Quirónsalud
Blog del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
La rinitis se define como la inflamación de las membranas que recubren la parte interna de las fosas nasales. Debido a esa inflamación aparecen síntomas tales como estornudos, mucosidad y congestión nasal entre otros. Muchos pacientes que acuden a nuestras consultas con estos síntomas, vienen convencidos de tener una alergia y a veces es difícil convencerles de que sus síntomas no son provocados por ninguna alergia. Existen muchos tipos de rinitis y nuestra labor es establecer el diagnóstico correcto del tipo de rinitis que padecen nuestros pacientes.
Uno de esos tipos es la llamada rinitis vasomotora, también llamada rinitis no alérgica, colinérgica o idiopática, en la que no es posible identificar una causa exacta. En la rinitis vasomotora, los vasos sanguíneos que se encuentra en las fosas nasales se vasodilatan (es decir, se expanden) lo cual provoca inflamación y congestión dentro de la nariz. Esta dilatación de los vasos ocurre en respuesta a exposición a distintos estímulos, entre los cuales se encuentran: agentes ambientales irritantes (humo de tabaco, contaminantes, olores intensos como perfumes, ambientadores, productos de limpieza, desinfectantes, polvo inerte de aerosoles como lacas y desodorantes, cambios bruscos de temperatura (por ejemplo, salir de la cama); alimentos o bebidas calientes o picantes entre otros. Estos estímulos provocan la vasodilatación e inflamación nasal y con ello la aparición de síntomas, destacando como los más frecuentes: estornudos en salva (muchos estornudos seguidos), mucosidad nasal y congestión nasal. Sin embargo, pacientes con rinitis vasomotora no suelen presentar síntomas como prurito nasal, sequedad de garganta y ojos llorosos que pican que son más frecuentes cuando la causa es alérgica.
¿Cómo saber si nuestra rinitis es vasomotora? Ante síntomas persistentes de rinitis, acudiremos al alergólogo y al otorrino.
En nuestras consultas de alergia a todo paciente que acuda para estudio de rinitis le realizaremos una recogida exhaustiva de datos clínicos y posibles desencadenantes de sus síntomas que nos orientarán a la posible causa y les realizaremos un estudio alergológico consistente en los test cutáneos o prick y determinación de IgE específica frente a los distintos alérgenos ambientales (ácaros del polvo, hongos aerógenos, epitelios de animales y pólenes ambientales). En la rinitis vasomotora, el estudio alérgico es negativo.
Todo paciente con rinitis con un estudio alergológico negativo será remitido a consultas del Otorrinolaringología para descartar otras posibles causas de rinitis tales como pólipos, sinusitis, desviación de tabique nasal… Si el estudio del Otorrinolaringólogo tampoco encuentra una causa, diagnosticaremos a ese paciente de padecer una rinitis vasomotora.
El tratamiento tendrá como objetivo hacer desaparecer o al menos disminuir los síntomas nasales. Según el tipo e intensidad de los síntomas emplearemos distintos tratamientos: antihistamínicos orales o tópicos nasales, descongestivos tópicos nasales o corticoides tópicos nasales. Es importante no abusar de los descongestivos nasales ya que pueden provocar un efecto rebote y provocar aún más inflamación si se usan de forma prolongada, recomendándose durante 3-4 días seguidos con descansos prolongados. Su uso provoca una mejoría rápida a corto plazo pero si no se usan correctamente, los síntomas no sólo no mejorarán sino que emporaran y en algunos casos, muchísimo.
Prevenir la rinitis vasomotora es complicado ya que no conocemos su causa; sí podemos evitar la exposición a los posibles desencadenantes, empleando perfumes suaves, evitando exposición a humo de tabaco, empleo de desodorante en roll-on, evitando espráis tipo lacas o desodorantes en aerosol, evitando ambientes secos entre otros.
Como recomendación final, aconsejar a todos los que presentéis síntomas nasales de duración prolongada acudir a consultas de Alergología y Otorrinolaringología para una valoración, así establecer el diagnóstico y tratamiento adecuado para mejorar esos síntomas. Muy importante, nunca automedicarse ya que algunos tratamientos mal realizados pueden empeorar los síntomas con la posibilidad de aparición de complicaciones.
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La queratoconjuntivis vernal es una inflamación crónica de la conjuntiva y la córnea de ambos ojos. Es más frecuente en climas cálidos y es típica de la infancia. Es más frecuente en niños y la edad de más incidencia se encuentra entre los 11-13 años.
Se distinguen 2 tipos:
Su causa no es del todo conocida. Se piensa que podrían estar implicado factores genéticos y ambientales. Es frecuente que los pacientes tengan antecedentes personales y familiares de atopia.
Tiende a repetirse entre 4-6 años y tiende a desaparecer tras la pubertad.
La clínica más frecuente consiste en prurito ocular, lagrimeo, fotofobia, secreción ocular mucosa y sensación de cuerpo extraño.
La clínica suele ser leve, pero podría afectar a la agudeza visual del niño e interferir en sus actividades diarias por los que requiere un seguimiento frecuente.
El diagnostico de basa principalmente en la presencia de signos clínicos característicos.
En muchos casos no se encuentra IgE especifica frente a alérgenos ambientales y en caso de que se encontraran, la inmunoterapia especifica no resulta útil.
Según la afectación se emplean diferentes tratamientos:
Normalmente la frecuencia de los brotes y la gravedad disminuyen con la edad, así́ como la necesidad de tratamiento.
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Las semillas son granos contenidos en el interior del fruto de una planta y que, puesto en las condiciones adecuadas, germina y da origen a una nueva planta de la misma especie.
Aunque las semillas comparten una misma función biológica pertenecen a familias botánicas diferentes y por tanto cuando hablemos de alergia a semillas habrá que puntualizar de qué semilla hablamos.
Las semillas cada vez se utilizan más en nuestra alimentación por sus beneficios nutricionales. Las principales semillas que podemos encontrar en nuestra alimentación son las semillas de sésamo, chía, lino, calabaza, girasol, mostaza, el amaranto o el arroz salvaje...
En muchas ocasiones el término semilla y fruto seco se confunden. ¿Es lo mismo semilla que fruto seco?. Los frutos secos son llamados así porque todos tienen una característica en común: en su composición natural (sin manipulación humana) tienen menos de un 50 % de agua. En general cuando se habla de alergia a frutos secos se hace referencia a cacahuete (una leguminosa), frutos de cáscara (almendras, nueces, avellanas, pistachos, anacardos, castañas…) y semillas (pipas de girasol, de calabaza, sésamo …).
En este apartado del blog trataremos sobre la alergia a semillas de mostaza y sésamo. Ambas semillas pueden considerarse alérgenos ocultos, dado que su presencia en alimentos pueden pasar desapercibidas y ser causas de reacciones alérgicas en las que no se sospecha su implicación.
ALERGIA A MOSTAZA
La prevalencia de alergia a mostaza varía según la zona geográfica. En Francia, por ejemplo, donde el consumo de la misma es frecuente, se ha publicado como cuarto alimento más frecuente de causa alérgica en niños. En nuestro país sin embargo, las reacciones alérgicas a mostaza predominan en adultos.
En la mostaza amarilla se han detectado 4 proteínas que pueden causar alergia. Según a que proteína sea uno alérgico podrá tener síntomas alérgicos más graves o más leves y tener o no alergia cruzada al comer frutos secos o frutas rosáceas. Algunos estudios sugieren que puede existir reactividad alérgica cruzada con otros alimentos de la misma familia de la mostaza: las crucíferas (berro, berza, brécol, col, coliflor, lombarda, nabo, rábano, repollo) sin embargo esto no ha sido demostrado y deberá ser valorado en cada paciente.
ALERGIA A SÉSAMO:
Al igual que con la mostaza encontramos que la prevalencia de alérgicos a sésamo varía según el área geográfica. En Israel, por ejemplo, que se consume mucho es la tercera causa de alergia en los niños de 0-2 años. En nuestra zona, su prevalencia es muy baja pero es de esperar que aumente debido a su mayor consumo. Esta semilla está emergiendo como alérgeno alimentario, sobre todo en niños. Conviene destacar que el sésamo además de alérgeno alimentario podemos encontrarlo en la fabricación de cosméticos y en la industria farmacéutica por sus propiedades medicinales.
Existen diferentes alérgenos en el sésamo a los que se puede ser alérgico. Dependiendo a cual se haga uno alérgico podrá presentar pruebas positivas solo a sésamo o también con otros alimentos como el kiwi, avellana, nuez, centeno, semillas de amapola, anacardo, nuez de macadamia, pistacho y cacahuete, aunque no está claro si el paciente presentaría síntomas alérgicos al comerlos y habrá que estudiarlo en cada caso.
CLINICA:
Como cualquier alergia alimentaria pueden generar síntomas leves (picor oral, eritema perioral…), síntomas generalizados como urticaria con o sin angioedema o incluso reacciones graves alérgicas como la anafilaxia, en la que hay implicación de 2 o más órganos (cutáneo, respiratorio, digestivo o cardiovascular). En el caso de la mostaza se han descrito casos de empeoramiento de la dermatitis atópica tras su consumo, y además en ambas semillas casos de dermatitis alérgica por contacto.
DIAGNOSTICO:
Lo primero es una historia clínica completa en la que se correlacione la clínica presentada con el consumo de alguna de estas semillas. Luego el estudio se completará según el caso con pruebas cutáneas (prick-test, prick-prick) y un análisis de sangre con igE específica y en algunos casos la detección de la igE frente a las diferentes proteínas que puedan causar la alergia. Todo ello nos ayudará no solo a diagnosticar la alergia sino a estudiar una posible alergia cruzada con otros alimentos que aunque pertenecen a familias de alimentos distintas presentan proteínas similares.
TRATAMIENTO:
Lo primero será la evitación de las semillas implicadas y según el caso, además de aquellos alimentos con lo que se hubiese detectado alergia cruzada. Es importante que el paciente lleve siempre medicación para poder tratar una eventual reacción alérgica tras su consumo, dado que como hemos visto es posible que estas semillas estén presentes en alimentos en los que uno no lo sospeche.
Si has presentado síntomas de sospecha alérgica tras el consumo de alguna de estas semillas pide cita con tu alergólogo y hasta aclarar si eres o no alérgico evita su consumo así como aquello que lo pueda contener. Además por precaución, hasta completar el estudio, lo más seguro es que no tomes aquellos alimentos con los que podría existir una alergia cruzada.
Dra. Lourdes Pérez Gonzalez, alergóloga del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Las legumbres constituyen un alimento esencial en la base de la pirámide de la dieta mediterránea.
Su alto valor nutricional y su riqueza en fibra las convierte en una de las más saludables fuentes proteicas vegetales.
El problema que presentan, fundamentalmente en la edad infantil, es su potencial alergénico.
Las principales legumbres que ingerimos en la dieta mediterránea y por nuestras costumbres culinarias son lentejas, garbanzos, guisantes, judías y habas. De ellas las más alergénicas son la lenteja y el garbanzo.
Pero hay otras legumbres que también consumimos y que están ocultas con frecuencia en alimentos elaborados, salsas, harinas, espesantes… Tal es el caso de la soja, la almorta y el altramuz.
Otras mucho menos conocidas, pero que también se emplean en la industria alimentaria son garrofa, tamarindo, algarroba, goma arábiga, goma guar, tragacanto, regaliz…
¡Y un alimento que no identificamos como leguminosa y que sin embargo es una de las más importantes desde el punto de vista alergénico es el cacahuete!
Como podéis ver, las legumbres abarcan un amplio espectro en nuestra gastronomía, cada vez más ampliada por la importación de distintas culturas y costumbres (cuando comemos "humus" estamos comiendo garbanzo y cuando comemos "tofú" estamos comiendo soja, por poner algunos ejemplos).
De manera que en la dieta del niño estamos introduciendo legumbres en distintas presentaciones que pueden suponer un riesgo de reacción alérgica al tratarse en ocasiones de alérgenos ocultos. Es importante prestar atención al etiquetado y composición de alimentos elaborados para identificar las distintas leguminosas que pueden contener, en el caso de que el niño presente una alergia a legumbres.
No obstante, la evolución de la alergia a legumbres suele ser buena y tras una dieta de exclusión se vuelven a tolerar.
Ya sabéis, ante una sospecha de alergia a legumbres en el niño debéis acudir a consulta del alergólogo para realizar un diagnóstico adecuado e identificar qué legumbre o legumbres son las implicadas y así evitar restricciones innecesarias y reacciones alérgicas inesperadas.
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Llamamos frutas tropicales a las que provienen de zonas con clima tropical o subtropical, normalmente estas frutas no soportan temperaturas frías, próximas a los 0ºC. Algunas de ellas se cultivan bien en algunas zonas de nuestro país como plátanos en Canarias, kiwis en Galicia o aguacates, mangos y chirimoya en la costa de Granada y Málaga, llegando a formar parte de nuestra dieta habitual.
Aunque tengan en común su origen tropical, pertenecen a especies vegetales diferentes. Es posible tener alergia a una o varias de ellas, sin por ello tener alergia a todas.
En los últimos años estamos viendo en nuestras consultas un aumento de la alergia a estas frutas, especialmente a algunas como el kiwi o el aguacate.
Los síntomas de la alergia a estas frutas suelen ocurrir de forma inmediata tras comerlas y pueden consistir solamente en picor en boca, garganta y oídos, lo que denominamos síndrome de alergia oral (SAO), o bien cuadros de urticaria, angioedema, rinitis, conjuntivitis, dificultad para la deglución, síntomas digestivos o asma, llegando hasta cuadros de anafilaxia severos.
El kiwi, es la baya o fruto de una planta trepadora (Actinidia deliciosa). Es originario de China, pero actualmente se cultiva en muchas zonas de clima templado. Es una de las frutas más alergénicas y cada vez estamos viendo con más frecuencia a niños que presentan síntomas tras comerlo.
Con el kiwi muchas veces observamos que la primera manifestación es una alergia severa, como urticaria generalizada o incluso una anafilaxia.
El plátano o banana, es el fruto de varios tipos de plantas herbáceas del género Musa. Forma parte de la dieta habitual de nuestros niños. En los últimos años, está aumentando la alergia a plátano en los más pequeños. Las reacciones suelen ser leves, como picor de boca o leve hinchazón de los labios, pero también pueden producirse reacciones más severas.
El aguacate, es el fruto de una especie arbórea, del género Persea, originaria de Méjico. También supone una causa frecuente de alergia a frutas.
La piña o ananas pertenece a la familia de las Bromeliaceas, procedente de América del sur. Los niños la ingieren con frecuencia, sobre todo en forma de zumo. El síntoma que se describe con mayor frecuencia es el picor en boca y garganta.
El mango procede de varios tipos de árboles del género Mangífera. La alergia al mango también está en aumento en los últimos años, coincidiendo con su mayor consumo.
La alergia a otras frutas tropicales producidas en nuestro país y que no suelen ser consumidas por los niños, como chirimoyas, papaya, granada, carambola y otras aún más raras como guanábana, rambután, lichis, es muchísimo menos frecuente.
Se han descrito reacciones cruzadas entre varias frutas (tropicales o no), frutas y vegetales o frutas y pólenes, según las diferentes proteínas sensibilizantes que compartan.
Comentar una situación especial, el Síndrome Látex-Frutas, por el que algunos pacientes alérgicos a látex, también presentan síntomas tras la ingesta de algunas frutas, sobre todo kiwi, aguacate, plátano y castaña. Esto es debido a la sensibilización a una proteína de los vegetales llamada "quitinasa" que reacciona de forma cruzada con una proteína del látex. Los síntomas pueden variar desde un síndrome de alergia oral hasta reacciones graves.
Para el diagnostico, a partir de una cuidadosa historia clínica, se realizarán pruebas cutáneas (prick test) con los extractos disponibles de las distintas frutas o con el alimento en fresco (prick-prick). También la medición en sangre de los niveles de anticuerpos IgE específicos para cada una de ellas. Puede ser necesario realizar un test de exposición, siempre bajo supervisión del especialista. También se investigará la posibilidad de reacciones cruzadas con otras frutas o vegetales y especialmente, en el caso del kiwi o el aguacate, se estudiará una sensibilización al látex.
Hoy por hoy no existe un tratamiento específico para curar la alergia a estas frutas, una vez que tenemos un diagnóstico, si los síntomas son importantes, se deben retirar de la dieta. Especialmente en casos de alergias graves, se deben evitar zumos, macedonias, helados, sorbetes, yogures y resto de alimentos no etiquetados y que los puedan contener.
Si vuestro hijo rechaza alguna fruta o dice que le pica la boca o la garganta o que le duele la tripa tras comer alguna fruta, aunque la haya comido anteriormente con normalidad, debéis de tener en cuenta la posibilidad de una sensibilización y acudir a la consulta de vuestro especialista en Alergia para un estudio más profundo.
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Se dará información y se resolverán dudas sobre las alergias en niños en especial a las alergias alimentarias
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