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Blog de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza

Cáncer Ginecológico: Señales de alerta y prevención

Benjamin Franklin dijo que «una onza de prevención vale tanto como una libra de curación». Adaptado al refranero español se pueda afirmar que "Mas vale prevenir que curar", y es cierto. En lo que respecta a nuestra forma de vida y actuación habitual, tener precaución con nuestros actos disminuye la posibilidad de consecuencias negativas. En términos médicos podríamos decir prácticamente lo mismo. Ser precavidos obliga a tener formas saludables de vida en nuestros actos cotidianos como llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico adecuado y constante, evitar tóxicos como el tabaco y alcohol, prevenir enfermedades de transmisión …etc. Todo esto se enmarca en lo que la medicina llama prevención primaria, es decir, medidas encaminadas a que NO aparezca la enfermedad. Sin embargo, estas medidas siendo muy eficaces en general no tienen en cuenta la individualización de la población, es decir los factores de riesgo inherentes a cada individuo y por otra parte a nadie se le escapa que lo más difícil es cambiar actitudes o formas de ser o estar; es más fácil realizarse una prueba médica periódica que cambiar hábitos alimenticios o evitar tóxicos de forma habitual. Por ello, la medicina establece otros dos niveles más de actuación para prevenir enfermedades y disminuir sus consecuencias. La prevención secundaria que intenta el diagnostico lo más precoz posible para atenuar el impacto de la enfermedad sobre la mortalidad en la población, así como disminuir las consecuencias toxicas de tratamientos más agresivos, y la prevención terciaria que consiste en realizar el menor de los tratamientos eficaces para una enfermedad ya establecida. Me referiré especialmente a la prevención secundaria en el ámbito de la oncología ginecológica: cáncer de cérvix uterino, cáncer de endometrio y cáncer de ovario.

Cáncer Ginecológico: Señales de alerta y prevenciónCáncer Ginecológico: Señales de alerta y prevenciónLa prevención secundaria tiene como objeto el diagnostico lo más precoz posible. Esta prevención secundaria incluye la puesta en marcha de programas de screening poblacional, y la educación a las pacientes de cuando deben acudir al médico de forma preferente. Para que una campaña de screening de una enfermedad sea eficiente se deben cumplir tres premisas: Una, que la enfermedad sea frecuente en la población; dos, que tenga un tratamiento establecido eficaz y escalonado según el momento del diagnóstico; y tres, que seamos capaces de realizar un diagnóstico precoz de forma sencilla y universalizable. Analicemos pues estos aspectos en lo referente al cáncer ginecológico. En el cáncer de cérvix uterino o cuello uterino se cumplen los tres preceptos: Es un cáncer muy frecuente (quizás más en países en subdesarrollo); la evolución de la enfermedad de forma natural determina que haya unas enfermedades previas al cáncer infiltrante de cérvix llamadas carcinomas in situ que tienen una evolución lenta, lo que permite su tratamiento de forma simple y eficaz, y además disponemos de pruebas sencillas como la citología cervicovaginal (test de Papanicolau) y cultivos de virus del Papiloma Humano (HPV) para su diagnóstico. Esta fase de la enfermedad es completamente asintomática, la paciente solo puede ser diagnosticada en programas de screening público u oportunistas acudiendo al ginecólogo a una revisión rutinaria sin que tenga síntoma ginecológico alguno. No discuto ahora la eficiencia de los programas poblaciones de screening, pero sí me posicionaré en su recomendación al igual que lo hacen las sociedades científicas de ginecología y obstetricia (SEGO) y autoridades sanitarias de las CCAA de nuestro país y servicios de salud. Realizar estas pruebas ha conseguido disminuir la frecuencia del cáncer de cérvix en nuestro país y sus consecuencias. Un aspecto igualmente importante consiste en los beneficios que se obtienen en caso que estas pruebas se realizan en una consulta reglada de ginecología y por un facultativo especialista en ginecología. Observemos por ejemplo que los odontólogos recomiendan una revisión dental cada año para prevenir enfermedades y concienciar y educar a la población sobre los beneficios de la salud dental. Así mismo la consulta y revisión anual o bienal al ginecólogo aporta mucho más que un screnning de cáncer de cérvix: Revisa el aparato genital completo para descartar enfermedades benignas y malignas del mismo y revisa los distintos periodos hormonales por los que pasa la mujer a lo largo de su vida; el adolescente en caso que presente anomalías en su regla o desarrollo, además de informativo a esa edad (si se requiere) de hábitos sexuales saludables, riesgos de enfermedades de trasmisión sexual (ETS) o gestaciones no deseadas y beneficios de la salud anticonceptiva aportando una ayuda importante al conocimiento de la propia mujer sobre si misma; la salud preconcepcional, y posteriormente la época perimenopaúsica y al final la nueva adaptación psico física y sexual que conllevara la menopausia. Volviendo al tema del screnning de cáncer ginecológico podemos afirmar que la evidencia científica se acaba con el cáncer de cérvix uterino. No existen pruebas fiables ni tiempos razonables en su ejecución, para pensar que el cáncer de endometrio u ovario puedan ser detectados en pacientes asintomáticas si no es el hallazgo casual con motivo de otra revisión médica. En estos dos cánceres, de endometrio y ovario, solo la observación de determinados síntomas y acudir precozmente al ginecólogo puede hacer posible su diagnóstico en fase más temprana y desgraciadamente, no siempre.Respecto del cáncer de endometrio (tumor cada vez más frecuente en nuestra sociedad debido al aumento de la edad en la población y de la obesidad), nos debe alertar en especial cualquier sangrado vaginal en una paciente menopaúsica. Acudir al ginecólogo para realizar revisión, exploración, ecografía transvaginal y toma endometrial para estudio anatomopatológico puede ser de extraordinaria eficacia y ayudar a diagnosticar la enfermedad en etapas precoces. Aun así, la mayoría de los sangrados vaginales corresponderán a patología benigna simple como atrofia vaginal o pólipos endometriales de fácil tratamiento. El sangrado vaginal en épocas en que la mujer regla, es más complicado de definir, pero en general se recomienda acudir al ginecólogo si la paciente sangra con las relaciones sexuales, sangra entre reglas o presenta ciclos irregulares durante tres meses consecutivos. La actuación del ginecólogo en estos casos será muy parecida a lo comentado antes. Caso muy diferente constituye el diagnóstico precoz del cáncer de ovario. Esta situación no está resuelta en la actualidad, fundamentalmente porque solo los casos avanzados dan síntomas y éstos son muy inespecíficos como aumento del perímetro abdominal o síntomas digestivos y dolor pélvico constante y porque el desarrollo de la enfermedad sigue patrones muy anárquicos y en la mayoría de las ocasiones de rápida evolución. Este cáncer de ovario (llamado de forma muy alarmante "el asesino silencioso") constituye un gran reto para el ginecólogo no solo en su diagnóstico sino también en su tratamiento, y en muchas ocasiones una verdadera fuente de frustración para el equipo médico y de problemas para nuestras pacientes. A modo de resumen para las pacientes debo recomendarles acudir al ginecólogo ante la aparición de cualquier síntoma ginecológico en especial:

- Sangrado vaginal en época menopaúsica
- Sangrados entre reglas (Inter cíclico) por más de tres meses de evolución
- Sangrado con las relaciones sexuales de formas constante.
- Flujos vaginales anormales, malolientes o parcialmente hemáticos en cualquiera de las circunstancias anteriores.
- Aumento del perímetro abdominal o dolores pélvicos moderados que no
ceden en el tiempo
- Por supuesto y aunque no incluido en el blog, la presencia de nódulos en la mama, retracciones del pezón o salida de líquido o sangre por el pezón.

Pero a la vez, animo a las pacientes a acudir de forma regular al ginecólogo para conocer, informarse y tener conciencia de la salud ginecológica y sexual que debe ser contemplada en cada época de la vida de la mujer. El compromiso por la salud empieza en el propio paciente.

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