Menopausia precoz y maternidad
Menopausia precoz y maternidad
A lo largo del tiempo se han usado distintos nombres para referirse a la pérdida temprana de la función ovárica normal antes de los 40 años, como menopausia precoz, fallo ovárico prematuro o insuficiencia ovárica primaria (IOP).
Generalmente aparece sin previo aviso y no se sabe con certeza cuáles son las causas, aunque se han encontrado algunas posibles como alteraciones genéticas, enfermedades autoinmunes, infecciones o incluso efectos secundarios de algunos tratamientos médicos como la quimioterapia, la radioterapia o algunas cirugías.
Los síntomas más frecuentes son:
- Oligomenorrea, es decir, la menstruación desaparece o viene de vez en cuando, pero no de forma regular.
- Problemas de esterilidad, por disminución de la reserva ovocitaria.
- Y signos típicos de la falta de estrógenos, como sofocos, insomnio o sequedad vaginal.
Además, con el tiempo pueden aparecer otros problemas derivados de la falta de hormonas, como debilidad en los huesos (osteoporosis), enfermedades del corazón o cambios en el estado de ánimo.
Para diagnosticar la IOP, no hay una prueba exacta, pero normalmente se tiene en cuenta una combinación de:
- Mujer menos de 40 años.
- Haber dejado de tener la regla o que esta sea muy irregular durante al menos 3 a 6 meses.
- Tener altos niveles de FSH (hormona folículo estimulante) y niveles bajos de estrógenos.
Aunque muchas veces no se encuentra una causa concreta, es importante investigar por si hubiera alguna razón tratable. Para eso, se recomienda:
- Hacer una historia clínica detallada, sobre todo antecedente materno de menopausia precoz u otras mujeres de la familia.
- Un examen físico y una ecografía vaginal para ver los ovarios y el numero de folículos antrales (que es lo que nos dirá como está la reserva folicular)
- Análisis de sangre para comprobar niveles hormonales y genéticos como la determinación del cariotipo y la presencia o no del llamado Síndrome de X Frágil.
- Y si hace falta, estudios de enfermedades autoinmunes o infecciosas.
Una vez que se confirma el diagnóstico, hay que explicárselo a la paciente con mucho cuidado y sensibilidad, especialmente si es muy joven y no ha podido cumplir su deseo de ser madre. Es algo difícil de asimilar, así que también puede ser útil ofrecer apoyo psicológico.
Aunque tener IOP no siempre significa no poder quedarse embarazada, sí es cierto que suele haber dificultades para conseguirlo. Por eso, es importante que a estas pacientes se les aconseje acudir a una unidad de reproducción asistida donde le expliquen las diferentes opciones que pueda tener. Esas opciones son, en primer lugar la preservación de la fertilidad, en caso de que no sea el momento de buscar gestación. Si por el contrario la paciente esta en una búsqueda activa, deberemos ofrecerle la posibilidad de realizarse un ciclo de FIV, fecundación in vitro, bien sea mediante la utilización de sus propios óvulos, o bien mediante una ovodonación. Si la mujer quiere quedarse embarazada, se pueden usar distintos tratamientos con hormonas o medicamentos que estimulan la ovulación. Pero cuando la reserva ovárica es muy baja, la opción con más posibilidades de éxito suele ser recurrir a la donación de óvulos o incluso de embriones.
En mujeres que ya no quieren ser madres o que ya lo han conseguido, se puede valorar usar tratamiento hormonal para aliviar los síntomas y prevenir problemas a largo plazo como la osteoporosis. Y, por supuesto, también es importante cuidar el bienestar emocional.
Dra. Isabel Giménez Blasco
Col. 50/2603303
Ginecóloga de la Unidad de Reproducción Asistida Quirónsalud Zaragoza