Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
El dolor es una combinación de experiencias sensitivas e interacciones neuronales. El dolor es una percepción nociceptiva elaborada e interpretada por parte de diversas estructuras del SNC de forma que de una forma más o menos consciente valoremos la agresión, la situación general, sus consecuencias y la actitud general que podemos o debemos tomar en cada momento. El cerebro trata de anticipar los hechos que van a suceder para generar respuestas adecuadas. Lo mismo que los tenistas preparan la raqueta para recibir el saque antes de que se produzca, y anticipan la fuerza y posición antes de que llegue la bola, pues no hay tiempo material, el cuerpo anticipa el daño y sus consecuencias y prepara una respuesta adecuada.
El dolor, por tanto, es una percepción como el frio o el calor en primer lugar, una simple nocicepción, lo que percibo es dañino, lesivo. Sin embargo, sobre esa percepción se activa un proceso consecutivo de interpretación cerebral muy complejo, relacionado con la persona, su educación, su experiencia, sus vivencias previas, sus creencias, sus ilusiones, dios, el trabajo, la familia,.. . Multitud de interacciones que sumadas generan el resultado de nuestra experiencia.
Cuando hablamos de dolor agudo, este circuito solo nos pide la conservación general de la salud, escapar con bien, soltar el mango de la sartén, o quitar la mano después del golpe del martillo, existe todo este componente pero es menos extenso y, desde luego, condiciona menos el conjunto de nuestra vida (por más que el gato escaldado huya del agua, aunque este fría).
Cuando el dolor es crónico, el componente vivencial, la carga de las emociones se hace mucho más relevante. Tanto, que en ocasiones es mayor que el propio estimulo primario.
¿Por qué sucede esto?
La razón hay que buscarla en los circuitos moduladores del dolor que imprimen sentido y le dan un significado bueno o malo, bueno en algunos casos, el dolor de parto, el dolor del esfuerzo deportivo, o malo en el caso del dolor crónico.
La sensación de impotencia, la desesperación del esfuerzo inútil, de la falta de soluciones conduce a la depresión que se asocia de forma indefectible al dolor mantenido y resistente a los tratamientos.
Los circuitos moduladores están mediados por aminas como serotonina y noradrenalina, modulan el ánimo pero también las vías del dolor, son pues circuitos íntimamente relacionados y con una interacción continua
El uso de antidepresivos como la duloxetina o venlafaxina en el tratamiento del dolor tiene su explicación en estos circuitos y en la alteración del ánimo, y sus dosis dependerán del nivel de afectación. Casi siempre dosis bajas de antidepresivos mejoran el dolor y, por tanto, el ánimo, no siendo necesarias dosis tan altas como en las depresiones endógenas.
Probablemente, y esto es una opinión, venimos etiquetando con un nombre u otro a procesos cerebrales más o menos intensos pero con un origen semejante y esta es la razón de que respondan a un mismo tratamiento. Las enfermedades "del ánimo" tienen un soporte orgánico y, por tanto, podemos tratarlas desde el cuerpo; y las enfermedades del cuerpo tiene una repercusión emocional que responde también a medidas de soporte psicológico.
En días como hoy, la actualidad se impone a nuestros deseos, ante nuestros pensamientos, o por el contrario, nos da a la vez la razón. En días como hoy, la muerte de los inocentes, su dolor y el de sus familias, se nos impone como imperativo ético.
La vida, ese don maravilloso inexplicable, tan particular de cada uno, pero tan universal como la condición humana, la libertad, otro intangible han sido brutalmente atacados, aniquilados. En el nombre de unas amenazas, creencias, ideas, religión, o presuntos derechos. Se ha hecho una vez más, basándose en mandatos de tales o cuales convicciones y contra seres inermes.
Hoy es en Ucrania, la reivindicación territorial ha sido la excusa. Las imágenes que contaba Susan Sontag en su libro homónimo a nuestro encabezamiento, hablaba de las pinturas negras de Goya y las atrocidades del ejército imperial francés en su conquista de la Península Ibérica en la Guerra de Independencia. En ese libro Susan habla también de las terribles imágenes de la guerra civil americana, los campos de exterminio Nazi y las no menos horripilantes de Bosnia, Sierra Leona, Ruanda. De la diferencia de criterio cuando las víctimas son de un bando u otro y como los medios y los poderes, muchas veces, influyen en nuestra opinión y nuestra sensibilidad según que victimas sean.
¿Qué diferencia nuestro dolor del de los demás?, ¿cuál es el límite?, ¿quién puede decir lo que es justo o proporcional? Está claro que no hay unanimidad en las opiniones. Lo que para unos es justo y proporcionado, para otros es una transgresión inaceptable.
En este Mundo cada vez más global sigue habiendo diferente sensibilidad para según qué cosas; comentarios o expresiones normales en unos entornos son inaceptables en otros. ¿Deben unas culturas renunciar a sus convicciones para dar satisfacción a otra? o deben tratar de imponer su punto de vista a las demás y pedir respeto absoluto. Es la razón o la fuerza, es el dinero, es la tenacidad o la pura genética la que debe prevalecer.
No puedo sobreponerme a mi educación, a mi experiencia y desde ambas pediría a todo el mundo, tolerancia, comprensión, sensatez, paciencia, compasión.
Sorprende que vecinos condenados a compartir un espacio y unos recursos y mucha hiostoira y cultura con el mundo occidental, se enfrenten a él con armas, tecnologías, y mensajes en internet, tirando por tierra años de paz y razonable vecindad. No solo son ellos, nuestra civilización también ha abusado de su posición y ha inventado muchas formas de producir dolor y no solo analgésicos.
La Ciencia y El Progreso no tienen ideologías ni creencias, cuando se hace una cesárea a una embarazada en riesgo, se hace a favor de la vida y la salud, a favor de los seres humanos implicados, y no va contra la ley natural que condenaría a ambos a morir. Es una intervención contra la naturaleza, pero a favor de la vida, como bien mayor a preservar.
Ya entiendo que hay que buscar un equilibrio entre las posturas éticas, pero dentro de la sensatez y tolerancia de la que hablábamos antes.
Dolor, dolor, dolor y más dolor. En Ucrania ahora, antes en Paris, en Londres, en Madrid, en Nueva York, pero también en Irak, en Siria, en Libia, Nigeria,….. Busquemos lo que nos une y no lo que nos separa.
La fisiología, los nervios, los receptores, la médula, la corteza pre-frontal es la misma, quizá las elaboraciones intelectuales o los imperativos éticos varíen, pero se hace difícil pensar en unas convicciones que se basen, como premisa, en la aniquilación de otros seres humanos.
Creo que los hombres y las religiones coinciden en el respeto y la consideración como premisas para construir un mundo en el que todos podemos tener espacio.
Por favor, démosle una oportunidad al otro, quizá nos ayude y nos dé la solución a nuestros problemas, busquemos cauces pacíficos para resolver nuestras diferencias.
El dolor nos iguala y no nos da tregua, unámonos para enfrentarlo, sea el dolor que sea, sea el dolor de quien sea.
El dolor lumbar es uno de los problemas de salud más extendido y complejo en nuestra sociedad. Un 80% de la población sufre esta patología al menos, una vez en la vida, y se cifra el casi un 20% los que la sufren de forma crónica. Las consultas de Medicina General, Traumatología, Reumatología, Geriatría, Neurocirugía y, por supuesto, las Unidades de Dolor, están llenas de estos pacientes.
El dolor lumbar es un cuadro extremadamente complejo, lo es porque la anatomía de la columna es muy compleja tanto en la cantidad de estructuras implicadas como en la calidad de la inervación.
Las estructuras duelen porque están inervadas, por tanto, estructuras ricamente inervadas nos darán cantidad de matices e interconexiones que permiten percepciones complejas y también dolores complejos.
Cuando nuestros antepasados, mamíferos primates menos evolucionados decidieron ponerse a dos patas y adoptar esta postura como habitual, probablemente no eran conscientes de la enorme repercusión que esa decisión traería en el futuro. Una de ellas puramente física, el juego de fuerzas que se puede encontrar en un tubo osteo-muscular articulado, en sentido antero-posterior, en un mamífero cuadrúpedo es muy distinto del que regula el de otro que pasa la mayor parte del tiempo apoyando cadera, sacro y cóccix sobre una estructura horizontal y mirando un aparato retroiluminado con interacción mediante un teclado con las manos.
Gran parte de la complejidad del cuadro se debe a la estructura y relaciones de las raíces nerviosas a la salida de la médula espinal y de las diferentes capas de protección de estas estructuras a nivel de la columna vertebral, esto es el espacio epidural.
El espacio epidural es un espacio virtual que se forma des la dura madre la mas externa de las membranas meníngeas hasta el hueso que la protege, tiene una inervación y una vascularización llena de ramos colaterales especialmente intrincados y complejos incluso para el mejor anatomista.
El resultado es un dolor localizado pero no bien definido, con componentes neuropáticos y nociceptivos, que se relaciona con el movimiento, pero no desaparece en reposo que suele ser unilateral pero puede ser bilateral.
Este dolor se hace aun más complejo cuando existen intervencionismos, se modifican las estructuras y la distribución de nervios y vasos dando una neoanatomía y una neofisiología. Las adherencias y fibrosis derivadas de esa patología y de esas operaciones suelen afectar al espacio epidural y especialmente al espacio epidural anterior.
Cuando actuamos sobre el espacio epidural, accedemos de atrás adelante al espacio epidural posterior casi siempre menos menos afectado por esta reacción, siendo el espacio epidural anterior mucho mas inaccesible. Solo un abordaje caudal sobrepasando hacia adelante el extremo caudal del saco dural o vía transforaminal, podemos tener la certeza de llegar a este espacio y depositar medicación o realizar liberación de adherencias.
Si realizar un abordaje epidural tiene su complejidad, realizar un abordaje caudal con acceso anterior es aun más difícil. Lo mismo sucede cuando intentamos acceder al espacio epidural des uno de los agujeros de conjunción. La vía transforaminal requiere un conocimiento de las relaciones de las raíces espinales y sus paquetes vasculares muy fino, y a través de esta vía llegar al espacio epidural anterior precisa además un bagaje de experiencia añadido.
Finalmente, en ese espacio epidural anterior podemos realizar liberación de adherencias, con visión directa o radiológica mediante radioscopia o epiduroscopia, podemos realizar epidurolisis con catéteres activos, móviles, con radiofrecuencia, laser u otras energías. A este paciente podemos inyectarle no más de 40- 50 ml de volumen o más de 100 ó 150 ml, podemos sedarle poco o nada o casi totalmente, podemos ponerle hialuronidasa, betametasona, suero salino hipertónico, anestésico local o todo ello, y con eso no conseguir un alivio completo.
Las tecnologías y los intervencionismos son esenciales en nuestra práctica diaria pero no aseguran, desgraciadamente, el 100% de eficacia. Muchas veces por el paciente, su anatomía su sensibilidad, o la evolución de su dolor, otras por causa de nosotros, por falta de experiencia, de pericia, de recursos y, por último, a veces por causas no aclaradas, por el puro azar o la mala fortuna, no solo no conseguimos ayudar sino que incluso podemos agravar el cuadro.
Diagnostico certero, información exhaustiva y prudencia en el desempeño son las reglas de las que debemos no apartarnos.
Conseguir un tratamiento correcto no es nada fácil. Los cuadros clínicos son especialmente complejos, resistentes a los tratamientos. Los pacientes, muchas veces rechazados por el sistema, por la falta de respuesta a las medidas convencionales o por una incomprensión de su patología, se convierten en un reto en cada ocasión. En suma, cada día es necesario empezar a escribir el libro del tratamiento correcto, y desgraciadamente, ese libro aún está inconcluso.
Sin embargo, tenemos algunos ingredientes que conjuntamente y a la proporción adecuada pueden ayudarnos a entender el problema. Pidiendo prestado al famoso comandante Lawrence el título de su libro, estos podrían ser, LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURÍA EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR:
1) Adecuado diagnóstico: un problema no podemos afrontarlo sin reconocerlo, o al menos, aquilatarlo. Ser capaces de relacionarlo con estructuras anatómicas o funcionales. Con hábitos o esfuerzos y con su intensidad. La manera en que afecta o modifica las rutinas de actividad o reposo. El paciente debe conocer muy bien todos los detalles de su enfermedad, lo que le permitirá actuar de la manera más adecuada desde el conocimiento y reducirá su ansiedad en el afrontamiento diario del problema
2) Regulación en los hábitos de vida, higiene postural, reeducación del movimiento, ergonomía en la actividad y en el descanso, mejoría del tono muscular con ejercicios adecuados y de la resistencia y flexibilidad con técnicas especificas (natación, tai-chi, Pilates,…)
3) Alimentación adecuada con los nutrientes adecuados, y en la cantidad necesaria. A veces personas con sobrepeso tienen un déficit de vitaminas o principios inmediatos esenciales que solo se explican por un uso inadecuado de los alimentos. Evitar los alimentos excesivamente procesados, aporte suficiente de vegetales, ricos en antioxidantes, vitaminas y fibra necesarios para una salud general y un funcionamiento del tubo digestivo correcto.
4) Soporte con medidas físicas como el masaje, el calor, tracciones, ortesis, manipulación, onda corta, microondas, acupuntura, etc., en intensidad y localización adecuadas al problema y la persona.
5) Fármacos analgésicos y coadyuvantes suficientes. El tratamiento de una patología crónica requiere una continuidad que hace necesario no solo eficacia sino también tolerabilidad a largo plazo. Esta necesidad a veces aconseja una rotación de fármacos o la combinación de varios a dosis bajas
6) Tratamientos intervencionistas adecuados. Cuando no conseguimos interferir la evolución de una patología con todo lo anterior, es necesario actuar de una forma enérgica sobre la historia natural de la enfermedad, llevando una cantidad suficiente de factores correctores a un punto determinado del paciente. Llevamos el agua justo a la raíz (haciendo una perforación en la tierra y colocando un tubo en su proximidad) la dosis total es menor, pero el esfuerzo para localizarlo es mucho mayor.
7) Por último, lo que podríamos llamar el factor humano, una mezcla de intuición, empatía y habilidad de comunicación entre terapeuta y paciente. Lo que se ha dado en llamar competencias transversales. Esa relación de confianza, ese saberse comprendido, es imprescindible para alcanzar el buen fin en el tratamiento.
El dolor crónico es un problema, habitualmente, un problema complejo multifactorial que necesita de un esfuerzo continuado del paciente y de los terapeutas, que debemos estudiar el problema y tratarlo de la mejor manera aprovechando al máximo todos los recursos terapéuticos, todos los esfuerzos suman, todos son necesarios.
Los tumores malignos que afectan a tejidos de origen mesenquimal se denominan sarcomas. Es un término que asusta que muchas veces despierta el inconsciente colectivo los miedos más ancestrales, muchas veces matizados por la imaginación de los creadores artísticos de nuestra época. El sueño de la razón produce monstruos, que se encarnan y devoran nuestras entrañas.
Martín era un muchacho de quince años, buen estudiante, aficionado al deporte y miembro del equipo de baloncesto de su instituto. Como alero era eficaz, con un buen porcentaje de tiro exterior y rebote, no así en el juego bajo los aros por su escasa corpulencia.
Aquel sábado del mes de marzo acudió a urgencias después de un encontronazo que le dejo algo maltrecha su rodilla con un dolor muy agudo (pensó que se había roto los ligamentos o algo por lo intenso del dolor) otras veces se había lesionado, pero a los dos días estaba nuevo, esta vez parecía más serio. Con lo bien que iban este año, parecía que por fin podrían ganar el campeonato.
Las primeras impresiones fueron negativas, el traumatólogo exploro la rodilla y puso mala cara, pero le pidió una radiografía para confirmar el daño.
Al llegar la cara del médico era aún peor y cuando comento a su madre el diagnóstico y se puso a llorar se temió, lo peor, lesión de ligamentos, adiós a la temporada. No podía sospechar como cambiaria su vida aquel termino: "Osteosarcoma".
Ingresó en el hospital para continuar las pruebas diagnósticas, biopsia, diagnóstico de diseminación, resonancia, gammagrafía…
Fue la primera vez que nos encontramos, un chaval flacucho, lleno de vitalidad, con la mirada llena de picardía y la boca entreabierta de los adolescentes.
Hablamos de deporte, de baloncesto y un poco de dolor. Su dolor era continuo desde el golpe, quizá había tenido molestias antes, pero atribuidas al deporte o "al crecimiento" (no en vano suele afectar a áreas próximas a los cartílagos de conjunción). Lo que más le molestaba era que no desaparecía por la noche (incluso aumentaba) iniciamos el tratamiento con AINES y tramadol de rescate. Fue claramente insuficiente, esa misma noche tuvimos que añadir meperidina y después morfina. Me preguntó si aquello estaba creciendo en su interior como un alien y saldría en algún momento. (¡Qué pregunta! Quizá tenía razón)
El dolor parecía aumentar a pasos agigantados, en la siguiente semana duplicamos la dosis de morfina intravenosa y añadimos un corticoide para completar el tratamiento. El dolor persistía por lo que añadimos gabapentina para el componente neuropático.
Vista la mala respuesta y la perspectiva de cirugía planteamos colocar un epidural con dosis bajas de anestésicos locales y opioides. Con esto mejoro mucho el dolor de la pierna. Sin embargo, dada la afectación de la extremidad y la localización del tumor se planteó la amputación como única solución permanente.
Recuerdo su cara y la de su familia cuando acudimos a comentar la perspectiva de tratamiento y los pasos siguientes.
Si que se acabó la temporada, esa y todas las demás, la cirugía la realizamos sin incidencias, mirándonos unos a otros los ojos húmedos como el galán del Romance del Conde Niño al cortar los tallos del rosal y el espino.
Gracias al tratamiento precoz, intensivo, radical, el tumor quedo circunscrito a aquel miembro envuelto en una sábana que separamos del resto de su cuerpo.
Martín apenas tuvo dolor tras la amputación y las medidas preventivas con su catéter epidural y la Gabapentina evitaron la aparición del síndrome de miembro fantasma.
Ocho semanas después, acudió al hospital, todo el equipo de baloncesto en bloque, habían ganado la copa y se la vinieron a entregar a Martin en homenaje, ninguno pudimos contener las lágrimas.
Y lo que es mejor, diez años después de aquello Martín es fisioterapeuta y trabaja en un club deportivo. Sabe muchísimo de dolor, lo aprendió en los libros y de la vida. Nos enseñó a todos y sigue enseñando con su trabajo y con su ejemplo.
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