Quirónsalud
Blog de Cardiología de los Hospitales Quirónsalud Alicante, Murcia, Torrevieja, Valencia, Costa Adeje y Vida
Texto elaborado por el doctor Luis González, jefe del servcio de cardiología de Quirónsalud Alicante
Cuando viajamos y hacemos trayectos largos, ya sea en tren, coche, bus, avión… pasamos muchas horas sentados hasta llegar a nuestro destino.
Durante el trayecto algunas partes de nuestro cuerpo, como las piernas y/o pies, pueden sufrir ciertas consecuencias negativas. Una de las patologías más frecuentes y conocidas es el denominado síndrome de la clase turista o trombosis venosa.
Se trata de la trombosis del viajero y consiste en la formación de trombos en las venas profundas de las piernas.
Los viajes prolongados en los que existe una escasa movilidad de las extremidades inferiores constituyen un factor de riesgo para la trombosis venosa profunda.
En el caso de los viajes en avión se suman varios factores como la disminución relativa de la presión barométrica, el sedentarismo y la baja humedad, es decir, la deshidratación que pueden contribuir al aumento de riesgo trombótico, especialmente en vuelos de larga distancia.
Existen también otros factores de riesgo para padecer este síndrome del viajero, entre ellos:
Alteración congénita de la coagulación
Enfermedades importantes como el cáncer o la insuficiencia cardiaca
Edad avanzada
Tomar anticonceptivos
Terapias hormonales
Infección por covid
Antecedentes personales de trombosis
Traumatismo o cirugía reciente
Inmovilidad prolongada
En general, cualquier persona que permanezca durante mucho tiempo sentada, sin mover los miembros inferiores y que tenga factores de riesgo asociados, puede sufrir el síndrome de la clase turista, independientemente del transporte en el que viaje, ya sea tren, autobús, coche… Sin embargo existe una mayor probabilidad de que se produzca en avión debido a que concurren causas como la disminución de la presión barométrica, la deshidratación y el inmovilismo.
En los viajes, los síntomas que se pueden dar al permanecer durante mucho tiempo sin movernos son:
Dolor en la pantorrilla o el muslo.
Coloración azulada.
Hinchazón o aumento de la temperatura de la piel.
Hormigueo o adormecimiento de los pies y del tronco inferior.
Hinchazón de pies y piernas.
Dolor y pesadez en pies y piernas.
Pueden darse, en casos más extremos, la generación de un coágulo debido a la acumulación de sangre en las venas. Una vez formado el coágulo, este puede liberarse a la circulación y provocar una embolia de pulmón, que provocará dificultad respiratoria, taquicardia, dolores de pecho y, en algunos casos, pérdida del conocimiento.
Por lo general, los síntomas aparecen durante el vuelo o inmediatamente después, aunque en algunos casos sucede pasadas unas semanas.
Para prevenir la aparición de estos trombos hay una serie de medidas que los médicos de Quirónsalud aconsejan a los pacientes:
Elegir asientos próximos al pasillo para moverse sin dificultad.
Si la situación lo permite, realizar paseos por los pasillos.
Cuando se esté sentado, evitar doblar demasiado las piernas, que se queden colgadas o cruzadas. Se pueden hacer pequeños ejercicios como controlar los músculos de las piernas para relajarlos.
La hidratación es algo muy importante para evitar la deshidratación.
Viaja con ropa cómoda y flexible para no dificultar la circulación.
Si los trombos de la piernas se desplazaran al corazón e impactaran en las arterias del pulmón (tromboembolismo pulmonar) podrían aparecer síntomas como dolor torácico, falta de aire (disnea) o pérdida de conocimiento (síncope).
Sí , pero debe instaurarse cuanto antes y consiste en iniciar el uso de anticoagulación para intentar disolver los trombos que se hayan formado
Si existen dudas acerca del riesgo individual de cada paciente en el caso de planificar un viaje prolongado o si tras realizarlo nota síntomas relacionados con molestias e hinchazón en una pierna o falta de aire o dolor en el pecho.
Texto elaborado por el doctor Luís González, jefe de cardiologia de Quirónsalud Alicante
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y Murcia
El verano es momento de disfrutar fuera de casa y las altas temperaturas nos acompañan durante varios meses.
El calor del verano ocasiona cifras de tensión más bajas, vasodilatación y se produce una mayor sudoración y pérdida de líquidos lo que puede hacer que llegue menos sangre al cerebro.
Un síncope es una pérdida brusca y temporal de la conciencia y del tono postural, de duración breve y con recuperación espontánea. Se debe a una disminución transitoria del flujo sanguíneo cerebral.
Es una de las causas más frecuentes de consulta médica en verano. En la mayoría de los casos tiene un buen pronóstico.
Hay personas que pueden tener valores bajos de tensión arterial sin sufrir ninguna molestia. Sin embargo, cuando se produce una caída brusca de la tensión, pueden aparecer mareos, desorientación y desmayos.
La hipotensión se puede producir por motivos muy diversos. Entre ellos:
Causas genéticas
Es más frecuente entre las mujeres y personas delgadas.
Pérdidas bruscas de sangre
Si se produce una lesión por ejemplo, hay una bajada en el nivel de sangre, caerá la presión arterial. Al haber menos sangre circulando por las arterias, esta generará menos fuerza.
Este es otro de los motivos por los que las mujeres son más propensas a la hipotensión que los hombres. En la menstruación, se pierde gran cantidad de sangre, de forma lenta pero durante varios días, lo que produce una caída en el nivel de hierro y en la tensión.
Levantarnos muy rápido
Ocurre cuando nos incorporamos después de haber estado bastante tiempo sentados o tumbados. Puede producir mareos, visión borrosa o desorientación. Esto se debe a que, al cambiar de posición, la sangre se acumula en las piernas y el abdomen, lo que reduce la cantidad que vuelve al corazón. Por lo general, se trata de molestias que no duran más que unos segundos.
Deshidratación
Si no se mantiene un nivel adecuado de líquidos en el cuerpo, disminuye el volumen de sangre.
Comidas copiosas
Después de comer, la sangre viaja hasta el aparato digestivo para ayudar en la digestión, con lo que se reduce la cantidad en el resto del cuerpo y cae la presión.
Entre los tipos de síncope que los pacientes pueden sufrir encontramos:
Síncope reflejo o vasovagal , también conocido como lipotimia
La lipotimia se considera como una pérdida transitoria de conciencia que comienza de manera rápida, de escasa duración y recuperación espontánea completa. Se produce por la disminución en la perfusión sanguínea que llega al cerebro, por lo que deja de funcionar adecuadamente.
Se suelen dar lipotimias cuando aparecen varios síntomas, como sudoración, debilidad, alteraciones visuales, náuseas, aturdimiento o sensación de calor.
Síncope secundario a baja de la tensión en relación a la postura del cuerpo.
Síncope de origen cardíaco.
Este tipo de síncope se puede producir por enfermedad estructural del corazón, por ejemplo, por obstrucción de la válvula de salida del corazón o por alteración en el ritmo cardiaco (por taquicardias rápidas o por pausas prolongadas en la actividad eléctrica del corazón).
El síncope vasovagal es benigno, sin embargo, los síncopes cardiogénicos son graves y de riesgo y requieren una valoración específica por un cardiólogo para tratar la causa subyacente.
Por lo general, un síncope suele ser de breve duración y con recuperación espontánea, aunque hay que tener en cuenta que se puede complicar la recuperación si el paciente sufre una caída con traumatismo durante la pérdida de conciencia.
Los síncopes cardiogénicos suelen ser súbitos y los pacientes no presentan mareo previo, pueden darse durante el ejercicio y en persona con una enfermedad cardiaca ya diagnosticada o con antecedentes familiares de cardiopatía hereditaria.
Para auxiliar a una persona que ha sufrido un síncope, de manera general, es aconsejable tumbar al paciente y elevar las piernas.
Los síncopes vasovagales son benignos y su tratamiento se basa en medidas higienicodietéticas para evitar el estímulo reflejo que los desencadena, sin embargo, en el caso de los síncopes cardiogénico hay que diagnosticar la patología cardíaca causante y tratarla, por ejemplo, implantar un marcapasos en el caso de una bradicardia patológica o realizar un estudio electrofisiológico para curar una taquicardia.
En Quironsalud Alicante, tenemos amplia experiencia en el manejo y tratamiento de los síncopes y además contamos con un programa de monitorización remota que nos permite vigilar monitorizando desde el domicilio del paciente los registros y eventos detectados por su holter subcutáneo.
Texto elaborado por el servcio de Cardiología de Quirónsalud Alicante
Un marcapasos en un dispositivo electrónico que genera impulsos eléctricos que son capaces de iniciar una contracción del corazón. Aunque ya existen modelos que se pueden implantar directamente dentro del corazón, lo más habitual es que el marcapasos se implante debajo de la piel en la parte alta del pecho y los impulsos eléctricos se lleven hasta el corazón a través de unos cables (sondas) introducidos por una vena. En raras ocasiones, especialmente en cirugía cardiaca, el aparato puede colocarse en el abdomen y las sondas fijarlas al corazón por fuera de este.
Cuando la frecuencia cardiaca es insuficiente y el corazón va excesivamente lento, el marcapasos le "marca el paso" al corazón, haciendo que este se contraiga a una frecuencia determinada.
En la actualidad, todos los marcapasos que se implantan son "a demanda". Esto quiere decir que mientras el corazón lata a una frecuencia suficiente, el marcapasos no actúa sino que está "vigilando" la frecuencia cardiaca. En cuanto esta descienda de un límite establecido (y que podemos programar desde fuera en el dispositivo), el marcapasos empezará a estimular impidiendo que la frecuencia descienda de ese límite que hemos programado. En esencia, el marcapasos evitará que la frecuencia cardiaca descienda por bajo de un cierto valor.
El dispositivo puede tener una sola sonda para estimular la aurícula o el ventrículo, lo que se conocen como marcapasos monocamerales. También los encontramos de una sonda para la aurícula y otra para el ventrículo, conocidos como marcapasos bicamerales, que son los más frecuentes. Y podemos encontrar también los de una sonda para la aurícula y sendas sondas para cada ventrículo, conocidos como marcapasos tricamerales o de resincronización.
La indicación fundamental de los marcapasos son las bradiarritmias, es decir, aquellas arritmias en las que la frecuencia del corazón es excesivamente baja, bien de forma permanente, bien de forma únicamente ocasional.
Las frecuencias muy bajas pueden provocar que momentáneamente llegue poca sangre al cerebro, provocando una pérdida de conciencia o un mareo muy intenso. Otras veces, una bradicardia mantenida puede provocar fatigabilidad o insuficiencia cardiaca. Estas situaciones pueden corregirse con la implantación de un marcapasos. En algunos casos, la finalidad de la estimulación del corazón no es tanto corregir un pulso lento como mejorar la forma en la que se contrae el corazón.
Existen determinadas dolencias en las que una activación inadecuada del corazón hace que este se contraiga de forma descoordinada, asincrónica, perdiendo parcialmente la eficiencia de la contracción. En este caso, la activación eléctrica simultánea de ambos ventrículos por un dispositivo hace que la contracción del corazón se "resincronice", por eso a este tipo de marcapasos se les denomina "de resincronización".
Estas indicaciones de los marcapasos pueden surgir de forma aguda y necesitar la implantación con cierta urgencia, mientras que en otros casos la implantación del marcapasos puede diferirse relativamente en el tiempo.
Una vez implantado, el marcapasos puede controlarse y, lo que es más interesante, programarse desde fuera. Esto se realiza mediante un cabezal de programación que se sitúa sobre la piel donde se aloja el dispositivo o simplemente con un emisor/transmisor inalámbrico. De esta forma se pueden ajustar los parámetros de funcionamiento del mismo: frecuencia, gasto de energía, comprobaciones automáticas, etc. Así, se ajusta el funcionamiento del aparato de una forma personalizada a cada paciente.
La situación más usual es realizar un primer control y ajuste de la programación del aparato a los 2-4 meses tras la implantación y posteriormente si no hay problemas, hacer revisiones anuales.
También hay dispositivos con los que se puede disponer de un sistema de vigilancia que el paciente tiene en su casa. El dispositivo "conecta" de forma inalámbrica con el marcapasos, lo interroga para saber si todo está en orden y posteriormente transmite un informe de funcionamiento que está disponible para ser revisado en la clínica de control de dispositivos. De esta forma pueden reducirse considerablemente las visitas presenciales.
La vida tras el implante puede ser absolutamente normal, manteniendo una serie de precauciones, como son el cuidado de la zona del implante, evitando golpes sobre la misma, o evitar interferencias electromagnéticas, que pueden hacer que el aparato disfuncione momentáneamente, es por ello que no se recomienda utilizar cocinas de inducción, que funcionan con imanes, o pasar por arcos de detección de metales.
Los marcapasos funcionan alimentados por baterías, por lo que tienen una duración limitada que depende esencialmente de la energía necesaria para estimular el corazón y del uso que se haga del dispositivo, por lo que es variable entre pacientes. En la actualidad los dispositivos suelen a durar entre 8 y 15 años.
En ningún caso se deja que la batería se agote. En los controles se comprueban unos indicadores que dicen cuando es el momento de recambiar el aparato, dejando siempre un margen muy amplio de tiempo (meses) antes del agotamiento total de la pila.
Para el recambio, se abre la piel bajo anestesia local, se desconecta el aparato de las sondas y si estas se encuentran en buen estado, que es lo más habitual, se conecta un nuevo aparato a las mismas sondas y se vuelve a cerrar la piel.
Si el marcapasos corrige el problema por el que fue implantado, la supervivencia después del implante es equiparable a otras personas de las mismas condiciones.
El equipo de cardiólogo de hemodinámica de Quirónsalud Valencia es experto en la implantación de marcapasos para ayudar a nuestros pacientes a llevar una vida más tranquila y sin miedo.
Texto elaborado por el doctor Ricardo Ruíz, especialista del servicio de hemodinámica en el Hospital Quirónsalud Valencia
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