Quirónsalud
Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital
Las conductas disruptivas en niños y adolescentes representan un desafío significativo para padres, maestros y profesionales de la salud mental. Estas conductas, que interrumpen el ambiente educativo y familiar, pueden tener un impacto negativo en el desarrollo social, emocional y académico de los jóvenes. Este artículo proporciona una visión comprensiva sobre qué son las conductas disruptivas, ofrece ejemplos específicos, y presenta estrategias efectivas para modificarlas tanto en niños como en adolescentes.
Las conductas disruptivas son comportamientos que interrumpen el entorno, ya sea en el hogar, la escuela o la comunidad. Estas conductas pueden manifestarse de diversas maneras y generalmente incluyen la desobediencia, la agresión, y la incapacidad de seguir normas y reglas. A menudo están asociadas con trastornos del comportamiento como el trastorno negativista desafiante (TND) y el trastorno de conducta (TC).
En los niños, las conductas disruptivas pueden presentarse de varias formas, incluyendo:
Modificar las conductas disruptivas en los niños requiere un enfoque estructurado y consistente. Aquí se presentan algunas estrategias efectivas:
El refuerzo positivo implica recompensar las conductas deseadas para aumentar su frecuencia. Las recompensas pueden ser elogios, tiempo de juego adicional o pequeños premios. Es importante que el refuerzo sea inmediato y consistente.
Los niños necesitan reglas claras y coherentes. Estas reglas deben ser comprensibles y aplicadas de manera constante por todos los cuidadores. Involucrar a los niños en la creación de estas reglas aumenta su disposición a seguirlas.
El tiempo fuera es una técnica que implica retirar al niño de una situación disruptiva para que tenga la oportunidad de calmarse y reflexionar sobre su comportamiento. Este método debe ser utilizado de manera consistente y en un entorno seguro.
Los adultos deben modelar las conductas que desean ver en los niños. Los niños aprenden observando y emulando a los adultos a su alrededor, por lo que es esencial que los padres y maestros demuestren comportamientos adecuados.
La TCC es una intervención efectiva para modificar conductas disruptivas. Ayuda a los niños a identificar y cambiar pensamientos negativos y patrones de comportamiento desadaptativos.
Las estrategias para modificar conductas disruptivas en los adolescentes pueden ser más complejas debido a los cambios psicológicos y sociales que ocurren durante esta etapa. Aquí se presentan algunas técnicas clave:
Fomentar una comunicación abierta y respetuosa es crucial. Los adolescentes deben sentirse escuchados y comprendidos. La comunicación efectiva implica escuchar activamente y responder de manera empática.
Las consecuencias para las conductas disruptivas deben ser claras, justas y consistentes. Es importante que los adolescentes entiendan las consecuencias de sus acciones y, además, que se apliquen de manera equitativa.
La terapia individual o grupal puede ser muy beneficiosa para los adolescentes con conductas disruptivas. La TCC, la terapia familiar y la terapia de habilidades sociales son enfoques efectivos para abordar estos problemas.
Fomentar la participación en actividades extracurriculares puede canalizar la energía de los adolescentes hacia actividades constructivas y proporcionarles un sentido de pertenencia y logro.
Colaborar con el personal escolar para implementar planes de manejo del comportamiento puede ser crucial. Esto puede incluir la creación de programas de apoyo académico y emocional para ayudar a los adolescentes a manejar sus conductas disruptivas en el entorno escolar.
Afrontar las conductas disruptivas en niños y adolescentes es un desafío que requiere un enfoque multifacético y consistente. Es fundamental que los padres, los maestros y los profesionales de la salud mental trabajen juntos para implementar estrategias efectivas que promuevan un comportamiento positivo y el desarrollo saludable. Con el apoyo adecuado, los niños y adolescentes pueden aprender a manejar sus emociones y comportamientos de manera constructiva, lo que les permitirá prosperar en su vida personal y académica.
Joan Francesc Serra i Pla, Psicólogo clínico infantojuvenil adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
La psicología infantil es una rama esencial de la psicología que se enfoca en el desarrollo y el bienestar emocional, cognitivo y social de los niños y los adolescentes. Comprender y abordar las necesidades psicológicas de los más jóvenes es crucial para su desarrollo integral y para la construcción de una sociedad saludable y funcional. Este artículo explora la definición, el origen, los tipos y la importancia de la psicología infantil, así como el papel fundamental del psicólogo infantil.
La psicología infantil se ocupa del estudio de los procesos mentales y conductuales de los niños y los adolescentes. Incluye la observación y el análisis de cómo los jóvenes experimentan el mundo, cómo se desarrollan a nivel cognitivo y emocional, y cómo interactúan con su entorno. Se abordan diversas áreas, como el desarrollo del lenguaje, la formación de la identidad, las emociones, las relaciones sociales y el aprendizaje.
La psicología infantil surgió como una disciplina reconocida a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Inicialmente, los estudios se centraron en el desarrollo cognitivo y la evolución de los procesos de pensamiento en los niños. Pioneros como Jean Piaget y Lev Vygotsky sentaron las bases del entendimiento moderno del desarrollo infantil, mientras que Sigmund Freud destacó la importancia de las primeras experiencias en la formación de la personalidad. Desde entonces, la psicología infantil ha evolucionado, integrando enfoques conductuales, humanistas y neuropsicológicos.
La psicología infantil y de la adolescencia se puede afrontar desde diversos ángulos dependiendo de las necesidades de cada paciente:
Se enfoca en los cambios evolutivos que ocurren a lo largo del crecimiento infantil, desde la infancia hasta la adolescencia, abarcando aspectos cognitivos, emocionales y sociales.
Explora cómo los niños aprenden y se desarrollan dentro del contexto escolar, considerando factores que influyen en el aprendizaje y las intervenciones necesarias para superar dificultades académicas.
Aborda trastornos emocionales y del comportamiento en niños y adolescentes, proporcionando diagnósticos y tratamientos para condiciones como el TDAH, el TEA, la ansiedad, la depresión, etc.
Estudia cómo los niños y adolescentes interactúan con su entorno social, incluyendo la familia, los amigos y la comunidad, y cómo estas interacciones afectan su desarrollo psicológico.
Un psicólogo infantil evalúa, diagnostica y trata problemas emocionales, conductuales y del desarrollo en niños y adolescentes. Utiliza diversas técnicas, como la terapia del juego, la terapia cognitivo-conductual y la intervención familiar. Además, trabaja en colaboración con los padres, los maestros y otros profesionales que estén en contacto con el menor para crear un entorno de apoyo que promueva el bienestar del niño. La evaluación puede incluir pruebas psicológicas y observaciones directas, mientras que el tratamiento se adapta a las necesidades específicas de cada niño.
La psicología infantil es vital porque los primeros años de vida son críticos para el desarrollo del cerebro y la formación de la personalidad. Intervenciones tempranas pueden prevenir problemas futuros, fomentar la resiliencia y promover un desarrollo saludable. Los psicólogos infantiles ayudan a identificar y tratar problemas antes de que se agraven, apoyando a los niños en la superación de traumas, la mejora de sus habilidades sociales y académicas, y el desarrollo de una autoestima positiva.
Además, la psicología infantil no solo beneficia a los niños, sino también a sus familias y a la sociedad en general. Al promover el bienestar emocional y el desarrollo saludable de los niños, se contribuye a la formación de adultos más equilibrados y productivos, reduciendo así la incidencia de problemas de salud mental en la población general.
La psicología infantil es una disciplina fundamental que contribuye significativamente al bienestar y desarrollo integral de los niños y adolescentes. Desde su origen, ha evolucionado para abarcar diversos enfoques y técnicas, adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad. Los psicólogos infantiles desempeñan un papel crucial en la detección y el tratamiento de problemas emocionales y conductuales, promoviendo un desarrollo saludable y una mejor calidad de vida para las futuras generaciones.
Joan Francesc Serra i Pla, Psicólogo clínico especialista en el ámbito infantojuvenil, adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
El 30 de junio se celebra el Día Mundial de las Redes Sociales, una fecha que destaca la influencia y el alcance de estas plataformas en nuestras vidas cotidianas. Desde su aparición, las redes sociales han transformado la manera en que nos comunicamos, interactuamos y consumimos información. Sin embargo, este fenómeno también ha traído consigo una serie de desafíos y problemas, entre los que destaca la adicción a las redes sociales. Este artículo explora cómo detectar un problema con las redes sociales y las consecuencias psicológicas de dicha adicción, proporcionando herramientas y estrategias para abordar este creciente desafío.
La detección temprana de un problema con las redes sociales es crucial para prevenir una dependencia mayor y sus posibles consecuencias. Los signos de una adicción pueden variar, pero algunos indicadores comunes incluyen:
La adicción a las redes sociales puede tener varias consecuencias negativas tanto a nivel psicológico como físico:
En definitiva, las redes sociales, aunque son herramientas poderosas para la comunicación y el acceso a la información, también pueden convertirse en una fuente significativa de problemas si no se utilizan de manera equilibrada. En el Día Mundial de las Redes Sociales, que se celebra todos los años el día 30 de junio, es fundamental reflexionar sobre el impacto que estas plataformas tienen en nuestras vidas y tomar medidas proactivas para asegurar que su uso sea saludable y beneficioso. Detectar a tiempo los signos de un problema y entender las consecuencias de la adicción es el primer paso para abordar y mitigar estos efectos negativos. La responsabilidad de los psicólogos en estos casos es proporcionar orientación y apoyo a aquellos que luchan con la adicción a las redes sociales, promoviendo un uso más consciente y equilibrado de estas plataformas.
Joan Francesc Serra Pla, Psicólogo clínico infantojuvenil adjunto de Hospital Quirónsalud Digital.
La anorexia y la bulimia nerviosa son dos de los trastornos de la conducta alimentaria más comunes que se caracterizan por un cambio en los hábitos de alimentación debido a una preocupación excesiva por aquello que se come. Este comportamiento, influye negativamente tanto en la conducta como en la salud física.
Tanto la anorexia como la bulimia nerviosa son trastornos graves que comparten algunos síntomas, pero tienen características y comportamientos distintos que conviene conocer para detectarlas lo antes posible.
A pesar de que en muchos casos se confunden, las diferencias entre la anorexia y la bulimia son bastante claras.
Las características principales de la anorexia nerviosa son:
Los síntomas físicos que suelen presentar quienes padecen anorexia son:
Por su parte, la bulimia nerviosa se caracteriza principalmente por:
Los pacientes con bulimia nerviosa, manifiestan lo siguientes síntomas físicos:
Una vez que se tienen claras las características de ambos trastornos, es más sencillo percibir sus diferencias:
Métodos de control del peso:
Anorexia nerviosa: se caracteriza principalmente por la restricción severa de la ingesta de alimentos.
Bulimia nerviosa: involucra ciclos de atracones seguidos de comportamientos compensatorios como el vómito o el uso de laxantes.
Peso corporal:
Anorexia nerviosa: las personas que la sufren suelen tener un peso significativamente bajo.
Bulimia nerviosa: aquellos que la padecen pueden tener un peso normal o incluso sobrepeso, a pesar de sus comportamientos extremos.
Percepción de la ingesta:
Anorexia nerviosa: la restricción es continua y persistente.
Bulimia nerviosa: hay episodios de pérdida de control seguidos de comportamientos extremos para evitar el aumento de peso.
Estos dos trastornos alimentarios presentan muchas semejanzas, motivo por el que a algunas personas les cuesta diferenciarlas. Las principales son:
Preocupación extrema por el peso y la forma corporal.
Distorsión de la imagen corporal.
Consecuencias graves para la salud física y mental.
Riesgo de complicaciones médicas y psicológicas, incluyendo la muerte en casos muy graves.
El tratamiento de la anorexia y la bulimia nerviosa debe constar de un abordaje multidisciplinar en el que intervengan profesionales de diversos ámbitos. En ocasiones las terapias son similares y en otras, cada uno de los trastornos requiere un proceso distinto:
1. Terapia psicológica:
El tratamiento psicológico se basa en tres pilares principalmente:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): ayuda a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos relacionados con la alimentación, la imagen corporal, los atracones o las conductas compensatorias. Es el más eficaz para la bulimia.
Terapia familiar: especialmente eficaz en adolescentes, involucra a la familia en el proceso de tratamiento para apoyar cambios saludables y mejorar la comunicación.
Terapia individual: puede incluir enfoques como la terapia dialéctico-conductual (TDC) o la terapia interpersonal para abordar problemas emocionales subyacentes.
Terapia interpersonal (TIP): se enfoca en mejorar las relaciones personales y la comunicación, abordando problemas interpersonales que pueden contribuir al trastorno.
Terapia dialectico-conductual (TDC): es útil para aquellos con síntomas severos o comorbilidades. Enseña habilidades para manejar las emociones intensas y reducir los comportamientos impulsivos.
2. Asesoramiento nutricional:
Trabajar con un dietista o un nutricionista especializado en trastornos alimentarios para desarrollar un plan de alimentación equilibrado que promueva una relación saludable con la comida es imprescindible una vez que el paciente ha reconocido que tiene una relación problemática con la comida.
3. Atención médica:
Para tratar los problemas de salud derivados de una mala alimentación, se requiere:
Supervisión regular de la salud física por un médico para monitorear el peso, los niveles de electrolitos y otras funciones corporales críticas.
En casos graves, puede ser necesaria la hospitalización o el tratamiento en un centro especializado para estabilizar el peso y tratar posibles complicaciones médicas como la erosión dental o la inflamación esofágica.
4. Medicación:
Aunque no hay medicamentos específicos aprobados para tratar la anorexia, algunos antidepresivos o antipsicóticos pueden ser útiles para paliar síntomas concurrentes como la depresión, la ansiedad o los trastornos obsesivo-compulsivos.
En el caso de la bulimia, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) presentes en los antidepresivos, como la fluoxetina, son eficaces para reducir los episodios de atracones y purgas, así como para tratar la depresión y la ansiedad concurrentes.
5.Grupos de apoyo:
Participar en grupos de apoyo donde las personas puedan compartir sus experiencias y recibir apoyo de otros que enfrentan desafíos similares.
En la prevención de los trastornos alimentarios deben intervenir diferentes agentes, entre los que destacan la familia, la comunidad científica y la sociedad en general.
1. Educación y concienciación:
Programas educativos en escuelas y comunidades para aumentar la conciencia sobre los trastornos alimentarios y promover una imagen corporal positiva.
Fomentar la educación sobre nutrición y hábitos alimentarios saludables desde una edad temprana.
2. Promoción de una imagen corporal saludable:
Desafiar y cambiar los estándares de belleza poco realistas en los medios de comunicación y en la cultura popular.
Promover la aceptación de la diversidad corporal y el respeto por diferentes formas y tamaños físicos.
3. Apoyo familiar y social:
Fomentar entornos familiares y sociales que apoyen la autoestima y el bienestar emocional.
Ofrecer recursos y apoyo a los padres o los cuidadores para que puedan reconocer signos tempranos de trastornos alimentarios y saber cómo responder adecuadamente.
4. Reducción del estrés y la presión:
Enseñar habilidades de afrontamiento para manejar el estrés y la presión académica, social y deportiva que pueden contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios.
Promover el equilibrio entre las actividades académicas, recreativas y el descanso.
5. Atención a los factores de riesgo:
Identificar y apoyar a individuos con factores de riesgo elevados, como antecedentes familiares de trastornos alimentarios, perfeccionismo extremo o problemas emocionales.
Ofrecer acceso a servicios de salud mental para tratar problemas emocionales subyacentes antes de que se desarrollen en trastornos alimentarios.
La prevención, la detección y el tratamiento temprano son fundamentales para prevenir o frenar un trastorno de la conducta alimentaria. El estrés social, académico o deportivo al que están sometidos muchos adolescentes, sumado a los estándares de belleza social actuales y a las vulnerabilidades psicológicas personales, hacen que empezar a desarrollar un TCA sea más fácil de lo que imaginamos. Como sociedad y como individuos, podemos tener un papel muy importante en esta prevención, y debemos ser conscientes de ello.
Joan Francesc Serra i Pla, psicólogo clínico especialista en el ámbito infantojuvenil, adjunto en el Hospital Quirónsalud Digital.
La hibristofilia es un fenómeno psicológico complejo en el que una persona siente una atracción sexual o romántica hacia individuos que han cometido actos delictivos o comportamientos socialmente inaceptables, particularmente aquellos de naturaleza violenta o criminal. Esta atracción surge de una variedad de motivaciones psicológicas, que pueden incluir una fascinación por el poder, la peligrosidad o la transgresión de normas sociales.
Desde una perspectiva psicológica, la hibristofilia está relacionada con una serie de factores, tales como la búsqueda de emociones intensas, el deseo de dominación o sumisión, la fantasía de redención o transformación del individuo delincuente o incluso la identificación con el comportamiento delictivo como una forma de rebelión contra normas sociales percibidas como opresivas o restrictivas.
Es importante destacar que la hibristofilia puede presentar riesgos significativos para la persona que la experimenta, ya que lleva a tener relaciones disfuncionales o incluso peligrosas con individuos que representan una amenaza para la seguridad y el bienestar emocional. En la práctica clínica, es crucial abordar esta atracción desde una perspectiva terapéutica para comprender sus raíces subyacentes y ayudar a la persona a desarrollar relaciones saludables y satisfactorias.
La atracción por personas tóxicas surge de una combinación de factores psicológicos, emocionales y sociales complejos. Algunas causas de esta atracción son:
Patrones de apego disfuncionales: las experiencias tempranas de apego inseguro o traumático pueden influir en la forma en que una persona percibe las relaciones. Aquellos que han experimentado relaciones de apego inseguro pueden sentirse atraídos por personas tóxicas como una forma de repetir patrones familiares o buscar familiaridad, aunque sean perjudiciales.
Baja autoestima y autoconcepto negativo: las personas con baja autoestima pueden sentirse más inclinadas a buscar validación externa, incluso si proviene de relaciones tóxicas. Pueden creer que no merecen relaciones saludables y se conforman con aquellas que les hacen sentir poco valorados o maltratados.
Necesidad de rescatar o ser rescatado: algunas personas se sienten atraídas por individuos problemáticos porque creen que pueden "arreglarlos" o ayudarles a cambiar. Esto puede ser un reflejo de un deseo subyacente de sentirse necesitados o importantes para alguien más.
Falta de límites personales: quienes tienen dificultades para establecer límites personales claros pueden ser más propensos a atraer o ser atraídos por personas tóxicas que violan esos límites. Pueden tener dificultades para reconocer comportamientos dañinos o para alejarse de relaciones perjudiciales.
Adicción a la emoción: algunas personas se sienten atraídas por la intensidad emocional que acompaña a las relaciones tóxicas. La excitación o la adrenalina que proviene de la constante turbulencia pueden volverse adictivas, incluso si son emocionalmente agotadoras.
Modelos de rol: la observación de relaciones tóxicas en el entorno familiar o social puede normalizar este tipo de comportamiento y hacer que alguien lo vea como una parte natural de las relaciones. Pueden estar acostumbradas a lidiar con la tensión y el conflicto y, por lo tanto, sentirse más cómodas en ambientes de este tipo que con la estabilidad emocional.
Las personas con hibristofilia pueden exhibir una serie de características particulares, como por ejemplo verse metidas repetidamente en dinámicas de poder y sumisión. Inconscientemente les atrae la idea de dominar o ser dominadas por alguien, a quien a menudo idealizan viéndolo como figura rebelde o romántica. Acostumbran a pasar por alto o minimizar los aspectos negativos de su comportamiento y enfocarse en cualidades que encuentran atractivas o emocionantes.
Algunas fantasean con la idea de redimir o transformar al delincuente, creyendo que son capaces de cambiar su comportamiento o ayudarlos a encontrar el camino hacia una vida más positiva. En este sentido, la experimentación de experiencias emocionales intensas puede satisfacer su necesidad de emoción y aventura.
También es frecuente que tengan dificultades para establecer límites saludables en las relaciones y pueden tolerar o justificar comportamientos dañinos por parte del delincuente.
No obstante, estas características pueden manifestarse de manera diferente en cada persona. Además, la hibristofilia puede variar en intensidad y puede llegar a suponer un problema que requiere de atención y comprensión desde una perspectiva terapéutica más profunda.
Detectar la hibristofilia en alguien puede ser difícil, ya que no es algo que se manifieste claramente en el comportamiento cotidiano. Sin embargo, hay algunas señales que podrían indicar la presencia de esta atracción:
Obsesión, fascinación o idealización de criminales famosos: si la persona muestra un interés excesivo por delincuentes notorios, sigue noticias sobre crímenes con entusiasmo o consume contenido relacionado con los delitos de manera constante, podría ser una señal de hibristofilia. También puede idealizarlos pasando por alto sus acciones perjudiciales y centrándose en cualidades que considera atractivas o emocionantes.
Relaciones anteriores con delincuentes: si la persona tiene un historial de relaciones románticas o amistades cercanas con individuos que han tenido problemas con la ley, podría ser una señal.
Búsqueda de emociones intensas o peligrosas: si la persona tiende a buscar experiencias emocionales intensas o peligrosas y parece ser atraída por la idea de vivir al límite o desafiar las normas sociales, podría ser una indicación.
Dificultades para establecer límites en relaciones: si la persona parece tener dificultades para establecer límites saludables en relaciones y tolera comportamientos dañinos por parte de su pareja o amigos, podría ser un indicio.
Es importante tener en cuenta que estas señales por sí solas no confirman la presencia de hibristofilia, ya que muchos de estos comportamientos también pueden tener otras explicaciones. Si tienes preocupaciones acerca de la hibristofilia en ti mismo o en alguien más, es recomendable buscar orientación profesional de un psicólogo especializado en relaciones y atracciones atípicas.
Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico adjunto en la Unidad de salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital.
La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.
La finalidad de este blog es proporcionar información de salud que, en ningún caso sustituye la consulta con su médico. Este blog está sujeto a moderación, de manera que se excluyen de él los comentarios ofensivos, publicitarios, o que no se consideren oportunos en relación con el tema que trata cada uno de los artículos.
Quirónsalud no se hace responsable de los contenidos, opiniones e imágenes que aparezcan en los "blogs". En cualquier caso, si Quirónsalud es informado de que existe cualquier contenido inapropiado o ilícito, procederá a su eliminación de forma inmediata.
Los textos, artículos y contenidos de este BLOG están sujetos y protegidos por derechos de propiedad intelectual e industrial, disponiendo Quirónsalud de los permisos necesarios para la utilización de las imágenes, fotografías, textos, diseños, animaciones y demás contenido o elementos del blog. El acceso y utilización de este Blog no confiere al Visitante ningún tipo de licencia o derecho de uso o explotación alguno, por lo que el uso, reproducción, distribución, comunicación pública, transformación o cualquier otra actividad similar o análoga, queda totalmente prohibida salvo que medie expresa autorización por escrito de Quirónsalud.
Quirónsalud se reserva la facultad de retirar o suspender temporal o definitivamente, en cualquier momento y sin necesidad de aviso previo, el acceso al Blog y/o a los contenidos del mismo a aquellos Visitantes, internautas o usuarios de internet que incumplan lo establecido en el presente Aviso, todo ello sin perjuicio del ejercicio de las acciones contra los mismos que procedan conforme a la Ley y al Derecho.