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Blog de la Dra. María Luisa de Mingo. Endocrinología y Nutrición del Hospital La Luz
Sabemos que el sol y el buen tiempo hace que mantener una alimentación saludable sea más complicado. Salimos más a comer o cenar fuera, tardes en terrazas, en definitiva, nuestra rutina cambia con mayores excesos
Mejorar nuestros hábitos dietéticos en verano es posible si comemos con cabeza, aplicamos el sentido común y seguimos algunas recomendaciones:
-Olvídate de dietas milagro. Con la llegada del verano muchas veces nos entran loas prisas por adelgazar. Por ello, se tiende a recurrir a dietas muy restrictivas para conseguir resultados inmediatos que a la larga no son efectivos ya que con la misma rapidez que nos hemos quitado esos kilos de más, volvemos a recupéralo poniendo en riesgo nuestra salud.
-Aumentar el consumo de frutas y verduras: aprovechando que empieza a hacer más calor, también apetece comer platos más fresquitos como gazpachos, frutas de temporada, que se caracterizan por ser muy bajas en calorías y ricas en agua, ayudando a estar más hidratados. Sobre todo, es importante consumir con frecuencia las verduras crudas (ensaladas) y frutas con piel, ya que de esta manera incrementamos la ingesta de fibra, que entre otros beneficios nos va ayudar a mejorar nuestro tránsito intestinal y tienen un efecto saciante. Además de ser ricas en antioxidantes, sustancias que previenen el envejecimiento y ayudan a proteger la piel en esta época del año
-Procurar que la dieta sea lo más variada posible, ya que la monotonía produce que nos cansemos rápido y abandonemos la dieta.
-Tomar más cantidad de pescado que carne. El pescado a diferencia de la carne se digiere mucho mejor, es perfecto para no sentirse tan lleno en las comidas y cenas veraniegas. Tiene proteínas, como la carne, rico en vitaminas y minerales y ácidos grasos beneficiosos para la salud cardiovascular.
-Evitar las comidas copiosas y distribuye las comidas. Dejas el trabajo, los horarios de comida y el hábito saludable de hacer 5 comidas al día que habías iniciado en invierno. Comer más veces y menos cantidad nos ayuda a sentirnos más saciados y consumir los nutrientes que necesitamos a lo largo del día.
-Cuidado con los postres Es probable que por las altas temperaturas te apetezca comer helados después de las comidas. Puedes hacerlo de forma ocasional en la dieta, si es casero mucho mejor, aunque siempre será preferible sustituir los helados por fruta o postres lácteos, ya que tienen menos azúcares.
-Tómate unas vacaciones… también del alcohol. Las bebidas alcohólicas son la principal fuente de calorías vacías. Prepárate bebidas caseras: zumos de tomate, agua con limón, con frutas…
-No todas las ensaladas son saludables. Alimentarse a base de ensaladas no garantiza en absoluto que vayamos a adelgazar. De hecho, si no controlamos los ingredientes y aliños, algunas ensaladas pueden resultar bastante calóricas. Tienen que tener una base vegetal (brotes tiernos, tomate, zanahoria, pepino…) y si las vamos a consumir como plato único debemos añadirlas alguna proteína e hidratos de carbono: legumbres, quinoa, pasta o arroz integral, atún, salmón. También debemos añadir algún alimento rico en grasas saludables (frutos secos crudos, aguacate) y que al aliño sea siempre aceite de oliva virgen extra.
-El agua, lo mejor para apagar la sed. La oferta de bebidas carbonatadas y batidos se multiplican en verano. Sin embargo, son bebidas que aportan muchos azúcares y calorías y tienen un bajo valor nutricional. Recuerda que el agua es la mejor bebida para mantenerse hidratado sin acumular calorías.
-Actívate y muévete: Aprovecha el buen tiempo para hacer deporte al aire libre: te ayudará a conectar con tu entorno, motivarte y darte un empujón con la pérdida de peso. Aprovecha para hacer unos cuantos largos cuando estés en la piscina o nadar en el mar, que requiere mayor esfuerzo y por tanto mayor consumo de energía.
Por Ana Isabel Ramos dietista del Hospital La Luz
Sitio web de contenido científico y divulgativo con objetivo didáctico, preventivo y promotor de la salud en el ámbito de la Endocrinología. Fomentando el conocimiento sobre el diagnostico y tratamiento de las enfermedades de origen endocrino. Igualmente promoverá las pautas de alimentación saludable en población general (adulta e infantil) , específica según patología y en el ámbito deportivo.
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