Quirónsalud
Blog de la Escuela de Enfermería del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
Después de un merecido verano, tiempo necesario para descansar, desconectar y disfrutar, llega de nuevo la rutina y ese tiempo de darle un cuidado extra a nuestra piel.
Seguro que habéis sido muy cuidadosos con vuestra piel durante el verano, sobre todo, protegiéndoos del sol de forma correcta. Sin embargo, llega septiembre y, a pesar de haberlo hecho adecuadamente, vemos en nuestra piel esas temidas manchas, signos de deshidratación o esos nuevos brotes de acné. Así que os vamos a dejar unos tips para el cuidado de la piel.
Acude al dermatólogo a evaluar el estado de tu piel y revisar lunares y pecas.
No podemos olvidar que nuestro mejor aliado para cuidar la piel es dejarla en manos de un buen profesional.
Para valorarla correctamente es imprescindible su criterio, conocer si tenemos la piel deshidratada, sensible, melasma, rosácea, etc. Sin una correcta valoración y evaluación dermatológica… poco podemos hacer.
Además, la dosis de sol que recibimos a lo largo del verano (a pesar de llevar protector solar, esto no es una capa de hormigón), es un factor de riesgo para el desarrollo de cierto tipo de melanomas. Así que, es fundamental acudir una vez al año a valorar antiguos y nuevos lunares o lesiones.
Continúa aplicando protector solar
La exposición al sol supone la causa principal de envejecimiento prematuro en la piel, y es conocido como fotoenvejecimiento. Existe la falsa creencia de que el protector solar es necesario únicamente en verano. Sin embargo, el sol, en mayor o menor medida está presente los 365 días del año. Es por ello que es imprescindible continuar empleando fotoprotector todo el año, veamos el sol o no, esté nublado o no y llueva o no. Además de prevenir el desarrollo de ciertos melanomas, estaremos evitando un envejecimiento prematuro de nuestra piel.
Dale a tu piel una buena exfoliación e hidratación
Para protegerse del sol, la piel, además de tornarse morena, aumenta el tamaño del estrato córneo, que se encuentra en la capa más externa de la piel, la epidermis. Esto es un factor influyente en el desarrollo de algunos problemas, como por ejemplo los brotes de acné. Por ello, es importante restablecer la situación basal de nuestra piel mediante una adecuada exfoliación e hidratación.
Debemos elegir correctamente el tipo de exfoliante en función de nuestro tipo de piel y de la zona a exfoliar, pudiendo optar entre exfoliantes físicos o químicos.
De la misma forma, debemos elegir el tipo de hidratante adaptándola a nuestras necesidades.
Sigue hábitos de vida saludables
En verano se nos olvida un poco, pero es necesario de vez en cuando, nuestros hábitos de vida saludables, y esto repercute directamente en la calidad y salud de nuestra piel.
Son cada vez más los estudios que hablan sobre la relación entre la microbiota intestinal, esos bichillos buenos y malos que tenemos en nuestro intestino, y la piel. A lo largo del verano, digamos que la dieta no es lo que más cuidamos… Y el desequilibrio de la microbiota intestinal puede afectar directamente a la salud de nuestra piel.
De la misma forma ocurre con el ejercicio regular y el descanso. Durante el sueño se producen de forma natural colágeno y elastina, mejorando así la elasticidad y firmeza de la piel y dándole un aspecto descansado y joven. Además, al descansar se activan varios mecanismos que ayudan a eliminar toxinas del cuerpo y de la piel y que ayudan a protegerla y regenerarla. Por último, la práctica regular de ejercicio provoca un aumento de la circulación sanguínea, favoreciendo la llegada de nutrientes y oxígeno a nuestra piel y mejorando la calidad de la misma.
Así que… después de este verano, ¡no empieces únicamente a "estar a dieta" y empieza también a dar a tu piel lo que necesita!
Referencias bibliográficas:
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