedad, estrés o enfermedades físicas y puede tener un impacto significativo en la salud emocional y psicológica de quienes lo padecen. Sin embargo, en muchos casos, el insomnio también puede ser un reflejo de otros problemas, como el maltrato emocional, que, aunque no siempre son visibles, pueden alterar profundamente el bienestar de una persona. El maltrato emocional no deja marcas físicas, pero sus efectos pueden ser igual o incluso más devastadores que cualquier agresión visible. En este artículo, exploraremos qué es el maltrato emocional, cómo identificarlo y sus principales consecuencias.
El maltrato emocional, también conocido como abuso psicológico, se refiere a un patrón de comportamientos, actitudes o palabras que afectan la salud mental de una persona.
Este tipo de maltrato se produce cuando una persona utiliza la manipulación, la humillación, la intimidación, la crítica constante, el aislamiento o la desvalorización para controlar, menospreciar o dominar a otra. A diferencia del maltrato físico, que deja marcas evidentes, el abuso emocional se basa en el poder y el control psicológico.
Es importante destacar que el maltrato emocional no se limita solo a las relaciones de pareja, sino que también puede ocurrir en cualquier ámbito, como el familiar, laboral o social. Las víctimas de maltrato emocional suelen sentirse atrapadas, impotentes y a menudo experimentan una disminución significativa de su autoestima.
El maltrato emocional puede ser difícil de identificar, ya que sus manifestaciones suelen ser sutiles y progresivas. Sin embargo, existen varios signos que pueden ayudar a reconocerlo:
Críticas constantes y desvalorización: la persona maltratadora puede menospreciar constantemente las opiniones, los logros y las emociones de la víctima, haciéndola sentir incapaz o insuficiente.
El impacto del maltrato emocional es profundo y puede tener consecuencias duraderas en la vida de la víctima. Algunas de las principales consecuencias son:
En conclusión, el maltrato emocional es una forma insidiosa y destructiva de abuso que afecta profundamente la salud mental y emocional de quienes lo padecen. Al ser menos visible que el maltrato físico, puede ser más difícil de reconocer y denunciar, pero sus consecuencias son igualmente devastadoras. Es fundamental aprender a identificar las señales de abuso emocional y buscar ayuda profesional si se está viviendo una situación de este tipo. La recuperación es posible, y con el apoyo adecuado, las personas afectadas pueden sanar, reconstruir su autoestima y recuperar el control sobre sus vidas. Si crees que estás siendo víctima de maltrato emocional, no dudes en buscar el apoyo que mereces.
Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico, adjunto en la Unidad de Salud y Bienestar Emocional de Hospital Quirónsalud Digital
El estrés se define como la respuesta de un organismo ante situaciones que exceden su capacidad para hacerles frente. Inicialmente la respuesta de estrés comprende un acopio de energía extra para afrontar la situación, lo que nos permite en no pocas ocasiones, salir exitosos del peligro.
Pero ¿qué sucede si el estresor se mantiene durante un periodo de tiempo prolongado? En este caso los sistemas de acopio de energía se agotan y sobreviene un periodo en el que nuestro desempeño se deteriora acarreando un profundo desgaste físico o emocional.
La consecuencia última del proceso de estrés es un desorden generalizado del desempeño de la persona donde se ven desatendidas áreas importantes -en el ámbito de la vida familiar, social o laboral- que, en circunstancias normales, actuarían previniendo y regulando la aparición del estrés.
Como es lógico, los tratamientos necesarios varían de acuerdo con la intensidad (leve, moderado o grave) y el tipo de estrés que suframos (agudo, postraumático, burnout, crónico o puntual)
Por otra parte, como en todo proceso terapéutico, es fundamental una evaluación pormenorizada de los factores desencadenantes y mantenedores del estrés. En este sentido, es preceptivo acudir siempre a un profesional especialista que pueda identificar factores externos, como una carga de trabajo excesiva, o factores internos, como rasgos de personalidad o estilos de afrontamiento disfuncionales. De esta forma, situará el foco terapéutico en el área adecuada.
Exponemos a continuación algunas recomendaciones y técnicas para prevenir y tratar el estrés:
Establecer rutinas como dormir y levantarte a la misma hora, hacer ejercicio frecuente y seguir una dieta mediterránea, además de favorecer nuestra salud física, contribuyen a incrementar el autocuidado, la previsibilidad y la sensación de control.
Integrar técnicas de relajación en determinados momentos del día disminuye eficazmente la sensación de cansancio y tensión. Es conveniente ejercitarnos siguiendo las indicaciones de profesionales que puedan resolver nuestras dudas cuando esta herramienta no nos ayuda.
Nos ayudan a identificar formas distorsionadas de percibir la realidad y de valorar nuestras capacidades para afrontarla. De todos es conocida la frase «se ahoga en un vaso de agua» y, sin embargo, a menudo carecemos de herramientas para ayudar a esa persona, pues requiere seguir una metodología concreta con la ayuda de un profesional de la psicología.
Estas técnicas son especialmente útiles en la primera fase de psicoterapia para el estrés, donde se analiza la configuración estimular y los factores externos causantes del mismo. Se trata de estructurar, en pasos bien definidos, el proceso de toma de decisiones hasta alcanzar la solución de forma que se elimine o atenúe la causa del estrés.
Con frecuencia los profesionales de la psicología hablamos de la necesidad de poner límites ante lo que puede acabar desorganizando o dañando nuestro bienestar psicológico. Es importante advertir que esta tarea no consiste solo en proponerse voluntariamente «decir no» sino en ayudar al paciente a ser consciente de sus límites de manera que pueda identificar con facilidad si algo o alguien los están traspasando.
Podríamos decir que la «frase llave» es una síntesis del «párate, piensa y actúa». Se trata de elaborar una frase precedida por la palabra «stop» o «calma» y que nos aparta de la espiral de preocupaciones recurrentes dirigiéndonos a la acción, a la toma de decisiones prácticas. Algunos ejemplos de frase llave son: «Calma, ¿qué puedo hacer?», «Un pasito detrás de otro» o, simplemente, «Enfócate».
Sin duda, saber identificar, atenuar y dar cauce a la frustración, el enfado, la angustia o la desesperanza, contribuirá a una correcta regulación en la expresión de emociones reduciendo su impacto en la respuesta de estrés.
Esperamos que estas herramientas abran caminos por los que podamos transitar en una «sociedad del cansancio» que nos conduce a transformar la obediencia a los deberes sociales en una autoexigencia desmesurada que atenta contra nosotros mismos (cf. Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, Herder, 2024).
Mónica Sagardoy Fidalgo, psicóloga general sanitaria en el Servicio de Salud Mental de Hospital Quirónsalud Digital
Las adicciones son trastornos de la conducta que implican una necesidad compulsiva de realizar una actividad o consumir una sustancia, a pesar de las consecuencias negativas para la salud física, mental, social o económica de la persona. En la era actual, las nuevas tecnologías ocupan un papel central en nuestra vida diaria. Aunque pueden ser herramientas útiles y prácticas, su uso excesivo o inadecuado puede convertirse en un problema de salud mental.
En este contexto, resulta fundamental conocerlas para identificarlas lo antes posible en nuestro comportamiento o el de otros y aplicar estrategias de prevención.
La adicción a las nuevas tecnologías se define como el uso compulsivo y descontrolado de dispositivos tecnológicos, aplicaciones o plataformas digitales, que interfiere significativamente con la calidad de vida y la salud de quien la padece. Las personas con adicción a las nuevas tecnologías optarán por abandonar otras tareas para dedicar cada vez más tiempo al entorno digital, arriesgándose al fracaso laboral o escolar, la pérdida de relaciones sociales y el descuido del propio autocuidado. Este trastorno puede identificarse por síntomas como ansiedad, aislamiento social, insomnio y dificultades de concentración, aunque en fases más tempranas no será tan evidente.
La adicción a las nuevas tecnologías: un nuevo trastorno.
Con el auge de las nuevas tecnologías, han surgido patrones de comportamiento que se ajustan a las características de las adicciones tradicionales: pérdida de control, dependencia, impacto negativo en la calidad de vida... La accesibilidad, la inmediatez y la recompensa constante que ofrecen las plataformas digitales han convertido a la tecnología en un factor de riesgo para algunas personas. Diversos estudios han demostrado que el uso excesivo de tecnologías puede afectar los circuitos de recompensa del cerebro de forma similar a las sustancias adictivas. Esto provoca una liberación de dopamina que refuerza el comportamiento compulsivo.
Además, la adicción a las nuevas tecnologías no afecta únicamente a adultos. Niños y adolescentes, cuyo cerebro aún está en desarrollo, son especialmente vulnerables a estos trastornos. La exposición temprana y sin supervisión puede llevar a problemas como déficit de atención, dificultades en el aprendizaje y dependencia tecnológica en etapas críticas del desarrollo.
Tipos de adicciones a las nuevas tecnologías
1. Adicción al móvil:
La adicción al móvil, también conocida como nomofobia, se caracteriza por el miedo irracional a no poder acceder al teléfono. Las personas que padecen este trastorno suelen experimentar ansiedad cuando no tienen el móvil cerca y revisan compulsivamente notificaciones, redes sociales y mensajes.
Adicción a los videojuegos:
Este tipo de adicción implica un uso excesivo y problemático de los videojuegos, afectando el rendimiento académico, laboral o social de quienes la padecen. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el trastorno por uso de videojuegos como un problema de salud mental desde 2018.
3. Adicción a las redes sociales:
El uso excesivo de las redes sociales puede derivar en dependencia psicológica, baja autoestima y comparaciones constantes con los demás. Este trastorno es especialmente prevalente entre adolescentes y adultos jóvenes.
4. Adicción al juego online:
La adicción al juego online combina elementos de la adicción a los videojuegos y al juego patológico (ludopatía). Las apuestas en línea, especialmente accesibles a través de aplicaciones móviles, pueden generar graves consecuencias económicas y emocionales.
Es importante entender que, aunque las tecnologías ofrecen múltiples beneficios, su uso excesivo puede tener consecuencias negativas. Por ello, es fundamental desarrollar una relación equilibrada y consciente con ellas. Esto incluye fomentar la educación digital desde edades tempranas, establecer límites claros de tiempo frente a las pantallas y promover actividades alternativas que estimulen el bienestar emocional y físico.
Si crees que tú o alguna persona de su entorno padece una adicción a las nuevas tecnologías, ponte en contacto con nuestro Hospital Digital para recibir atención psicológica especializada.
La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.
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