Quirónsalud
Blog de los Servicios de Oncología de los Hospitales Quirónsalud de Murcia, Torrevieja, Valencia y Tenerife
Metástasis es la palabra más tímida del cáncer. Es el proceso por el cual las células tumorales se trasladan del tumor originario y se implantan en otro órgano distinto del que se ha originado.
Utilizan para ello los vasos sanguíneos y linfáticos. Por ello, no cambia su nombre. La metástasis en huesos de un cáncer de pulmón, no es un cáncer de hueso sino que sigue siendo cáncer de pulmón con las características moleculares de las células del tumor originario es decir, un cáncer de pulmón en el hueso.
Cuando un cáncer se desarrolla con metástasis esta puede aparecer en el seno del tumor originario, en alguna célula se altera un grupo de genes específicos que la habilitan para migrar implantarse en otro órgano.
Que un cáncer se desarrolle con metástasis, puede ocurrir desde muy pronto en el desarrollo del cáncer o puede no ocurrir nunca.
En el caso de que se desarrolle, el conocimiento más preciso de ese mecanismo molecular permitirá el desarrollo de fármacos capaces de bloquear esa capacidad metastásica.
Desde el diagnóstico de cáncer se realizan una serie de estudios analíticos y radiológicos, como son: TAC, Resonancia Magnética, PET, o Gammagrafia ósea, encaminados a detectar la existencia de metástasis o descartarlas.
En la mayoría de los casos los tumores son localizados (los estudios no han podido demostrar la existencia de metástasis al menos a un nivel detectable), aunque existe un porcentaje de casos (alrededor de un 20%) en el que el diagnóstico se produce con enfermedad metastásica o avanzada.
Estos estudios pueden repetirse periódicamente en el tiempo ya que las metástasis pueden hacerse detectables cuando el cáncer está localizado, en caso de que antes fuera microscópicas y por tanto no se pudieran detectar.
Las metástasis son tumores que siguen creciendo en un órgano distinto del que se originaron. Sólo cuando adquiere cierto número y tamaño acaban provocando insuficiencia en el órgano en el que se encuentra como dificultad para respirar, ictericia, ascitis, dolor por fracturas óseas, alteraciones neurológicas, etc.
En una gran proporción de casos, las metástasis no producen síntomas sino que son hallazgos de los estudios rutinarios iniciales.
En otro alto porcentaje de casos son los síntomas de las metástasis los que llevan al diagnóstico del cáncer en fase avanzada y los estudios se enfocan a la búsqueda del tumor originario.
Normalmente al paciente se le explica la situación de un pronóstico más incierto o irreversiblemente fatal.
Se le explica que el tratamiento enfocado al tumor originario no es tan relevante, sino que el tratamiento debe de estar enfocado a tratar todas las localizaciones metastásicas además del tumor primario.
Esto se suele conseguir generalmente con la quimioterapia.
En algunos casos se utilizan otras técnicas terapéuticas como cirugías radioterapia o procedimientos paliativos para aliviar los síntomas específicos de una metástasis concreta.
El cáncer metastásico, en general, es una situación de mal pronóstico, de incurabilidad.
No obstante, esta afirmación no es universal. Existen tumores como linfomas, leucemias, tumores germinales que, o bien son diseminados de inicio o lo son con mucha frecuencia, pero con el tratamiento apropiado son perfectamente curables.
Desde hace unos años se ha identificado el cáncer "oligometastásico" que es un cáncer que por su comportamiento genera un número muy limitado de metástasis que, tratados con radicalidad, como Cirugía y Radioterapia con técnicas especiales, también ofrece la posibilidad de curación.
Últimamente la inmunoterapia está demostrando en algunos cánceres (cáncer de riñón, cáncer de piel) una posibilidad de curación que no se conseguía con otras técnicas terapéuticas, lo que ha generado la expectación de poder curar otros tipos de tumores en fase metastásica.
La combinación del conocimiento de los mecanismos moleculares de la metástasis y la correcta aplicación de los tratamientos innovadores incrementará sustancialmente la capacidad curativa de un cáncer metastásico.
Texto elaborado por el doctor Joseba Rebollo, oncólogo del Hospital Quirónsalud Torrevieja y Alicante
El cáncer de colon es una enfermedad por la cual se forman células malignas, cancerígenas, en los tejidos del colon. Entre los signos del cáncer de colon está la presencia de sangre en las heces o cambios en los hábitos intestinales. El diagnóstico de este tipo de cáncer se hace mediante pruebas que examinan el colon y el recto. Los antecedentes médicos afectan el riesgo de cáncer de colon.
El colon es una parte del aparato digestivo del cuerpo. Este extrae y procesa los nutrientes (vitaminas, minerales, carbohidratos, grasas, proteínas y agua) de los alimentos y ayuda a eliminar materiales de desecho del cuerpo. El colon es la parte más larga del intestino grueso y mide alrededor de 5 pies de largo. El recto junto con el conducto anal forman la última parte del intestino grueso y miden alrededor de 6 a 8 pulgadas de largo.
Entre los síntomas y signos de este tipo de cáncer se incluyen:
En caso de detectar alguna de estas señales en tu cuerpo lo recomendable es acudir a tu médico. En los centros de Quirónsalud contamos con un equipo de profesionales oncológicos capaces de conseguir tres objetivos fundamentales en los pacientes: diagnóstico precoz, tratamiento integral multidisciplinar, y atención personalizada y humana.
La esperanza de vida en este tipo de cáncer es muy variable ya que depende del estadio en el que se detecte la enfermedad.
En España la supervivencia a los 5 años se sitúa en este momento por encima de la media de los países europeos, con un 64% (la media europea es de un 57%).
En los tumores localizados, la supervivencia se encuentra por encima del 90% a los 5 años. Sin embargo, en aquellos tumores que infiltran más allá del colon o tienen afectación linfática la supervivencia baja hasta el 50-75%. Y, por desgracia, la supervivencia a los 5 años cuando el tumor tiene metástasis en otros órganos es tan sólo del 8-14%. De ahí la importancia del diagnóstico precoz.
En el caso de los tumores avanzados se está consiguiendo prolongar la mediana de supervivencia a más de 2 años. Los resultados de supervivencia global a los 5 años para cada uno de los estadios clínicos, son similares a los del cáncer de recto aunque en general el pronóstico del cáncer de colon es mejor.
Para comprender mejor la evolución de este tumor podemos hablar de diferentes fases.
Las células tumorales se encuentran situadas en la parte más superficial de la mucosa y en ningún caso la traspasa. No afecta a ganglios linfáticos.
El tumor afecta a la pared del colon o recto sin traspasar la capa muscular. No existe afectación de ganglios linfáticos.
El tumor ha infiltrado todas las capas de la pared del colon o recto y, en ocasiones, puede invadir los órganos de alrededor. No se aprecia afectación ganglionar.
El cáncer se ha extendido a los ganglios linfáticos.
El cáncer se ha diseminado afectando a órganos alejados del colon o recto como hígado, pulmón o huesos.
Existen factores que pueden aumentar la probabilidad de tener una enfermedad, estos son los factores de riesgo.
La presencia de estos no quiere decir que se enfermará de cáncer, a su vez la ausencia de estos tampoco significa que no se enfermará de cáncer.
Las células de cáncer colorrectal pueden separarse del tumor original y trasladarse por el torrente sanguíneo o el sistema linfático a otras partes del organismo.
Estas partes son: el hígado, los pulmones y el cerebro (como lugares habituales). Si bien es cierto que pueden diseminarse (y así está descrito) a cualquier órgano (como la piel, hueso,…).
El tratamiento de este tipo de tumor depende de la fase en la que se encuentre.
Los cánceres de colon en etapa 0, que no han crecido más allá de la mucosa del colon, a menudo una cirugía es todo lo que se requiere para eliminar el cáncer.
En los cánceres de colon en etapa I, que han crecido más profundamente pero no se han propagado fuera de la pared del colon en sí (ni hacia los ganglios linfáticos adyacentes), el tratamiento convencional consiste en colectomía parcial (cirugía para extirpar la sección del colon que contiene cáncer y los ganglios linfáticos cercanos). Por lo general, no se necesitará tratamiento adicional.
Muchos cánceres de colon en etapa II han crecido a través de la pared del colon y posiblemente a los tejidos circundantes, pero aún no se han extendido a los ganglios linfáticos y la cirugía para extirpar la sección del colon que contiene el cáncer (colectomía parcial) junto con los ganglios linfáticos cercanos puede que sea el único tratamiento que se necesite.
Sin embargo, su médico puede recomendar quimioterapia (quimio después de la cirugía) si su cáncer tiene un mayor riesgo de recurrir debido a ciertos factores.
Los cánceres de colon en etapa III se han propagado a los ganglios linfáticos cercanos, pero aún no se han extendido a otras partes del cuerpo.
El tratamiento convencional para esta etapa consiste de cirugía para extirpar la sección del colon que contiene el cáncer (colectomía parcial) junto con los ganglios linfáticos cercanos, seguida de quimioterapia adyuvante.
La radioterapia, la quimioterapia, o ambas en conjunto pueden ser opciones para las personas que no están lo suficientemente saludables como para someterse a cirugía.
Los cánceres de colon en etapa IV se han propagado desde el colon hasta órganos y tejidos distantes. Si el cáncer se ha propagado demasiado como para tratar de curarlo con cirugía, la quimioterapia es el tratamiento principal.
Sin embargo, si solo hay pocas y pequeñas áreas de propagación (metástasis) en el hígado o los pulmones y se puede extraer junto con el cáncer de colon, la cirugía puede incrementar su supervivencia e, incluso, curarse. Si las metástasis no se pueden extirpar debido a que son muy grandes o hay demasiadas, se puede administrar quimioterapia y, luego, si el tamaño de las metástasis se reduce, se puede tratar con una cirugía para eliminarlos...
Escucha lo que el doctor Blas Flor, especialista de Quirónsalud Valencia, tiene que contarte sobre el cáncer de colon
Texto elaborado por el doctor Blas Flor, jefe de oncología quirúrgica del Hospital Quirónsalud Valencia
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