Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
Desde este foro, y en muchos otros venimos insistiendo en la importancia de los hábitos de vida en el mantenimiento de la salud y la prevención de la enfermedad. En ese sentido cobra una gran importancia una ciencia desconocida por muchos y desatendida por algunos otros, la ergonomía.
La ergonomía es la ciencia que analiza los esfuerzos y movimientos de los humanos durante su trabajo tratando de ajustarlos y acomodarlos para hacerlos más eficientes.
Las posiciones forzadas, los esfuerzos extemporáneos, los traumatismos repetitivos, o las vibraciones de baja frecuencia (como las que generan los vehículos industriales), están entre aquellas que pueden favorecer el dolor de espalda.
Si la fatiga física es un factor desencadenante de dolor, la fatiga mental, la monotonía y la desmotivación por falta de expectativas o por un inadecuado ambiente de trabajo por conflictividad, también son factores de riesgo de dolor lumbar que facilitaría una menor atención a la salud dentro y fuera del entorno laboral.
La mejor manera de prevenir el dolor relacionado con el trabajo consiste en una adecuada concienciación del trabajador, para que evite los esfuerzos inadecuados y se proteja cuando sea necesario, aunque una selección correcta de las personas para cada puesto puede evitar también parte de los problemas.
También la ergonomía se encarga del diseño del entorno del puesto de trabajo, de la sistemática en el desempeño de las tareas, de las herramientas, material y equipo, muebles, iluminación y enseres necesarios para la actividad.
Por último, la ergonomía estudia actividades, o ejercicios complementarios a la actividad que permitan reequilibrar a los trabajadores, estiramientos, dosificación del esfuerzo, etc., útiles para evitar lesiones severas.
Podemos hacer algunas breves recomendaciones:
Si el trabajo es sentado, se debe mantener la espalda recta, con la mesa a la altura de los codos, adecuando la silla y su altura al tipo de actividad, con un apoyo lumbar adecuado. Los objetos para el trabajo deben estar al alcance de la mano para evitar sobresfuerzos cada vez que los necesitemos, debemos mantener una distancia suficiente a pantallas (70-80 cm) y tanto rodillas como codos deben estar cómodos formando ángulos rectos en las posiciones de trabajo, debemos cambiar de postura cada cierto tiempo evitando pasar más de dos horas sentados sin levantarnos, al menos, a estirar las piernas.
Si el trabajo es de pie se debe evitar una postura única, alternando la carga en ambos MMII o usando algún tipo de escalón o reposapiés.
Si debemos elevar objetos debemos emplear la flexión de las rodillas y no la der la espalda, debemos equilibrar la carga entre ambos lados o miembros y evitar la torsión del tronco en los esfuerzos y no levantar los pesos por encima de la cabeza.
Si a estas recomendaciones les acompañamos ejercicios de movilización completa de la columna vertebral, estiramiento de músculos paravertebrales y glúteos y de flexo-extensión de los miembros de una forma suave podemos mejorar nuestra condición física y nuestra tolerancia a los esfuerzos.
Estos consejos pensados para el entorno laboral son generalizables a todos los entornos y también a todas las edades. En gran medida la patología lumbar se origina en la consolidación de unos hábitos erróneos desde la infancia convirtiendo en pacientes futuros a los niños por no adecuar sus hábitos a una correcta higiene postural.
Podemos comenzar hoy mismo revisando nuestro puesto de trabajo y tratando de acomodarlo a nuestras necesidades y a las de la tarea para evitar lesiones que a veces son irreversibles.
El dolor como venimos poniendo de manifiesto en este blog es un problema complejo, lleno de dificultades por su desarrollo y mantenimiento, por los mecanismos que lo perpetúan y por la respuesta incompleta a los tratamientos que empleamos.
En el tratamiento del dolor la primera línea terapéutica suelen ser los medicamentos de uso habitual, en muchos países de libre disposición en farmacias o supermercados y en otros con receta médica, son medicamentos analgésicos de varios tipos.
¿Cómo se usan esos medicamentos? Lo ideal sería pensar que los medicamentos se usan con criterios médicos, basados en una anamnesis, exploración y evaluación profesional. En la práctica no siempre es así. Muchas veces los pacientes emplean los tratamientos siguiendo procedimientos empíricos, o simplemente, por disponer de medicamentos en su domicilio aptos para el dolor, que han empleado otros miembros de la familia o conocidos.
Esta es una de las razones del uso sin control de muchos de estos medicamentos.
Uno de los muchos estudios realizados sobre los medicamentos más consumidos en España realizado por IMS Health para el diario El Mundo, apuntó algunos de los datos del problema; detectamos que el medicamento más vendido es un analgésico, el metamizol, el nolotil. ¿Por qué es esto?. Probablemente por escasa repercusión gastrointestinal y su eficacia analgésica. Es el más vendido, más de 14 millones de dosis, a pesar de las recomendaciones de uso controlado y los avisos a residentes extranjeros por los posibles riesgos en su uso por descontrol o reacciones adversas.
No era el único, pues los cuatro primeros son moléculas analgésicas, aunque eran el paracetamol en dos presentaciones el segundo y tercero empleados. El paracetamol fue descubierto a partir de una investigación sobre antitérmicos que combatieran la fiebre con menos efectos secundarios que la quinina.
El cuarto era la aspirina pero empleada a dosis bajas para controlar como anti agregante la coagulación en dosis bajas (adiro 100) es un antiinflamatorio pero para otra indicación.
Y siguiendo el estudio varios de los siguientes: el séptimo es el ibuprofeno, el noveno de nuevo paracetamol, décimo quinto paracetamol combinado en un antigripal y el décimo séptimo y décimo octavo, otra presentación de ibuprofeno.
Es decir, cerca de una cuarta parte de las 100 marcas comerciales de medicamentos comercializados en España más vendidos son analgésicos. Es un hecho que invita a la reflexión sobre la manera de usar y prescribir los medicamentos, pero también sobre cuáles son las necesidades reales de tratamiento de los españoles. Es una parte muy importante de los medicamentos más empleados y un bocado suculento del mercado farmacéutico. La salud es un problema social, pero también es un negocio que mueve mucho dinero.
Estos estudios se repiten periódicamente y nos dan una idea del uso y, circunstancialmente el abuso de algunos medicamentos, especialmente los analgésicos que se expenden sin receta.
No tenemos la plaga de abuso de opioides que asola los Estados Unidos pero sí podemos mejorar el uso de estos otros medicamentos.
Creo que debemos reflexionar sobre la manera en que empleamos estos medicamentos y cuál es la forma en la que los pacientes los utilizan y adquieren. El uso indiscriminado de analgésicos no es inocuo, y muchas veces, los pacientes se lanzan a tomar medicamentos antes de tener un diagnóstico de certeza de su problema.
La medicina, como otras áreas del conocimiento, requiere estudio y evitar la precipitación y el abuso que a la larga puede ser perjudicial.
La Semana Santa es una tradición de la cultura cristiana en la que se rememora unos acontecimientos históricos cargados de simbología moral y de doctrina religiosa. La muerte de la figura histórica de Jesús de Nazaret, desencadena una ola de renovación en la sensibilidad de la civilización romana y la convierte de politeísta en monoteísta, abrazando el cristianismo como religión oficial en las últimas fases del imperio romano.
Las razones históricas del desarrollo de esta creencia y su diseminación hay que buscarlas en una aproximación de la figura de Dios a los seres humanos y, el dolor tiene un papel muy relevante, convirtiendo el instrumento de muerte, la cruz en símbolo de la nueva religión.
Se han escrito multitud de documentos estudiando cómo pudo ser el tormento de Jesús y en todos se destacan, las innumerables causas de dolor, de padecimiento.
Los azotes iniciales con el flagrum o flagelo corto, hecho de cuero trenzado y terminado en bolas de metal, producía lesiones profundas y sangrantes que minaban la resistencia física del condenado, era la antesala del proceso completo. Jesús debió caminar además entre las diferentes sedes judiciales unos cuantos kilómetros, lo que añadido al posible estrés emocional de saber lo que le venía encima y ser entregado por uno de los amigos de confianza y negado por el resto debió resultar física y moralmente descorazonador. Probablemente por eso, le faltaron las fuerzas para el transporte de la cruz hasta el lugar de ajusticiamiento.
La crucifixión no fue un invento romano, probablemente, persas o cartagineses lo usaron antes, aunque fueron los romanos los que le dotaron de su máxima expresión de sufrimiento. Se empleaba en esclavos, pueblos sometidos y, excepcionalmente, en ciudadanos romanos.
Normalmente, al reo se le sujetaba al patibulum o listón horizontal, que transportaba hasta el lugar en el que se encontraba el listón vertical llamado estípite, generalmente en las afueras de la ciudad.
Bien con cuerdas o con clavos, se fijaba al reo al listón por los brazos o muñecas, ascendiéndose hasta la altura correspondiente, el condenado quedaba suspendido, o se fijaba los pies al estípite. Posteriormente, comenzaron a añadírselas a las cruces un soporte para los pies, para prolongar la agonía, al permitir un apoyo con las piernas, resistencia inútil. Los clavos atravesando ambos carpos y metatarsos, afectando previsiblemente a nervios medianos y peroneos, causarían un dolor intenso y profundo.
La muerte ocurría, probablemente por insuficiencia respiratoria, shock hipovolémico con edema de pulmón, tras agotar la resistencia física del reo.
Los guardias esperaban hasta el agotamiento de la resistencia del condenado, aunque se aseguraban de su muerte atravesándolo con una lanza. Su cadáver quedaba expuesto, salvo que la familia lo recogiera y a veces era devorado por alimañas.
Este castigo ejemplar, el mayor de los infligidos por la ley romana es el elegido por la tradición cristiana como redención de la humanidad, es el elegido por el hijo de Dios para demostrar que es posible sobreponerse al sufrimiento y tener una vida mejor. En muchas iglesias se ilustra con leyendas esta tradición del dolor ejemplarizante.
La elección cambia la tradición en las creencias y genera una nueva forma de relación entre Dios y los hombres basada en la mutua comprensión (Dios se compadece de los hombres, porque conoce lo que es el dolor). De otro lado, los hombres adquieren un camino de perfección, a través de la imitación de Jesús en su dolor y convierten el martirio en un elemento de la religión. Lo que entronca en la explicación del dolor como una línea de santidad.
La interpretación del dolor en la tradición cristiana, como una prueba de fe, como una manera de purificación explica la actitud de una gran parte de nuestra sociedad en la que el cristianismo es mayoritario.
Pero, el dolor, no entiende de creencias ni de religiones, somos los hombres los que dotamos de significado a la nocicepción y, de sentido, al sufrimiento y a su manera de afrontarlo. Igual que en la religión cristiana en otras religiones plantea explicaciones a los retos de esta vida.
La "otra vida", tiene aún más interrogantes solo contestadas desde la fe religiosa, de momento en esta vida el dolor es algo aún no resuelto que nos iguala a todos y, por ello, nos pide un amplio esfuerzo personal y social para enfrentarlo.
Vivimos en la sociedad del progreso, de la ciencia, de los derechos sociales. Nuestra sociedad ha avanzado más en los últimos 50 años que quizá en los dos o tres mil anteriores.
Esto es fruto de un desarrollo científico y tecnológico sin parangón en toda nuestra historia anterior. Hemos visto cosas que otros no creerían, parafraseando a Nexus-6 en Blade Runner.
La ciencia médica ha dado respuesta a multitud de interrogantes en el ámbito del diagnóstico y tratamiento de multitud de enfermedades prevalentes en el pasado, que hoy solo sobreviven en los tratados de patología y quizá en oscuros laboratorios de desconocidas agencias gubernamentales o ciber-terroristas.
Diríase que el hombre no tiene límite y que próximamente se erradicarán las enfermedades, el sufrimiento y el dolor. Muchos creen que pronto esto será una realidad, y esa creencia se vuelve contra ellos.
La ciencia progresa a un gran ritmo, pero quienes la gobiernan siguen siendo seres humanos con la misma estructura genética, la misma necesidad básica de alimentación, respiración, relación. Y muchos de los mismos problemas de desgaste físico y mental del pasado.
Más aun, hemos añadido a aquéllos problemas otros relacionados con la obligación de la perfección y me explico.
Actualmente, sabemos tanto de salud, el acceso a esa información es tan sencillo, que cuando un problema se mantiene sin solución, genera una gran frustración y desánimo en los implicados que asumen la obligación tácita de ir con el ritmo de los tiempos.
Cómo no se va a curar el dolor cuando conocemos todas las estructuras anatómicas implicadas. Cundo podemos recitar los procesos fisiológicos que aparecen en músculos, huesos, articulaciones y nervios. En suma, cuando disponemos de más y mejores medios que nunca para su abordaje con éxito.
Pero, no es tan sencillo, la enorme variabilidad interindividual, la plasticidad de las estructuras y ultraestructuras genera un escenario casi infinito de posibilidades que pueden alterar el curso de una investigación.
Como los equipos enfrentados en un partido final de Copa de Campeones, los mejores de ese año, pequeños detalles pueden decantar a un lado u otro la balanza y cambiar completamente la historia.
A pesar de su mérito y capacidad, uno y otro se han esforzado en alcanzar la orilla del éxito y solo uno lo ha conseguido (no sin algo de suerte). Desgraciadamente, tener mérito, esfuerzo, recursos, no garantiza el éxito. Y debemos aprender como seres humanos a afrontar las dos posibles situaciones. En eso, el progreso científico no puede ayudar, aprender a aceptar el éxito o el fracaso depende de un esfuerzo individual. El éxito y el fracaso, y su forma de afrontarlo son la otra cara del progreso como seres humanos en el que aún hay mucha posibilidad de mejora. La euforia o la frustración, lastran nuestro cerebro y nuestros sentidos llevándonos a buscar responsables de nuestros errores fuera de nosotros y a no saber aceptar nuestras limitaciones.
Como terapeutas y como pacientes debemos conocer los limites y afrontarlos con decisión pero también con honestidad. El dolor y la enfermedad, están hoy más cerca de la curación y control, pero sigue habiendo enfermos y enfermedades complejos a los que solo podremos darles apoyo humano y medidas paliativas como respuesta a sus males.
Revisando el libro del profesor Joaquín Fuster "Cerebro y libertad", en el que presenta el papel del desarrollo cerebral en el pensamiento humano y la conciencia de sí mismo, me vino a la cabeza la reflexión sobre la libertad.
La libertad decía Cervantes por boca del Quijote "es el bien más preciado del ser humano". ¿Qué es la libertad? Y ¿dónde reside? La idea de la predestinación o el libre albedrío viene consumiendo las mentes de los pensadores de todas las épocas. Sin embargo, gracias a los últimos progresos de las neurociencias sabemos que en las áreas de la corteza prefrontal reside tal idea. Más aún, sabemos que el cerebro está organizado mediante un sistema de priorización basada en el contexto y la asociación, organizada por contenidos, de ahí la importancia de la manera de almacenar en la memoria las experiencias y conocimientos. De ahí, la importancia del contexto cultural a la hora de interpretar y elaborar cada experiencia, incluido el dolor.
La corteza prefrontal es la última en desarrollarse en la escala filo genética y nos diferencia de muchos otros animales, pero también es la última en desarrollarse en el crecimiento del individuo, necesita de la maduración y probablemente explica la forma más serena de tomar decisiones en la edad adulta. En nuestro pensamiento, esta nuestra interpretación de la realidad, pero el cerebro es mucho más. Dispone de procesos de análisis de los que muchas veces no somos conscientes, porque no pasan al primer plano de nuestra atención, pero que se perciben igualmente y generan un poso de información que puede generar respuestas más o menos automáticas que interpretamos como corazonadas, intuiciones y que, probablemente, son sólo elaboraciones de experiencias previas semejantes de las que no tenemos conciencia plena.
Además, sabemos que en nuestra herencia genética están escritas muchas de nuestras capacidades y limitaciones, están escritos los límites de nuestro desarrollo o de nuestra salud. Más aún, la epigenética que nos explica partes de la herencia que sólo se activan en determinadas circunstancias medioambientales. En suma, muchos factores condicionan de tal manera nuestra "libertad" que casi la convierten en una quimera, en una especie de elaboración mental para mantenernos ilusionados de nuestro predominio frente a los elementos y por encima de otros seres condicionados por sus instintos.
El dolor, como otras experiencias está sometido al mismo proceso de elaboración y por tanto, responde al mismo funcionamiento. Esto explica muchas de las respuestas individuales al dolor, pero también, la manera colectiva, social, cultural en la que actuamos y respondemos frente al dolor, al sufrimiento, o a la pena.
Finalmente, el cerebro nos hace tener conciencia de nosotros mismos, de nuestra existencia, nuestros deseos, alegrías y sufrimientos pero esto no es, sino la forma de funcionar de ese órgano lo que nos lleva al principio de la reflexión, pues este órgano nos informa de la realidad y nos prepara para anticiparnos al entorno para sobrevivir. Esta misión filtra nuestra percepción haciéndola hasta cierto punto limitada y generando una realidad interpretada, más abarcable por nuestra mente. Nuestros sentidos nos engañan como insinuó Descartes.
No sabemos el verdadero alcance de nuestra libertad, sigue siendo un gran misterio y será tema de controversia durante mucho tiempo, tratemos de aprovecharla en favor de los demás que será una buena manera, también, de beneficiarnos a nosotros mismos.
Un blog de dolor, anestesia y reanimacion desde un punto de vista clinico y sanitario pero tambien social y cultural
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