Quirónsalud
Hospitales Quirónsalud San José y Quirónsalud Valle del Henares.
La recuperación de lesiones es un proceso complejo que puede beneficiarse significativamente de un enfoque integral. La combinación de traumatología y fisioterapia ofrece una estrategia completa que mejora los resultados para los pacientes. Este enfoque interdisciplinario asegura una rehabilitación más efectiva y personalizada, abordando tanto las causas como las consecuencias de las lesiones.
Enfoques integrales para el tratamiento de lesiones
La colaboración entre traumatólogos y fisioterapeutas crea un marco sólido para la recuperación, ofreciendo una atención integral y eficiente. Entre los principales beneficios de este enfoque están:
Diferencias y roles complementarios
Aunque comparten objetivos comunes, traumatología y fisioterapia tienen enfoques específicos:
Estas disciplinas no solo son complementarias, sino que juntas maximizan la recuperación.
La fisioterapia como pieza clave en la rehabilitación
Una vez realizada una intervención traumatológica, la fisioterapia juega un papel crucial en la rehabilitación. Su objetivo es restaurar la funcionalidad del cuerpo y prevenir complicaciones futuras.
Desde el diseño de programas personalizados hasta la ejecución de técnicas específicas como la movilización articular, los fisioterapeutas trabajan en coordinación con traumatólogos para optimizar el proceso de recuperación.
Una colaboración estratégica: traumatología y fisioterapia
La sinergia entre estas dos disciplinas es evidente en cada etapa del tratamiento. Mientras que el traumatólogo aborda las estructuras físicas afectadas, el fisioterapeuta se centra en fortalecer el cuerpo y garantizar la recuperación funcional.
Este trabajo en equipo no solo acelera la rehabilitación, sino que también mejora la calidad de vida del paciente, proporcionando una recuperación integral que abarca desde la causa hasta la consecuencia de la lesión.
Ventajas de las clínicas especializadas
Elegir una clínica especializada para el tratamiento de lesiones traumatológicas marca la diferencia en el proceso de recuperación. Estas instituciones destacan por:
En Quirónsalud, priorizamos un enfoque personalizado y conservador. Nuestro equipo analiza cada caso de manera detallada antes de considerar intervenciones quirúrgicas. Agenda tu cita y comienza tu camino hacia una recuperación plena con nuestra atención especializada.
La artroscopia es una técnica avanzada utilizada en el campo de la traumatología para tratar diversas lesiones. Destaca por ser mínimamente invasiva, lo que facilita una recuperación más rápida y ofrece excelentes resultados para los pacientes.
¿Qué es la artroscopia?
La artroscopia es un tipo de cirugía poco invasiva que permite tanto el diagnóstico como el tratamiento de problemas en las articulaciones. Durante el procedimiento, se introduce un artroscopio equipado con una cámara de alta resolución, que transmite imágenes detalladas a un monitor, facilitando así la visualización completa de la articulación.
Esta técnica se está utilizando cada vez con mayor frecuencia en el tratamiento de diversas afecciones articulares, ya que permite una evaluación precisa de la zona afectada mediante pequeñas incisiones. Al ser un procedimiento menos invasivo, reduce el tiempo de recuperación del paciente y los resultados suelen ser altamente satisfactorios.
Articulaciones donde se aplica la artroscopia
Aunque no existen diferentes tipos de artroscopias en cuanto a la técnica en sí, esta se puede aplicar en varias articulaciones. Las más comunes son las de la rodilla, el hombro, el codo, la muñeca, la cadera y el tobillo, siendo adaptada a cada una de ellas según la lesión o patología a tratar.
¿Para qué se emplea la artroscopia?
La artroscopia se utiliza principalmente para obtener una vista interna detallada de las articulaciones. En muchos casos, se utiliza con fines diagnósticos, por ejemplo, para realizar biopsias o tomar muestras en caso de sospecha de tumores o lesiones intraarticulares.
En otros casos, este procedimiento se emplea con fines terapéuticos, como la extirpación de quistes, la limpieza de la articulación o la extracción de cuerpos extraños que causan inflamación. Si resides en Madrid, siempre es recomendable consultar con un especialista en traumatología que esté familiarizado con la artroscopia.
¿Cómo se realiza una artroscopia?
Este procedimiento quirúrgico se lleva a cabo, en la mayoría de los casos, bajo anestesia local, centrada en la zona que será intervenida. Se realiza una pequeña incisión para introducir el artroscopio y, a través de ella, se efectúa una limpieza del cartílago y corrección de cualquier daño presente. A menudo, se complementa el tratamiento con la aplicación de plasma rico en plaquetas o células madre, lo que promueve la regeneración del tejido dañado.
Ventajas de la artroscopia frente a la cirugía convencional
La artroscopia ofrece múltiples beneficios en comparación con la cirugía tradicional. Al ser mínimamente invasiva, las incisiones son muy pequeñas, lo que disminuye significativamente el riesgo de infecciones. Además, el tiempo de recuperación es más corto, permitiendo al paciente retomar sus actividades cotidianas más rápidamente.
Proceso de recuperación tras una artroscopia
El proceso de recuperación tras una artroscopia es generalmente rápido, ya que el procedimiento causa un impacto mínimo en los tejidos. Es fundamental cuidar adecuadamente las incisiones para evitar posibles infecciones. Aproximadamente un mes después de la intervención, el paciente suele iniciar un programa de rehabilitación para mejorar la fuerza y la movilidad de la articulación.
Entre los tres y cuatro meses posteriores a la cirugía, la mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades diarias, evitando aquellas que puedan causar un impacto significativo en la articulación afectada.
Postoperatorio y rehabilitación
La fase de rehabilitación es crucial tras una artroscopia. El paciente debe seguir un plan de ejercicios, guiado por un fisioterapeuta o un especialista médico, con el objetivo de fortalecer la articulación y evitar futuras recaídas. Se recomienda realizar actividades de bajo impacto, como caminar, así como ejercicios de flexión y extensión que ayuden a recuperar la movilidad completa de la articulación intervenida.
Una prótesis de rodilla es un implante que se coloca en sustitución de la articulación dañada con el objetivo de que realice su función y permita al paciente recuperar la movilidad de la zona afectada.
La rodilla artificial está diseñada para que cumpla con todas las características de la original, sólo se diferencia en que carece de sensibilidad por lo que el dolor provocado por el desgaste articular desaparece.
Tipos de prótesis de rodilla
En función de la gravedad de las lesiones que presente el paciente, el médico traumatólogo especialista en rodilla valora qué tipo de sustituto anatómico es el más adecuado.
Se diferencian dostipos principales: por un lado, la unicompartimental, en este caso solo se reemplazan las zonas de la articulación dañadas, sin embargo, en casos de artrosis, no impide que la enfermedad se extienda por la articulación.
En segundo lugar, están las prótesis de rodilla totales. Estas son más habituales, y se caracterizan por la sustitución completa de esta.
Operación de prótesis de rodilla: duración y procedimiento
En laintervención de prótesis de rodilla, se retira la rótula y se cortan los extremos distales del fémur y la tibia, para ajustar el implante al espacio articular. Después, se fijan al hueso los dos componentes del dispositivo, a través de una técnica de cimentación. Por último, se reparan los músculos y tendones dañados y se cierra la incisión.
La operación suele durar entre una hora y media y dos horas. Se realiza una obertura de unos 20 centímetros, que reduce el sangrado del paciente y mejorar la cicatrización. La anestesia empleada suele ser raquídea, es decir, de cintura para abajo, aunque en casos de artrosis o problemas de coagulación, se aplica la general.
Casos en los que poner una prótesis de rodilla
Habitualmente, es un aparato que se implanta cuando el paciente ha probado otros tratamientos y no han dado buen resultado.
La causa más común para necesitar una prótesis es la artrosis, ya que el desgaste de la articulación provoca dolores que, en muchas ocasiones, se pueden aliviar con dicho sustituto.
Además, se puede necesitar cuando, tras una rotura ósea, la articulación no se ha reestablecido correctamente. En casos de tumores óseos, también se puede recurrir a una para sustituir el hueso dañado.
Vida de una prótesis de rodilla
Las prótesis de rodilla no tienen una duración exacta en el tiempo. Van sufriendo un ligero desgaste con el paso de los años, esto se debe a una razón: al implantarse, hay que incluir un material de deslizamiento, sobre el que se realiza la fricción durante el movimiento. El material que se emplea es el polietileno que, gracias a sus propiedades, imita al cartílago.
Este sufre desgaste, ya que desprende unas partículas, que son absorbidas por las células defensivas del cuerpo humano. Dichas células crecen y, en algunos casos, atacan al hueso, provocando una "enfermedad de partículas", es decir, el aflojamiento de la prótesis.
En los últimos años, la calidad de los materiales y las nuevas técnicas utilizadas ha mejorado de forma notable, con lo que, podríamos decir que la duración de la prótesis de rodilla es de alrededor de unos 30 años, después de este plazo, la mayoría deberán ser reemplazadas.
Sin embargo, conviene recordar que no tendrá la misma duración para todos los pacientes, por lo que deberá que hablar con un especialista al respecto, ya que cada caso es totalmente diferente.
Beneficios de una prótesis de rodilla
Lo más habitual, es que antes de someterse a una intervención de esta clase, la persona se haya sometido a otros tratamientos sin obtener resultados.
Tras la aplicación de la prótesis, el dolor suele desaparecer en su totalidad, o transformarse en una leve molestia. El paciente, en función del estado que presentase antes de la operación, suele recuperar la movilidad de forma notable, y por tanto mejora su calidad de vida, ya que puede volver a realizar actividades de su día a día.
Tiempo de recuperación tras una prótesis de rodilla
Volver a disfrutar de una funcionalidad plena tras una operación así suele requerir de ingreso hospitalario de entre tres y cinco días. El paciente empieza a caminar dos días después de la operación, ayudado por unas muletas y las distancias se van aumentando.
En función de la rigidez que presente la articulación y el estado previo, la duración puede ser más o menos larga. En el caso de las prótesis de rodilla, adquiere una gran importancia la rehabilitación y fisioterapia, que empieza pocos días después de la operación, con el uso de máquinas que permiten aumentar los grados de flexión y extensión de la rodilla, progresivamente.
El tiempo de recuperación estimado es aproximadamente de 3 a 5 semanas, pudiendo realizar de nuevo las actividades cotidianas.
Complicaciones tras la implantación de una prótesis de rodilla
Tras la cirugía, solo un 2% de los pacientes presenta dificultades, las más habituales están relacionadas con la aparición de infecciones que, en algunos casos, precisan de tratamiento quirúrgico.
Además, existen otros factores como el aflojamiento o la rotura de la prótesis, que puede provocar dolor y, en algunos casos, será necesario un recambio.
Por otro lado, algunos pacientes pueden experimentar una lesión de los nervios cercanos a la articulación, en casos en los que la deformidad que se corrige es importante, pero no es habitual.
Infección de la prótesis de rodilla
Como se ha mencionado, las complicaciones más habituales suelen ser la aparición de infecciones. Estas suelen presentarlas personas con obesidad o diabetes.
La infección protésica se produce cuando una bacteria llega a la superficie de la prótesis de rodilla. Si el sistema inmune del paciente no es capaz de eliminarla, las bacterias pueden crear un "biofilm", es decir, un ambiente protector o cápsula que las protege del sistema inmune y los antibióticos. En función de la agresividad de los microorganismos, la infección presentará mayor o menor gravedad.
Los tipos más comunes de infección de prótesis de rodilla son:
Cuando aparece alguna de ellas, normalmente se aborda con tratamiento antibiótico, pero es habitual que sea necesario realizar una intervención quirúrgica, en la que se limpia y se aborda la infección desde dentro. En algunos casos, es necesario el recambio del aparato.
Recambio de prótesis de rodilla
En primer lugar, se realiza una radiografía al paciente y, en caso de observar presencia de radiolucencias, es decir, falta de contacto entre el hueso y la prótesis, se lleva a cabo la intervención ya que puede existir riesgo de una fractura periprotésica, la rotura del hueso que sostiene la prótesis.
Normalmente, las cirugías se realizan mediante la técnica de abordaje anterior, en la que se interviene a través de la cicatriz de la operación anterior.
Consejos para cuidar una prótesis de rodilla
Una vez se ha realizado la intervención, es importante tener ciertos aspectos en cuenta, para mantener la prótesis de rodilla en buen estado.
En primer lugar, es importante el cuidado de la herida tras la operación, se debe curar de la forma en la que el especialista indique.
Cuando se vuelve a retomar la rutina habitual, se recomienda evitar los deportes de impacto ya que ejercen presión en la prótesis y pueden provocar la sobrecarga de la articulación. Se debe controlar el peso corporal porque, a mayor peso, la articulación de la tendrá que soportar mayor presión. También, deben limitarse los movimientos bruscos, es recomendable evitar los movimientos y posiciones que supongan posiciones forzadas para la articulación.
La cirugía de prótesis de cadera se ha convertido en una opción común para aquellos que se enfrentan a enfermedades degenerativas que afectan a esta articulación. Antes de considerar someterse a este procedimiento, es fundamental comprender en detalle cada aspecto y obtener toda la información necesaria.
¿Qué es una prótesis de cadera?
Es una pieza artificial diseñada para reemplazar partes dañadas de la articulación y que suponen una limitación en las actividades cotidianas del paciente. Normalmente se presenta como una solución avanzada a la artrosis y a las fracturas. Esta opción se debe plantear en el momento en el que los ejercicios de fisioterapia o cualquier tipo de medicación no resulte suficiente para aliviar el dolor en el paciente.
Existen varios tipos según las zonas afectadas. La más común es la prótesis de cadera total, que une la pelvis y el fémur, y cuenta con dos partes articuladas entre sí: la cabeza femoral y el inserto acetabular. Sin embargo, en caso de roturas, suelen implantarse prótesis parciales, que van fijadas al fémur, pero la cabeza femoral articula contra la pelvis. También están las prótesis de revisión, adaptadas a pacientes con una prótesis previa.
Proceso quirúrgico
Estos implantes llevan asociados una cirugía que consiste en la sustitución de los fragmentos afectados por implantes metálicos conocidos como par de fricción metal-metal, ya que sufren menor desgaste que las prótesis de metal-polietileno. En función de cada caso se emplean diferentes técnicas.
Para dichas operaciones se usa anestesia local o raquianestesia (por debajo de la espalda). La intervención puede durar entre una y dos horas, y los métodos se diferencian entre cementación y no cementación. En el primer caso se utiliza un tipo especial de compuesto óseo para adherir la prótesis al cuerpo, mientras que, en el segundo, esta se recubre con una superficie rugosa que promueve el crecimiento de los huesos hacia el dispositivo artificial, creando una unión biológica.
Es importante saber también que durante el procedimiento quirúrgico se implanta una prótesis temporal para conocer el tamaño de los componentes que se necesitan. Una vez conocida esta información, se coloca la definitiva.
Beneficios y duración
Generalmente, estos aparatos ofrecen buenos resultados, que suponen un aumento de la calidad de vida del paciente, ya que el dolor crónico desaparece y, por tanto, mejora su movilidad, lo que le permite retomar su rutina habitual.
Una prótesis de cadera puede llegar a durar en torno a 20 o 25 años, siempre que no surjan complicaciones que obliguen a reemplazarla, pero en los últimos años se han desarrollado nuevos modelos que permiten una duración aún mayor.
Posibles complicaciones
A pesar de los éxitos, son dispositivos que pueden enfrentar desafíos, como infecciones, especialmente debido a bacterias "superespecializadas" que se asientan en las superficies artificiales, a las que las defensas no llegan de manera efectiva y forman un biofilm resistente a los antibióticos. Los síntomas incluyen dolor, fiebre, falta de movilidad y mala cicatrización de la herida.
En cuanto a los tipos de infección, las más comunes son la aguda, que suele manifestarse durante el primer mes, y la subaguda, cuyos síntomas pueden presentarse entre un mes y un año después de la intervención. También, existe la tardía, que es menos frecuente y se da tras haber desarrollado un proceso contagioso anterior en otra parte del cuerpo.
Para el diagnóstico de este tipo de patologías, en primer lugar, se lleva a cabo un análisis clínico, además de pruebas de imagen, tales como resonancias magnéticas, radiografías o gammagrafías nucleares. También son importantes los cultivos de laboratorio.
A la hora de curar estas enfermedades, un tratamiento antibiótico no es suficiente, sino que se precisa de una intervención, para limpiar la zona afectada y los tejidos colindantes. La operación puede llevarse a cabo en un tiempo si la afección se detecta en un periodo inferior a dos semanas y el paciente presenta un estado de salud general bueno. En casos de infección crónica, es necesario realizar la operación en dos tiempos: en la primera intervención se retira la prótesis contagiada y se coloca un espaciador de cemento suministrador de antibiótico. Pasados dos o tres meses, el paciente se somete a una segunda cirugía en la que se implanta un nuevo aparato.
La rehabilitación posterior es muy importante de cara a evitar nuevos problemas y alargar su duración. Entre los consejos para su cuidado están el lavado y desinfección de la herida, evitar esfuerzo excesivo los primeros meses, usar calzado cómodo, dormir boca arriba, controlar el peso y realizar ejercicios para fortalecer. Ante la presencia de síntomas se debe visitar a un traumatólogo especialista de cadera que valore la situación.
Blog de los expertos de la Unidad de Traumatología del Dr. Elgeadi, Jefe de Servicio de los Hospitales Quirónsalud San José y Quirónsalud Valle del Henares, con los mejores consejos para tratar y prevenir patologías y lesiones traumatológicas.
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