Quirónsalud
Blog de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza
Por la Dra. Marta Lamarca, especialista en Ginecología y Obstetricia, Hospital Quirónsalud Zaragoza.
Los miomas uterinos son los tumores benignos más frecuentes del aparato reproductor femenino. Se originan a partir del tejido muscular del útero, formando masas generalmente redondeadas. Afectan aproximadamente entre el 12 % y el 25 % de las mujeres en edad fértil, aunque su presencia real podría ser mayor, ya que en muchos casos no causan síntomas y pasan desapercibidos. De hecho, se han identificado miomas en hasta el 80 % de los úteros extirpados por otras razones.
Su desarrollo está estrechamente relacionado con las hormonas femeninas. Por ello, suelen aparecer entre la menarquia (primera menstruación) y la menopausia. Durante este período, los niveles hormonales favorecen su crecimiento, especialmente durante el embarazo o en ciertas fases del ciclo menstrual. Tras la menopausia o después del parto, al disminuir los niveles hormonales, los miomas tienden a reducir su tamaño, e incluso pueden desaparecer. Es muy poco frecuente que aparezcan antes de la primera menstruación.

Existen varios factores asociados: la etnia, el inicio temprano de la menstruación, y el número de embarazos, entre otros.
Los miomas pueden ser únicos o múltiples, y variar en tamaño y localización. Según su ubicación en el útero, se clasifican en:
En la mayoría de los casos, los miomas no provocan síntomas. Cuando los hay, estos dependen más de su localización que de su tamaño o número. Se pueden dividir en dos grandes grupos:
1. Sangrado uterino anormal
Es el síntoma más común y la principal razón por la que muchas mujeres consultan al ginecólogo. Si el mioma está cerca de la cavidad uterina, el sangrado suele ser más frecuente e intenso. Esto puede manifestarse como reglas más abundantes o más largas, y en raras ocasiones, sangrado entre menstruaciones.
2. Síntomas por compresión
Ocurren cuando los miomas son grandes y el útero aumenta considerablemente de tamaño. Esto puede generar:
Generalmente, una exploración ginecológica y una ecografía (preferentemente transvaginal) son suficientes para detectar los miomas. En casos de úteros muy grandes o dudas diagnósticas, se puede recurrir a una resonancia magnética o un TAC.
Sin síntomas. Si los miomas no causan molestias, no se requiere tratamiento. Basta con controles periódicos mediante exploración y ecografía para vigilar su evolución.
Con síntomas. Si los miomas provocan sangrados abundantes o molestias, existen varias opciones:
o AINEs, antifibrinolíticos y anticonceptivos hormonales (orales, DIU con levonorgestrel, implante subcutáneo).
o Algunos fármacos pueden reducir el tamaño de los miomas, especialmente si se está considerando una intervención quirúrgica.
o Miomectomía: se extirpa solo el mioma, útil si se desea conservar la fertilidad.
o Histerectomía: se extirpa el útero, opción indicada en casos complejos o cuando no se desea tener hijos.
o Embolización de arterias uterinas: bloquea el flujo sanguíneo hacia los miomas.
o Ablación por ultrasonidos: destruye los miomas mediante energía focalizada, aunque su disponibilidad y evidencia clínica aún son limitadas.
Los miomas uterinos son hallazgos frecuentes en las consultas ginecológicas, muchas veces en mujeres sin síntomas. Con revisiones regulares es posible hacer un seguimiento adecuado. En caso de síntomas, el tratamiento dependerá de la intensidad de los mismos, así como del número, tamaño y localización de los miomas.
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