Quirónsalud
Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital
El Día Mundial de la Salud Mental, celebrado cada 10 de octubre desde el año 1992, tiene como objetivo principal generar conciencia y visibilidad sobre los problemas de salud mental. Generalmente, alrededor de este día se realizan todo tipo de conferencias, seminarios, webinars, artículos, campañas de sensibilización y eventos comunitarios que tratan sobre distintos temas de Salud Mental. Pero qué es la Salud mental?
La salud mental se refiere al bienestar emocional, psicológico y social de una persona. Abarca desde cómo pensamos, sentimos y actuamos en nuestra vida diaria, hasta cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. Es por eso que mantener una buena salud mental es crucial para tener un buen desarrollo personal y una buena calidad de vida.
No obstante, cuando hablamos de Salud Mental, también nos referimos a toda una serie de Trastornos o enfermedades mentales (recogidos en el manual diagnóstico de los trastornos mentales DSM 5) que provocan un deterioro significativo en nuestro funcionamiento diario.
Los trastornos mentales más frecuentes son:
Cuidar la salud mental es fundamental para mantener una vida equilibrada y satisfactoria. Esto no solo mejora la calidad de vida, sino que también impacta positivamente en las relaciones interpersonales y en el rendimiento académico o laboral. Además, un buen estado de salud mental puede prevenir el desarrollo de enfermedades mentales y promover una mayor resiliencia ante situaciones adversas. Si se padece un trastorno mental, todavía es más importante cuidarla, pues será de vital importancia tanto en la presentación del trastorno como en su pronóstico y buena evolución.
El lema escogido en el Día Mundial de la Salud Mental de 2024 es "Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental", y es que ya nos lo avanzaba el famoso psicoanalista Sigmund Freud en una entrevista realizada en el año 39, "la Salud Mental es la capacidad de amar y trabajar", decía. De hecho, son 2 conceptos fundamentales en la vida de una persona. Amar posibilita empatía, sentimientos complementarios y la entrega a otra persona. El trabajo involucra la capacidad de producir, aportar y relacionarse socialmente.
Estos objetivos buscan crear un entorno en el que todos puedan acceder a la atención que necesitan y donde la salud mental sea considerada una prioridad.
Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
La salud mental en la infancia es un componente crucial para el desarrollo integral de los niños y adolescentes. Durante esta etapa, se establecen las bases para el bienestar emocional, social y cognitivo que perdurará a lo largo de la vida. Comprender y abordar la salud mental en los niños no solo mejora su calidad de vida inmediata, sino que también previene problemas psicológicos a largo plazo. Este artículo aborda los trastornos mentales más comunes en la infancia, cómo detectarlos y las claves para promover una salud mental positiva en los jóvenes.
Los trastornos mentales en la infancia pueden manifestarse de diversas formas, afectando significativamente la vida diaria y el desarrollo del niño. Algunos de los trastornos más comunes incluyen:
El TDAH se caracteriza por una combinación de inatención, hiperactividad e impulsividad. Los niños con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse, seguir instrucciones y controlar su comportamiento.
Los trastornos de ansiedad en niños incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad por separación y fobias específicas. Estos trastornos se manifiestan como preocupaciones excesivas, miedos intensos y evitación de situaciones temidas.
El TEA es un trastorno del desarrollo neurológico que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Los niños con TEA pueden mostrar intereses restringidos y comportamientos repetitivos.
La depresión en la infancia puede presentarse con síntomas como tristeza persistente, irritabilidad, pérdida de interés en actividades y cambios en el apetito y el sueño.
Incluyen el trastorno negativista desafiante (TND) y el trastorno de conducta (TC), caracterizados por comportamientos disruptivos, desafiantes y, en el caso del TC, agresivos.
La detección temprana de trastornos psicológicos en la infancia es crucial para intervenir de manera efectiva y prevenir el agravamiento de los síntomas. Aquí hay algunos indicadores y pasos para la detección:
Promover la salud mental en la infancia y adolescencia implica un enfoque integral que incluye el hogar, la escuela y la comunidad. Aquí se presentan algunas claves para fomentar el bienestar psicológico de los jóvenes:
La salud mental en la infancia es un pilar fundamental para el desarrollo integral de los niños y adolescentes. La detección temprana de trastornos psicológicos, junto con la implementación de estrategias de apoyo y prevención, puede marcar una diferencia significativa en la vida de los jóvenes. Al fomentar un entorno de cuidado, comprensión y apoyo, estamos ayudando a los niños a desarrollar una base sólida para su bienestar emocional y mental a lo largo de sus vidas.
Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico Infanto-juvenil, adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
La vuelta al trabajo o a las rutinas diarias tras un período de vacaciones puede ser una experiencia abrumadora para muchas personas. Este fenómeno, también conocido como depresión postvacacional, no es un diagnóstico clínico en sí mismo, pero afecta a una proporción considerable de la población.
La depresión postvacacional se refiere al malestar emocional puede surgir después de regresar de unas vacaciones, en forma de un conjunto de síntomas que suelen durar entre unos pocos días hasta algunas semanas. Algunas de las causas del síndrome postvacacional son las siguientes:
Las vacaciones ofrecen un descanso del estrés diario y una ruptura con la rutina. Volver a las responsabilidades laborales puede ser un choque brusco y desagradable.
Muchas personas esperan que las vacaciones resuelvan todos sus problemas, lo que puede llevar a una decepción cuando regresan a su vida diaria y vuelven a encontrárselos.
Los cambios en los patrones de sueño durante las vacaciones pueden afectar el ritmo circadiano, contribuyendo a la fatiga y al malestar emocional.
La depresión postvacacional se manifiesta a través de una serie de síntomas que pueden variar en intensidad y duración. Es importante reconocer estos síntomas para poder abordarlos de manera efectiva. Los síntomas más comunes incluyen:
Sentimientos persistentes de tristeza al regresar a la vida cotidiana. Este síntoma puede manifestarse como una sensación general de vacío o como una pérdida de interés en actividades que anteriormente se disfrutaban (anhedonia). La tristeza postvacacional puede estar acompañada de episodios de llanto sin una causa aparente.
Aumento de la irritabilidad y la frustración, especialmente en el entorno laboral. La irascibilidad puede surgir por situaciones que antes se manejaban con facilidad, como interacciones con compañeros de trabajo o la gestión de tareas rutinarias.
Sensación constante de cansancio, incluso después de una buena noche de sueño. La fatiga postvacacional puede ser física o mental, dificultando la concentración y la realización de tareas diarias. Esta sensación de agotamiento puede ser el resultado de un desajuste en el ritmo circadiano y de la dificultad para readaptarse a un horario fijo.
Dificultad para encontrar motivación y entusiasmo en el trabajo o las tareas diarias. Tras volver de vacaciones, las personas que sufren el síndrome postvacacional pueden sentirse apáticas y desmotivadas, lo que puede conducir a una disminución en la productividad y en la satisfacción laboral. Este síntoma puede estar relacionado con una percepción negativa del entorno laboral o con la añoranza de la libertad y el ocio de las vacaciones.
La depresión postvacacional es una respuesta común al final de las vacaciones, pero, con las estrategias adecuadas, es posible minimizar sus efectos. Es importante recordar que, aunque los síntomas suelen ser temporales, el apoyo y la comprensión de amigos, familiares y profesionales pueden marcar una gran diferencia. Fomentar una cultura de trabajo que valore el bienestar emocional y proporcionar las herramientas necesarias para cuidar la salud mental puede ayudar a reducir el impacto de este fenómeno en los empleados.
Francisco Gerecitano, psicólogo general sanitario en Hospital Quirónsalud Digital
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio, celebrado el 10 de septiembre, es una iniciativa global dedicada a aumentar la conciencia sobre la prevención del suicidio, un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. Este día ofrece una oportunidad para reflexionar sobre las causas del suicidio, aprender a detectar señales de alerta y promover intervenciones efectivas que pueden salvar vidas. En 2024, los objetivos del Día Mundial para la Prevención del Suicidio se centran en fortalecer la conexión entre las comunidades y las personas en riesgo, fomentar la resiliencia y promover políticas de salud mental accesibles y efectivas.
La detección temprana de tendencias suicidas es crucial para la prevención. Las señales de advertencia pueden ser sutiles o evidentes, y es esencial que amigos, familiares y profesionales de la salud estén atentos a estos signos.
Desde una perspectiva psicológica, el suicidio es un fenómeno complejo influenciado por una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales.
Al igual que en años anteriores, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio pretende acompañar a aquellos que estén pensando en cometer este acto y hacerles saber que no se encuentran solos. Además, se pretende ofrecer herramientas a la población para detectar a tiempo signos de alarma y a reaccionar ante ellas. Los objetivos principales en este 2024 son:
Sensibilizar a la población sobre la magnitud del problema del suicidio y la importancia de su prevención. Este objetivo incluye campañas educativas que desmitifiquen el suicidio y promuevan la comprensión de que es prevenible.
Promover el apoyo social y comunitario para las personas en riesgo. Esto implica fortalecer las redes de apoyo entre familiares, amigos, colegas y profesionales de la salud mental.
Abogar por políticas que faciliten el acceso a servicios de salud mental asequibles y de calidad. Esto incluye la integración de la salud mental en los servicios de atención primaria y la eliminación del estigma asociado a buscar ayuda.
Impulsar la investigación sobre las causas, prevención y tratamiento del suicidio. Además, se busca educar a los profesionales de la salud sobre las mejores prácticas para identificar y tratar a personas en riesgo.
Desarrollar programas que promuevan habilidades de afrontamiento y resiliencia, especialmente entre los jóvenes. Esto incluye la enseñanza de estrategias para manejar el estrés y la ansiedad.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio es una oportunidad para unirnos en la lucha contra el suicidio, un problema de salud pública que afecta a millones de personas. A través de la detección temprana de señales de alerta, una comprensión profunda de los factores psicológicos y sociales implicados, y la implementación de estrategias de prevención efectivas, podemos salvar vidas. En 2024, enfoquémonos en fortalecer nuestras comunidades, mejorar el acceso a la salud mental y promover la resiliencia y el bienestar emocional para prevenir el suicidio y construir un futuro más saludable para todos.
Joan Francesc Serra i Pla, psicólogo clínico adjunto en Hospital Quirónsalud Digital
Aunque se inicia este post con una pregunta de opción múltiple ficticia, se puede encontrar algo de verdad en la opción "f". Es común escuchar algunas de estas afirmaciones en los pacientes, que llevan a reflexionar sobre qué hay de cierto y qué de falso en estas ideas, y de eso tratará este artículo.
Pero antes, resulta importante describir parte del contexto social y su influencia en el proceso de construcción de la autoestima; el dilema se plantea en el conflicto que puede generar "ser uno mismo" y cómo encajar eso que nos diferencia en una sociedad que promueve la igualdad. Las redes y los medios de comunicación e información suelen establecer ideales de salud que promueven un patrón ideal de lo socialmente aceptable en cuanto a imagen y en cuanto al modo de ser y actuar.
Ese deseo de parecernos a esos ideales que nos sirven de referencia nos da una guía de los pasos a seguir para alcanzar determinados objetivos y eso está bien. El problema que con frecuencia vemos en consulta viene de la frustración en la consecución de determinados objetivos "socialmente idealizados". Las redes sociales han cambiado la noción del otro como referente que nos dice una buena o mala palabra, al otro como influencer, quiénes con sus modos, generan multitud de seguidores que les reconocen y les suelen reafirmar su autoestima; pero ¿qué pasa con los seguidores?, ¿qué reciben a cambio?... más y más contenidos del modo de ser y/o de las técnicas que a esa persona le han funcionado para lograr posicionarse como una referencia en un campo específico. ¿Esas técnicas y/o modos se adaptan a nosotros?, ¿Son viables para mí?
Una advertencia tiene que ver con que se suele pensar que la influencia de las redes sociales es algo que afecta a los adolescentes y a los adultos jóvenes, pero la sorpresa que encontramos en nuestras consultas es que hoy en día los ideales de vida están muy marcados por esas influencias repercutiendo en un estado de desvalorización, autorreproche y/o inseguridad por sentir que no se podrá llegar nunca a ese ideal, lo vemos en frases como: "por más que lo intento no podré lograr lo que xxxx logra", "quiero tener el cuerpo de xxxxx", "ojalá pudiera reírme de las cosas serias como xxxxx", entre otras.
El ideal cumple una función estructurante que nos ordena a nivel psicológico llenándonos de identificaciones, guías y orientaciones para poder construir nuestra autoestima, esa estima por nosotros mismos que es fundamental para la vida emocional y relacional. Ahora bien, ¿qué sucede?, con todos los cambios sociales y en el orden de lo que hace función de autoridad, parece que es más fácil creer al otro que hace de par, al otro que percibo igual a mí y por ende me identifico. Por suerte, siguen existiendo adultos que creen en el valor de las palabras y que logran hacer función de autoridad / experticia, que apuestan al trabajo de cada uno en función de sus posibilidades.
Toca lidiar con las redes sociales, se trata de pensar sobre su función y más que todo en la influencia que genera en nuestras vidas y en nuestros modos de ser y actuar. Tomando prestado el título de la obra de Freud titulada El malestar en la cultura de 1915, podemos atrevernos a plantear que, así como gran parte del malestar de aquel entonces se circunscribía a la represión hoy en día lo que genera malestar y enferma a la sociedad es el exceso de información, la hipercomunicación, la productividad elevada a la máxima potencia y el hiperconsumo. Algunos malestares que tocan una parte de esta influencia tienen que ver con el estrés, la ansiedad y la depresión, donde hemos podido verificar que un hilo conductor es una autoestima que duda, que se cuestiona, que es insegura, y que no haya cómo ubicarse y hacerse su lugar en la personalidad y en el mundo.
Aunque la palabra autoestima incluye una noción autorreferencial: auto – estima, lo cierto es que se trata de un concepto que incluye los decires del otro, cómo los tomamos, cómo los percibimos y cómo los interpretamos para apropiarnos y darles una entidad que ayude a creer y confiar en quiénes somos para nosotros mismos y para los demás.
Se atribuye el uso de ese concepto por primera vez a James, quién sobre los albores de 1890 se refirió a la autoestima como la medida en que las personas se valoran a sí mismas de acuerdo al éxito o fracaso percibido en alcanzar sus objetivos. Una medida subjetiva en tanto incluye una percepción de nosotros mismos mediada como explicábamos anteriormente por esos otros de referencia, que nos permite relacionarnos de una manera más o menos amable con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
No siempre podemos cambiar nuestro entorno, ni a quienes muchas veces sin darse cuenta generan en nuestra estima un impacto afectivo importante repercutiendo en nuestro modo de percibir nuestras fortalezas y nuestras debilidades, lo que sí podemos hacer es:
¿Qué nos hace sentir inseguros y dudar de nosotros mismos? Una vez conscientes del aspecto que nos hace sentir mal y de si se trata de una fuente interna o externa de malestar, seremos capaces de tomar acción.
Cada vez que la fuente interna o externa ya identificada haga que te cuestiones sobre tu imagen o tu modo de ser, toma tu experiencia con ese atributo, valora qué te ha ayudado a superarlo en otros momentos de tu vida, y qué puedes hacer diferente. ¡Hay un mundo interior y exterior que invita a la vida y al trabajo de uno mismo, más allá de las redes sociales!
Era la máxima inscrita en el templo de Delfos que orientó a la filosofía antigua, y que hoy traemos con total vigencia como consejo práctico que convoca al cuidado de uno mismo. Una vez identificadas tus fortalezas y debilidades personales, habiendo comparado desde tu experiencia (y no sólo desde la del influencer de moda) lo que te ha funcionado y lo que no, la invitación es celebrar la capacidad de pensarnos y cuidarnos revisando los ajustes de salud a nivel de cuerpo y mente (alimentación, actividad física, afectos y emociones) que nos ayuden a vivir sirviéndonos de lo que nos hace bien y refuerza nuestra confianza en nosotros mismos.
Dra. Adriana Atencio Antoranz, psicóloga de Hospital Quirónsalud Digital
La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.
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